Marlene Azor Hernández: Cuba: la deshonestidad intelectual y la represión política (III). Embrutecer y reprimir son las palabras de orden del PCC
Cuba: la deshonestidad intelectual y la represión política (III)
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Embrutecer y reprimir son las palabras de orden del PCC
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Por Marlene Azor Hernández
Ciudad de México
16/01/2018
Séptima represión epistemológica: prohibición de discutir la institucionalidad soviética-cubana del país
En la opinión pública cubana y en la academia está prohibido el análisis y crítica de la institucionalidad soviética copiada hasta el suspiro en el país.
El Ministerio de Cultura, la Asociación Hermanos Saiz y la UNEAC, se dedican a controlar y reprimir a los intelectuales y artistas y no como en otros países democráticos, a facilitar el desarrollo de la cultura nacional y el conocimiento de otras culturas foráneas propiciando los proyectos autónomos que ofrecen los artistas e intelectuales cubanos y extranjeros. El pensamiento y la práctica de estas instituciones es el mismo pensamiento fascista de “amigos” y “enemigos” de acuerdo al discurso oficial cubano.
México, por ejemplo, es un país vanguardia en Latinoamérica de cómo se canalizan los recursos del Estado y de fuentes privadas en la industria del libro, las revistas de literatura y arte, los museos, el cine, el teatro y las universidades públicas y privadas. El papel de represores de las instituciones cubanas y no de facilitadores de la cultura es una institucionalidad copiada de la soviética. Esto está prohibido discutirlo y cuestionarlo, con represalias personales y grupales sistemáticas.
El poder de la policía política sobre la vida de cada ciudadano sin derechos frente a los atropellos y violaciones de sus derechos por las autoridades, pero, en primer lugar, por la policía política es una copia del modelo soviético y esteeuropeo. En Cuba no existe la justicia frente a los atropellos de las propias autoridades ni en los tribunales laborales, ni en los tribunales civiles ni en los militares. Todas estas violaciones civiles forman parte de la institucionalidad soviética copiada y se mantienen como maneras “socialistas” de manejar los derechos civiles ciudadanos.
La inoperancia de los ministerios de Agricultura, Vivienda, Instituto de Recursos Hidráulicos, Ministerio de Transporte, Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, y todos los restantes son copias de los ministerios soviéticos inoperantes que no resolvieron los problemas estructurales que el socialismo cubano copió. Hoy, la estatal Acopio sigue dejando pudrir en los campos el 57 % de las cosechas, el trasporte público es un eufemismo, el grave problema de la vivienda no tiene una política nacional para resolverlo, el acceso al agua sigue siendo precario, y la inseguridad alimentaria se profundiza. Los salarios más bajos de América y la seguridad social paupérrima y no universal siguen siendo arrastres de 27 años de Período Especial con institucionalidad soviética no declarada.
Todos los ministerios están subordinados a la dirección del Buró Político del PCC, que no quiere y no quiere saber, cómo resolver los graves problemas acumulados por la irresponsabilidad política y el analfabetismo funcional de la gestión pública del ex presidente cubano Fidel Castro. A pesar de que el propio dictador declaró, casi cincuenta años después, que el modelo no servía y que no sabía cómo se construía el socialismo, dejó intacta la institucionalidad soviética en Cuba y sus sucesores la mantienen a pesar de su fracaso histórico, soviético, esteeuropeo y cubano y a nombre del “socialismo”. De eso está prohibido discutir en la opinión pública nacional y la academia también tiene prohibido tratar el tema y proponer alternativas que cuestionen la institucionalidad existente de manera estructural.
El parlamento “florero” cubano que se reúne dos veces al año y “discute” los mismos problemas de un año al otro, de un quinquenio a otro, de una década a otra es la copia del parlamento soviético subordinado al PCUS como en Cuba al PCC.
La farsa de las elecciones cubanas sin candidatos independientes al Partido y a las comisiones de candidaturas no se puede discutir. El Gobierno cubano como el de cualquier otra dictadura de partido único —como la de Teodoro Obiang a quien Evo Morales aspira a copiar—, copió el sistema soviético de elecciones con supuestos 90 porcientos de apoyo al régimen político con represión y fraudes electorales.
Discutir la incompetencia del PCC para proponer soluciones y/o políticas alternativas está estrictamente prohibido y catalogado a quien lo haga como un “enemigo” en la clásica dicotomía fascista de “amigos” y “enemigos”, con represalias económicas, sociales, civiles, institucionales y políticas. Auto considerado “vanguardia” y refrendado en la Constitución, lo único que ha demostrado el Partido es que reprime a la población para mantenerse en el poder, está en la retaguardia de los cambios imprescindibles y es la retranca fundamental al desarrollo del país.
La incompetencia demostrada históricamente de la planificación económica centralizada, la propiedad estatal y el control económico directo del estado y los militares en la mayoría de las actividades económicas del país, está prohibido en la opinión pública y en la academia. Es una deshonestidad intelectual de los autores cubanos que hablan de una propiedad estatal “socialista de todo el pueblo” y hablar de esta propiedad como repartidora de derechos, que redistribuye de manera justa la riqueza y es eficiente y superior a la privada o cooperativa por puro dogma soviético. Es otra deshonestidad intelectual enaltecer la gestión militar de la economía que no rinde cuentas a la opinión pública ni al Parlamento, y por lo tanto, no demuestra ninguna eficiencia sino solo opacidad. La discusión sobre las funciones, proporción y maneras de regular las propiedades privadas, cooperativas, y pública, —no estatal—, no es posible en la opinión pública cubana ni en la academia. Someter a escrutinio público la gestión militar de la economía no puede ser una propuesta ni ciudadana ni académica.
La academia cubana puede proponer incrementar la privada nacional, la mixta y extranjera y las cooperativas que no será escuchada, pero debe reconocer como un “acto de fe” —porque no hay pruebas históricas— la supuesta superioridad de esta institucionalidad soviética de planificación centralizada y de propiedad estatal mayoritaria y de los controles directos por parte del estado de todos los mecanismos económicos o en su lugar no hablar del asunto. Recibirá de todas maneras la represión pública como “enemigos” en el clásico pensamiento fascista del “socialismo real” por parte del vicepresidente primero del país, Miguel Díaz Canel y de los cancerberos ideológicos como Iroel Sánchez, M. H Lagarde, Enrique Ubieta, Elier Ramírez y todos los deshonestos intelectuales que no permiten la discusión sobre un sistema económico y político viable para el país, al margen del modelo soviético copiado que es el que existe.
Verdades elementales como que el Estado no puede planificar centralmente, y no puede controlar directamente la economía porque es una retranca al desarrollo, son verdades que todos comparten y nadie discute por prohibición gubernamental. La dictadura de partido único incompetente para desarrollar el país, demostrado históricamente por las experiencias soviéticas, este europeas, y cubana y principal obstáculo al desarrollo está prohibido discutirlo y quienes propongan pluralismo político y fuertes sociedades civiles independientes del partido y el estado y ampliación sustantiva de otras formas de propiedad y de gestión económica, y el retiro del estado del monopolio de los mecanismos directos económicos, entre otras medidas, sufren el asesinato de reputación como el manual que ahora se reparte en la Universidad Central de las Villas por algo que ha sido calificado como “centrismo político”: otro “enemigo” del régimen.[1]
Ninguno de los dos manuales citados discute qué es el socialismo, qué es el socialismo cubano y mucho menos cuestiona el socialismo real soviético cubano como inviable. Son dos libros de propaganda para embrutecer, intimidar y reprimir a estudiantes e intelectuales. El pensamiento político y económico de la socialdemocracia es demonizado, pero no se propone ninguna alternativa al socialismo soviético cubano. El que existe en Cuba es el socialismo posible y habrá que hacerle algunas reformas “cosméticas” pero es el único posible de acuerdo a los cancerberos ideológicos y deshonestos ¿intelectuales? que apoyan la línea del desconocido ¿intelectual? M. H. Lagarde. Cubadebate.cu dice que este señor es periodista, pero no aparece de qué centro de estudios universitarios se graduó. ¿Será parte de la policía política y graduado de alguna ingeniería militar? Poder de difusión, y ataque a los intelectuales cubanos tiene en el país, como el represor de cuello blanco Iroel Sánchez y los deshonestos Enrique Ubieta y Elier Ramírez, que también establecen pautas de lo que se puede discutir y lo que no.
Aprendizaje sobre la experiencia cubana y venezolana. No existe “democracia de partido único”, es un oximorón con el cual juega ahora la Unión europea para calificar la ausencia de democracia en Cuba. Se puede tener una política diferente a la de EEUU hacia Cuba y no por ello disfrazar una dictadura de un “tipo de democracia”, siendo esta violadora de todos los Derechos Humanos. En Cuba, ningún derecho es reivindicable ni justiciable y la deriva dictatorial venezolana cumple el mismo precepto violador del sistema cubano: solo algunos derechos sociales son respetables, los demás no, pero si no hay recursos, se violan y si la responsabilidad de la pobreza y el caos es del gobierno pues se asume como un gobierno “víctima” del capitalismo mundial. Esto no es sólo deshonestidad intelectual sino irresponsabilidad diplomática y política con consecuencias nefastas para los pueblos cubano y venezolano, y para la propia negociación financiera y política de la Unión europea. No se puede exigir los principios europeos de respeto de los Derechos Humanos a unos países y a otros, subordinar al mantenimiento del diálogo, la posposición del respeto a los Derechos Humanos.
Continúa en el próximo artículo.
[1] Ver “Centrismo en Cuba: otra vuelta de tuerca hacia el capitalismo”, con prólogo de M. H. Lagarde en http://videos.cubasi.cu y la segunda parte “Sin confusión: o socialismo o capitalismo” prólogo del mismo M. H. Lagarde. Este último libro se distribuye al menos en la Universidad Central de las Villas en la actualidad.
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