lunes, noviembre 13, 2017

Dos de la narrativa de María Victoria Olavarrieta: "Mi padre le llama, Amor". y ¨Querido abuelo de José y María José Romano:¨


"Mi padre le llama, Amor".

Por María Victoria Olavarrieta
Profesora de Español y Ética.

Hoy Juan Granados cumple 7 años, llega a la clase mostrándome orgulloso los regalos que le han hecho sus padres. Juan es un niño muy singular, desde que estaba en Kindergarten solía darme las gracias por la clase, cuando ya terminábamos español y el grupo tenía que marcharse.

La primera sorpresa que me dio Juan fue el día que me dispuse a ponerle un video.

_ Yo aprendo más con usted que con los videos, maestra. Síganos dando clases.

Hace unas preguntas y unos comentarios que son para escribirlos en un libro.

Hoy quise agasajarlo con algo especial. Cantamos varias canciones que nos hemos ido aprendiendo desde el año pasado: “Barquito de papel”, “La hormiguita retozona”, el poema musicalizado de la chilena Gabriela Mistral “Dame la mano” y por supuesto “Juan, me tiene sin cuidado”.

Como parte del proyecto: “Educar Miami” les propuse a los niños llevar esta frase a casa: "La niña que se comporta como una princesa, demuestra que ha sido educada por una reina".

Y para los varones, ésta:

"El niño que se comporta como un príncipe, demuestra que ha sido educado por una reina".

Juan viene con su hojita muy bien doblada y me pide que le dedique, con letra linda, el sobre a su mamá

_ ¿ Cómo le dicen a mamá en casa? _ le pregunto a Juan para que suene más cálida la dedicatoria.

 Juan se queda pensando,  muy bajito y con una expresión muy dulce me ha dicho:

_ Mi padre le llama, Amor.

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Querido abuelo de José y María José Romano:

Por María Victoria Olavarrieta
Profesora de Español y Ética.
12 de noviembre de 2017

Ya me informó su hijo que usted se llama José Manuel. Mi abuelo de Tabeirós, Pontevedra, se llamaba Manuel; el hermano, José; de los José y los Manuel está llena mi familia.

Si usted es asturiano tiene que ser bueno, eso me lo confirmó su nieto  durante la clase. Estábamos  comentando el nuevo proyecto que nos traemos entre manos aquí, “Educar Miami”. Hablamos de la conducta en los restaurantes: Colocar la silla en su sitio, no hablar con la boca llena, dar las gracias por la comida ( siempre y cuando esté buena; nunca mentir) y les propuse  que se atrevieran a escribir una nota de agradecimento al cocinero, que  casi siempre se queda sin ver cuanto disfrutamos de su comida.

José Romano, 9 años de edad,  ha dicho:

_ Mi abuelo hace algo muy bueno cuando la camarera le pregunta qué va a ordenar para comer, él siempre dice:

_ Lo que sea más fácil de cocinar.

_ Y por lo que noto, tú te sientes muy orgulloso de tu abuelo por eso, ¿verdad? _ le pregunté  a José.

_ Sí - me dice - y yo lamento no poder grabar este instante para que ese  asturiano vea el bien que le hace a un nieto un buen abuelo.

Quiero memorizar cada detalle para poder contarlo después,  tengo que continuar la clase, abrazo a José, recuerdo a mis dos abuelos, al gallego y al santanderino y le digo:

_ ¿ Qué te demuestra a ti esa forma de tu abuelo de hacerle la vida fácil a los demás?

_ Que mi abuelo es bueno.

Lo que aprendí en la universidad fue solo una preparación para poder presentarme frente  a los niños que me iban a educar después. Me da esperanza que para ellos la bondad siga siendo tan importante en un mundo  que casi se ha  olvidado de ella.

Abuelo Romano  vive en Porrúa, ese pueblo tan cerca de las bellísimas  playas del litoral asturiano, Premio Príncipe de Asturias al pueblo ejemplar.