Tomado de https://www.martinoticias.com
Cubanólogo de Harvard investigado por acoso sexual anuncia su retiro
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Unas diez mujeres inspiradas por el movimiento #MeToo dicen haber sido víctimas durante décadas del hostigamiento del catedrático, un reconocido latinoamericanista y especialista en asuntos cubanos. "He tratado de comportarme honorablemente", afirma Domínguez.
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Jorge I. Domínguez.
Con información de Chronicle of Higher Education
y
The Washington Post
El conocido cubanólogo, latinoamericanista y profesor de Gobierno de la Universidad de Harvard Jorge I. Domínguez, anunció su retiro este martes tras alegaciones de que
el catedrático acosó sexualmente a numerosas mujeres en ese centro universitario.
Dominguez, quien había sido suspendido temporalmente por la Facultad de Artes y Ciencias mientras se investigaba el caso, renunció igualmente a sus cargos administrativos en esa institución, señaló
The Harvard Crimson.
Domínguez, quien fuera llamado una vez por la publicación
Foreign Affairs “
el decano de los cubanólogos estadounidenses”, fue en febrero el foco de un reportaje de la publicación
Chronicle of Higher Education en el que una colega bajo su supervisión, Terry Karl,
reveló detalles de un presunto hostigamiento sexual continuado que la obligó a abandonar la universidad después de que
sus reiteradas quejas no fueran debidamente atendidas.
(Jorge I. Domínguez)
Karl, entonces profesora auxiliar de Gobierno, se reunió con directivos de Harvard, escribió a los administradores, exigió que se reportaran mejor estos casos y presentó una queja ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo. Finalmente decidió que no podía trabajar en los mismos círculos que Domínguez y abandonó la universidad. El
académico de origen cubano fue disciplinado, pero se le permitió permanecer en la facultad e incluso fue más tarde promovido.
En la pieza publicada la semana pasada en Chronicle unas diez mujeres dijeron haber sufrido similar acoso sexual por parte del académico
en las décadas que siguieron, aunque indicaron que la forma en que fue manejada la queja de Karl les disuadió de presentar las propias. El reciente movimiento #MeToo ayudó a conectarse a estas mujeres y sacar sus historias a la luz.
Domínguez se negó a comentar sobre las acusaciones de Karl y no negó específicamente ninguno de los recuerdos de las mujeres, pero aseguró a Chronicle: "He tratado de comportarme honorablemente en todas mis relaciones (…) Intento comunicarme de manera respetuosa y efectiva. No voy por ahí haciendo avances sexuales".
Profesor en el departamento de Gobierno y
presidente de la Academia de Harvard para Estudios Internacionales y por Área, Jorge Domínguez es un reconocido especialista en América Latina y ha enseñado en esa prestigiosa universidad durante décadas. Fuera del recinto fue uno de los fundadores del grupo de estudios Diálogo Interamericano y presidente de Latin American Studies Association (LASA).
Ha publicado numerosos libros y estudios sobre Cuba, con títulos como
Cuba: Order and Revolution; To Make a World Safe for Revolution: Cuba's Foreign Policy; Social Policies and Decentralization in Cuba: Change in the Context of 21st Century, y The Cuban Economy in a New Era: An Agenda for Change toward Durable Development.
No obstante,
ha sido criticado por posturas condescendientes con el régimen de La Habana o alejadas de la dura realidad del pueblo de la isla. Meses después de que Fidel Castro enfermara gravemente en agosto del 2006, Domínguez escribió en
“Foreign Affairs”:
“Honrar honra: frase noble de José Martí que ingresó al vocabulario cultural cubano hace más de un siglo. Honremos, pues, a Fidel Castro mientras observamos el sol poniente de su vida, no sólo quienes lo apoyaron, sino también quien, como yo, no lo hicimos. Él fue el transformador de un pueblo en una nación; quien modernizó decisivamente esa sociedad; quien mejor entendió que los cubanos querían ‘ser gente’, no sólo apéndices de Estados Unidos. Fue él quien comprendió que ese pueblo hipocondríaco requería más médicos y enfermeros por centímetro cuadrado que cualquier otro en la faz de la tierra. Fue él el arquitecto de una política de inversión en capital humano, que convierte a los niños cubanos en los campeones olímpicos de la educación latinoamericana y que, por tanto, permite vislumbrar un mejor futuro para Cuba. Fue el diseñador de una política que permite a los cubanos de todas las características raciales tener acceso a la salud pública, a la educación, a la dignidad que le corresponde a todo ser humano, al derecho a pensar que yo, mis hijos, y mis nietos, cualquiera que sea el color de la tez, merecemos el respeto y las mismas oportunidades que los demás. No fue él quien inventó que las mujeres tenían derechos igualitarios en la sociedad, pero sí un promotor de la igualdad de género en el desempeño ciudadano”.
(Con información de Chronicle of Higher Education y The Washington Post)
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Publicados en Baracutey Cubano en el 26 de enero de 2010 .
Nota del Bloguista
La admiración por un individuo o un
proceso puede nublar el discernimiento y las conclusiones de las mentes
más lúcidas. Carlos Marx escribió que la admiración de Hegel por el
Estado prusiano le impidió ver lo que era evidente.
****************
La misma piedra
Por Miguel Fernández-Díaz
Pembroke Pines
Caroline
Kennedy-Pipe empacó los resultados de su investigación sobre la
política exterior soviética en Russia and the World, 1917-1991 (Londres:
Bloomsbury Academic, 1998). Aparte de una breve referencia sobre el
papel desempeñado en la invasión a Afganistán y menciones de pasada en
otros dos episodios de la Guerra Fría, la KGB no afloró en este
ejercicio de abolengo académico. Igual sucede con La política exterior
de Cuba (1962-2009), de Jorge Ignacio Domínguez (Madrid: Colibrí, 2009),
que incluye por lo menos dos observaciones imprecisas:
*
Entre 1968 y finales de los 80, el Gobierno de Fidel Castro nunca
adoptó nuevas medidas para oponerse a alguna política exterior de la
Unión Soviética.
* Dentro de
ese marco hegemónico, Cuba ejerció con frecuencia un liderazgo
"revolucionario" que involucró a la URSS en aventuras internacionales,
subvencionando a aliados en apuros en Angola, Etiopía, Nicaragua y otros
lares…
Castro buscó capear el temporal provocado por
sendos fracasos de la guerra de guerrillas en Latinoamérica y del hombre
nuevo en Cuba, plegándose a la doctrina Brezhnev, que justificaba la
invasión a Checoslovaquia. Para 1969 complacía a Moscú remplazando a
Manuel (Barbarroja) Piñeiro con José Méndez Cominches al frente de la
Dirección General de Inteligencia (DGI). Sin embargo, tal y como
atestiguó uno de sus oficiales desertores, Orlando Castro Hidalgo, ante
el Senado estadounidense (octubre 16, 1969), la tarea política esencial
de exportar la revolución prosiguió adelante por medio de la Dirección
de Liberación Nacional (DLN), que pasó enseguida a la historia del
terrorismo y la subversión internacional como Departamento América (DA),
siempre bajo el mando de Barbarroja.
(
Manuel Piñeiro Losada, ¨Barbarroja ¨, al fondo en el recibimiento al
grupo de ¨Benigno,¨ Dariel Alarcón, a su regreso de la fracasada
aventura guevarista en Bolivia; Dariel Alarcón es el primero a la
izquierda )
Tampoco la URSS se involucró en aventuras
internacionales como consecuencia del liderazgo revolucionario de
Castro. Desde enero de 1961 Jruschov había formulado explícitamente la
estrategia de "poner al imperialismo de rodillas" mediante revueltas en
el Tercer Mundo. En su candidez, Domínguez se asemeja a Eric Hobsbawn,
quien afirmó sin sonrojo que no había pruebas sobre planes de expansión
del comunismo soviético antes de 1970 (Ages of Extremes, Londres:
Abacus, 1995, página 436). Por el contrario, en el Archivo Mitrokhin
consta el memo (julio 29, 1961) del jefe de la KGB Alexander Shelepin a
Jruschov sobre la estrategia global contra el "principal adversario",
que incluía levantamientos armados contra los "gobiernos reaccionarios"
de Centroamérica y daría pie a la directiva política pertinente del
Comité Central del PCUS.
Vayamos al caso ejemplar de la guerra
civil en Angola: Castro tuvo la iniciativa de intervenir, pero el
Kremlin no podía menos que acogerla con entusiasmo y destinarle ingentes
recursos, porque entre las claves d
e
su política exterior constaba que "África se había convertido en
escenario duradero de la confrontación mundial entre los sistemas
capitalista y socialista", como reportó enseguida el jefe de la
Dirección de Inteligencia, Valdimir Kryuchkov, al jefe de la KGB, Yuri
Andropov.
( Jorge Ignacio Domínguez )
Así como en 1976 la
ayuda militar soviética había transformado a Somalia en la cuarta
potencia militar del África subsahariana, Moscú viraría la tortilla no
sólo porque Castro informó que, durante su visita en la primavera de
1977, había percibido el giro a la derecha del gobernante Siad Barre y,
sobre todo, de su ministro del Interior, Ahmad Sulaymaan. El Kremlin
ponderó también que, entre Somalia y Etiopía, era preferible el país con
población diez veces mayor y mejor posición estratégica, aunque tuviera
que retirar el apoyo al grupo de acaso más genuino corte
marxista-leninista en el Cuerno Africano: el Frente Popular de
Liberación de Eritrea.
Las cadenas vienen de lejos
Juan
del Águila había atisbado ya en Revolution and Foreign Policy-Making:
How Cuba Influences Nicaragua (Politics and Public Policy in Latin
America, Boulder: Westview, 1984) que el DA implementaba las directrices
de política exterior del Buró Político del PCC, cuando Jorge Ignacio
Domínguez escribió, en Cuba's International Arena (Latin America
Research Review, volumen 23, 1988), que el Centro de Estudios sobre
América (CEA) era un think tank de académicos cubanos.
Así pasó
por alto que al frente del CEA se encontraba, en aquel entonces, el
oficial del DA Luis Suárez Salazar (CIA Directory, junio de 1987, página
8). Pero vayamos al grano. Castro creó para Barbarroja la DLN dentro
del Ministerio del Interior (MININT), porque el acuerdo con Moscú fue
que la DGI se dedicara al espionaje y la DLN, a exportar la revolución
adonde no se comprometieran "los intereses del socialismo mundial".
P
ara
diciembre de 1974, Castro reubicaba la DLN (como DA) en el Comité
Central del Partido. Y Barbarroja reagrupó sus fuerzas (CIA Directory,
junio de 1987, páginas 7-8) en cuatro secciones visibles (Centroamérica,
Sudamérica, El Caribe y América del Norte), otras siete sin identificar
y los centros de estudios de América Latina (CEAL) y sobre América
(CEA).
(Manuel Piñeiro Losada poco antes de morir en un
accidente automovilístico al salir de una fiesta pese a que él nunca
tomaba y siempre tenía un chofer que era el que conducía; estaba
supuestamente conduciendo en el momento del accidente )
Ambos
centros pueden considerarse think tanks en el sentido de que algunos
miembros de sus plantillas presentaban panfletos en conferencias de
corte académico y emprendían investigaciones sobre puntos vulnerables de
la seguridad nacional de Estados Unidos. A mediados de 1983 salió el
primer número de Cuadernos de Nuestra América (CEA) y no sorprende que
incluyera artículos como Tendencias anexionistas en el proceso político
puertorriqueño e Intereses económicos involucrados en la producción
militar de los Estados Unidos.
Entretanto, otros miembros de la
plantilla del CEA pasarían a ejercer la diplomacia en países clave, como
Luís Hernández Ojeda en Nicaragua, o se encargarían de negocios más
sublimes, como Fernando Comas, quien coordinó el suministro de armas al
Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) desde Costa Rica y
asesoró a Filiberto Ojeada para unificar a los cinco grupos terroristas
más importantes de Puerto Rico.
En su artículo Cuba y la crisis
en América Central (Contemporary Marxism 10, 1985), el CEAista Juan
Valdés Paz recalcó que la política exterior de Cuba tenía el "objetivo
permanente" de lograr la unidad de los pueblos latinoamericanos y
caribeños. Agregó sin sonrojo que se trataba de la unidad de los
"movimientos revolucionarios". Esa política no se formula por el
Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), sino por el Buró Político.
De ahí que la mínima desviación CEAista de 1996 desembocara en el
cierre de las escotillas del tanque pensante.
En
su precitado artículo, Jorge I. Domínguez soslayó que Barbarroja gozaba
de autoridad hasta para designar embajadores en países de relevancia
estratégica para el castrismo y dar el visto bueno a casi todos los
demás nombramientos de funcionarios diplomáticos en la región, tal como
reportó Jay Mallin en Cuban Intelligence Elite Pushes Subversions in
Americas (Washington Times, agosto 25 de 1983, página 7A).
En
su más reciente libro, Domínguez ignora la simple indicación de Pamela
S. Falk en Cuban Foreign Policy: Caribbean Tempest (Lexington, Lexington
Books, 1986): que la política exterior de Castro estriba en promover su
revolución, ya sea por medio de la diplomacia o de la subversión.
**********************
El Comienzo de un Fin*
Por Jorge I. Domínguez**
Resumen:
A pocos días de cumplir 80 años comenzó el ocaso de la vida del
presidente del Consejo de Estado de la República de Cuba, Fidel Castro
Ruz. Tras una hemorragia intestinal delega sus poderes políticos y
militares. Así, resulta factible considerar que Raúl Castro pueda llegar
a ser presidente, no por encargo de su hermano sino por sus propias
capacidades. Al promover la transición económica, aumentará las
probabilidades de una eventual apertura política.
Pocos días
después de la celebración pública del 53 aniversario de su entrada en el
panteón histórico de Cuba, mediante el ataque que encabezó contra el
cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, y a pocos días de cumplir 80
años, comenzó el ocaso de la vida del presidente del Consejo de Estado
de la República de Cuba, Fidel Castro Ruz. Tras una hemorragia
intestinal delega sus poderes políticos y militares.
En el
momento en que escribo, no sé cuál es su estado de salud. Según los
partes oficiales, se recupera. Su educación en colegio de jesuitas
quizás le permita pensar en su resurrección una y otra vez: después del
Moncada, después del naufragio del barco Granma (que inició por
accidente la guerra revolucionaria), después de la victoria asombrosa en
Playa Girón, después de la crisis de octubre de 1962, después de...
Fidel
Castro hace rato dejó de ser meramente parte de la historia, y se
convirtió en un mito mundialmente compartido de la segunda mitad del
siglo XX. ¿Quién no reconoce su foto? ¿Quién no le reconoce como un
descendiente lineal de Don Quijote que se enfrenta a gigantes? ¿Y,
quién, aún, en su Buró Político, en su Consejo de Ministros, en su
equipo personal, no sabe que esos gigantes fueron a veces imaginarios, a
veces molinos de viento?
Honrar
honra: frase noble de José Martí que ingresó al vocabulario cultural
cubano hace más de un siglo. Honremos, pues, a Fidel Castro mientras
observamos el sol poniente de su vida, no sólo quienes lo apoyaron, sino
también quien, como yo, no lo hicimos. Él fue el transformador de un
pueblo en una nación; quien modernizó decisivamente esa sociedad; quien
mejor entendió que los cubanos querían "ser gente," no sólo apéndices de
Estados Unidos. Fue él quien comprendió que ese pueblo hipocondríaco
requería más médicos y enfermeros por centímetro cuadrado que cualquier
otro en la faz de la tierra. Fue él el arquitecto de una política de
inversión en capital humano, que convierte a los niños cubanos en los
campeones olímpicos de la educación latinoamericana y que, por tanto,
permite vislumbrar un mejor futuro para Cuba. Fue el diseñador de una
política que permite a los cubanos de todas las características raciales
tener acceso a la salud pública, a la educación, a la dignidad que le
corresponde a todo ser humano, al derecho a pensar que yo, mis hijos, y
mis nietos, cualquiera que sea el color de la tez, merecemos el respeto y
las mismas oportunidades que los demás. No fue él quien inventó que las
mujeres tenían derechos igualitarios en la sociedad, pero sí un
promotor de la igualdad de género en el desempeño ciudadano.
Fue
el responsable de un gesto que la humanidad agradece: poner en riesgo
la sangre de sus soldados por la causa noble de contribuir poderosamente
a impedir que el régimen racista del apartheid sudafricano se
expandiera sobre Angola. Fue él, igualmente, quien se merece el
reconocimiento por contribuir al fin del apartheid en Sudáfrica, a la
independencia de Namibia y a defender la independencia de Angola. El día
que Fidel muera, las banderas de esos países africanos deberán reflejar
duelo nacional.
¿Fue cruel? Sí.
¿Fue dictador? Sí. ¿Atropelló el poder público? Sí. ¿Cometió crímenes
en nombre de la revolución, la patria, la soberanía nacional y el
socialismo? Sí. ¿Fue un obstáculo para la prosperidad de los cubanos, el
ejercicio de los derechos humanos de ese pueblo, y la realización de
una democracia plena? Sí. Y, la historia, ¿lo absolverá, como dijo en
1953 que así sería? No. Pero no entremos en más detalles. Honrar honra, y
es preciso que en este artículo más renglones se dediquen a honrar a la
figura más importante de la historia de Cuba, a la única persona en la
historia de ese país con trascendencia mundial. Ámesele, u ódiesele,
merece respeto.
¿Qué pasó, entonces, el 31 de julio de
2006 cuando, por primera vez, se comprendió que, en algún momento, habrá
una Cuba sin Fidel? El gobierno de Estados Unidos confesó públicamente
su desconocimiento de lo que estaba ocurriendo en Cuba. Jorge Más
Santos, figura clave de la Fundación Nacional Cubano Americana, una de
las más políticas y económicamente poderosas organizaciones de la
diáspora cubana, instó a la población en Cuba a sublevarse con las armas
en la mano. Raúl Castro fracasó en su primera prueba de fuego como el
sucesor de su hermano. En vez de comparecer en televisión, escoltado por
la bandera nacional, una palma real y la foto de su hermano, para
garantizar a sus conciudadanos que la patria se salvaría, brilló por su
ausencia.
Hubo un solo héroe en ese interludio del verano de
2006: un pueblo que ponderaba su futuro, honraba, inclusive quienes no
lo querían, a su presidente, y demostraba su preferencia por la paz y
una Cuba para los cubanos, no para Miami ni Washington.
Con Fidel
en el hospital, los sucesos no permiten atisbar la realidad futura de
Cuba sino uno de sus futuros posibles. Fidel designa a quien quiere que
gobierne Cuba: no es George W. Bush, ni tampoco algún cubano que no viva
en Cuba; es su hermano, pero no sólo su hermano, quien ya tiene 75
años, sino una dirección colegiada que incluye a dos grupos de personas.
En el primero, con responsabilidad ejecutiva, se encuentran los
siguientes miembros del Buró Político del Partido Comunista de Cuba
(PCC): José Ramón Balaguer, Carlos Lage, Esteban Lazo y José Ramón
Machado. En el segundo grupo, con responsabilidades financieras,
encontramos de nuevo a Lage y a Francisco Soberón, y a Felipe Pérez
Roque. Con la excepción de Soberón, presidente del Banco Central, quien
asume responsabilidades financieras importantes en este escenario de
sucesión, todos los demás son designados por sus características
políticas, no por sus destrezas profesionales.
Si bien es cierto
que se transfiere a Balaguer, actual ministro de Salud Pública, la
responsabilidad principal sobre ese tema, no es menos cierto que
Balaguer ha sido principalmente un político y que su especialidad es la
ortodoxia ideológica y el entorno internacional de Cuba. Machado y Lazo
puede que sepan de educación, pero son especialistas, respectivamente,
en la organización interna del partido y el gobierno de las provincias.
Lage, médico por entrenamiento al igual que Balaguer y Machado, es
responsable de los asuntos económicos desde hace 15 años y ahora se
encarga de los temas energéticos. Pérez Roque, líder juvenil del partido
en su juventud, ha sido el canciller. Es decir, a todos, menos a
Soberón, se les ha seleccionado por razones políticas, no por su
conocimiento profesional del asunto que ahora se les asigna.
Ese
gobierno colegiado, sin embargo, lo encabeza Raúl Castro. ¿Quién es este
hombre poco conocido? En cualquier otro país del mundo, si no hubiera
vivido bajo la sombra de su hermano mayor, reconoceríamos que es una
figura de grandes logros profesionales. Es
Raúl Castro el arquitecto de la institución más eficaz en la historia
de Cuba, es decir, las Fuerzas Armadas Revolucionarios (FAR). Fue Raúl
Castro quien transformó a un puñado de semianalfabetos en una fuerza
profesional, disciplinada, muy bien entrenada, fiel y eficaz, capaz de
lograr tres veces en África lo que Estados Unidos no logró en Vietnam,
lo que la Unión Soviética no logró en Afganistán: las FAR de Raúl Castro
ganaron las tres guerras que pelearon en el continente africano. No
hubo ningún otro ejército de país comunista, durante la Guerra Fría, que
lograra desplegarse, con éxito, a miles de kilómetros de su patria.
Sin
embargo, Raúl Castro no ha sido un mero "militarote". Fue Raúl, y no
Fidel, quien se dedicó a la cuidadosa y pertinente construcción, núcleo
por núcleo, del PCC, institución civil hermana de las FAR, cuyo buen
funcionamiento se requerirá para gobernar Cuba. Fue Raúl, y no Fidel,
quien intentó con esmero mejorar el mediocre funcionamiento de los
ministerios del gobierno. Fue Raúl, en medio de la grave y desesperante
crisis de 1994, quien rompió públicamente con Fidel y abogó por la
liberalización de los mercados agrícolas porque, como claramente indicó
en aquel momento en su calidad de ministro de las FAR, la principal
amenaza a la seguridad nacional de Cuba era la incapacidad en aquella
coyuntura de alimentar al pueblo.
Raúl Castro conoce, por lo
tanto, personalmente y de cara a cara, a toda la plana mayor de las
fuerzas armadas, del Comité Central del partido y de la burocracia
gubernamental; es decir, las mil personas, más o menos, que son miembros
de la élite cubana con poder de influir en esta primera transferencia
de mando después de Fidel. Es la suma de sus logros profesionales, su
capacidad de trazar y ejecutar una estrategia, su reputación de ser
alguien que logra lo que se propone y su participación en las redes de
poder en Cuba, lo que constituye las bases políticas para encabezar esta
sucesión presidencial.
Raúl Castro también ha sido innovador. A
principios de la década de 1990 supo hacer frente a la crisis que golpeó
a la Cuba comunista por el derrumbe de la Unión Soviética: redujo el
personal de las fuerzas armadas, reorganizó su forma de actuar y redujo
su presupuesto. La reducción del peso de las fuerzas armadas sobre la
economía y la sociedad cubana no es un tema importante de la agenda del
futuro, es ya un logro de Raúl Castro.
En ese tiempo, también
desarrolló las empresas militares para lograr que las fuerzas armadas
fueran económica y productivamente autosuficientes. Y desarrolló
empresas para promover y servir al turismo que emplean a los jubilados
de las fuerzas armadas y generan fondos para su dueño, es decir, el
Estado cubano.
Raúl Castro es, sin embargo, un pésimo político en
la palestra pública. No sabe siquiera cómo leer un discurso. Su estilo
es aburrido o chillón, pero nunca convincente. Reconoce no ser una
figura pública, sino el engendro de un régimen. Quizás por eso evitó
comparecer en público durante tanto tiempo después de recibir la
delegación de poderes de su hermano el 31 de julio pasado.
¿Cómo
gobernar a una Cuba que no le conoce, a una Cuba que nunca le otorgará
el galardón de líder carismático? Prosperidad. Cuando Raúl Castro ha
visitado China, ha dedicado gran tiempo a intentar comprender cómo se
explica y se produce el auge de esa economía. Crecimiento, crecimiento y
crecimiento de la economía, son sus tres principales conclusiones para
diseñar la estrategia para su posible futura presidencia, por derecho
propio y, por supuesto, para retener, como en China y Vietnam, un
sistema unipartidista bajo la égida de un partido comunista. En esta
hipótesis, un Raúl Castro presidente cambiará los elementos
fundamentales de la política macroeconómica en Cuba, rumbo a una rápida
aproximación a una economía de mercado, pero retendrá las estructuras
políticas que impidan un tránsito del régimen político a una democracia
pluralista y representativa en que se respeten los derechos humanos.
Sus
"aliados" incluirán aquellos en la diáspora cubana quienes, al exigir
la lucha armada, alentarán a la gran mayoría cubana a rechazar una
opción sangrienta. Un gobierno estadounidense, tan torpe como el actual,
será también su aliado. Señalemos algunos ejemplos de esa torpeza. En
el informe de gobierno de Estados Unidos publicado, precisamente, en
julio de 2006, días antes de la delegación de mando de Fidel a Raúl, que
prevé la asistencia que el gobierno brindaría a Cuba en el futuro, se
menciona una asistencia para impedir las enfermedades infecciosas, sin
darse cuenta de que el sistema de salud cubano puede brindar mejor tales
lecciones al estadounidense.
Más asombroso es que Estados Unidos
propone asistir a Cuba para hacer frente a los desastres naturales, sin
tener en cuenta que Cuba es el país más eficaz del Caribe y del Golfo
de México para enfrentarse con las depredaciones de los huracanes -- a
diferencia del comportamiento de la administración Bush cuando el
huracán Katrina destruyó Nueva Orleáns en 2005 -- . La diáspora cubana y
el gobierno de Estados Unidos podrán desempeñar, en un futuro
democrático de Cuba, un papel útil e importante, pero por el momento,
entre el extremismo y la torpeza, contribuyen a postergar el momento de
esa transición, generando más miedo de Estados Unidos que esperanza en
la población cubana.
Así pues, resulta factible considerar que
Raúl Castro puede llegar a ser presidente, no por encargo de su hermano
sino por sus propias capacidades. Será una presidencia que evite la
transición política pero, al promover la transición económica, aumentará las probabilidades de una eventual apertura política.
**********************************
* Foreign Affairs En Español, Octubre-Diciembre 2006
**
Jorge I. Domínguez es profesor de la cátedra Antonio Madero Professor
of Mexican Politics and Economics, y vicerrector para los asuntos
internacionales, en Harvard University. Ha sido presidente de Latin
American Studies Association (LASA). Entre otras publicaciones, es autor
de Cuba: Order and Revolution y To Make a World Safe for Revolution,
ambos editados por Harvard University Press.
**************
ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS
Se trata de un vulgar rascabucheador con diploma, con el agravante de abuso de su posición. Harvard sabe de la pata que el tipo cojea desde 1983, cuando hubo denuncia formal y fue encontrado culpable de ¨serious misconduct¨; pero no le hicieron gran cosa, y la que se fue de Harvard fue la víctima, no el encumbrado profesor. Evidentemente, como el proverbial perro huevero, siguió en las mismas, y ya hay 18 mujeres que lo acusan de acoso sexual (de acuerdo al Washington Post). No digo yo si se retira, porque si no lo iban a retirar (aunque Harvard es tan culpable como el sujeto, igual que la gente de Hollywood con el Weinstein). Nada, que a cada cerdo le llega su San Martín.
Realpolitik
*********
Y que nadie se olvide que este hombre fue un asesor importante de Julio Frenk, el presidente de la Universidad de Miami, con respecto al desmantelamiento del Centro de Estudios Cubanos (ICCAS) en UM, pues el tipo funge de gran ¨experto¨ en asuntos cubanos. Vamos a ver si Frenk se atreve a decir algo sobre lo acontecido con su amiguito, aunque no creo que diga ni esta boca es mía.
Realpolitik
*********
La clasica mezcla para "hornear un pastel izquierdista"......el profesor Dominguez, Harvard, acoso sexual, Fidel Castro y por supuesto Bill Clinton......que otro ingrediente puede ser necesario para tanta basofia, inmundicia y pudricion ?? *************RES IPSA LOQUITUR***********
Angel Riguero
**********
De acuerdo al Miami Herald, las 18 mujeres que han acusado a Domínguez de acoso sexual incluyen colegas y estudiantes. Los casos reportados van desde 1978 al 2015, y muchos fueron reportados directamente a la administración de Harvard, que no parece haberle dado gran importancia hasta ahora, cuando no le queda otro remedio dado el clima actual con respecto a este tipo de cosa.
Domínguez nació en Cuba en 1945 y se fue en 1960. Su libro más reciente (publicado en 2017) sobre el tema cubano fue escrito en colaboración con varios académicos cubanos en la isla, o sea, gente indudable y forzosamente comprometida con el régimen castrista de cuyo andamiaje forman parte.
Julio Frenk, presidente de UM, le encargó a Domínguez que escribiera un reporte con recomendaciones sobre lo que se debe de hacer con respecto al Centro de Estudios Cubanos (ICCAS) de UM, pero no está claro si eso fue antes o después que Frenk desmantelara el ICCAS. De cualquier modo, no queda duda que Frenk se ha valido del asesoramiento de Domínguez, y por supuesto no hay manera de saber lo que ha transcurrido entre ellos en privado. Tampoco me queda duda de que Frenk le daría mucha más importancia a las recomendaciones de alguien como Domínguez que a las de "esa gente" del exilio.
Ya veremos, pero sobra decir que nada de esto huele bien.
Realpolitik
5 Comments:
La clasica mezcla para "hornear un pastel izquierdista"......el profesor Dominguez, Harvard,
acoso sexual, Fidel Castro y por supuesto Bill Clinton......que otro ingrediente puede ser
necesario para tanta basofia, inmundicia y pudricion ??
*************RES IPSA LOQUITUR***********
Se trata de un vulgar rascabucheador con diploma, con el agravante de abuso de su posición. Harvard sabe de la pata que el tipo cojea desde 1983, cuando hubo denuncia formal y fue encontrado culpable de "serious misconduct," pero no le hicieron gran cosa, y la que se fue de Harvard fue la víctima, no el encumbrado profesor. Evidentemente, como el proverbial perro huevero, siguió en las mismas, y ya hay 18 mujeres que lo acusan de acoso sexual (de acuerdo al Washington Post). No digo yo si se retira, porque si no lo iban a retirar (aunque Harvard es tan culpable como el sujeto, igual que la gente de Hollywood con el Weinstein).
Nada, que a cada cerdo le llega su San Martín.
Y que nadie se olvide que este hombre fue un asesor importante de Julio Frenk, el presidente de la Universidad de Miami, con respecto al desmantelamiento del Centro de Estudios Cubanos (ICCAS) en UM, pues el tipo funge de gran "experto" en asuntos cubanos. Vamos a ver si Frenk se atreve a decir algo sobre lo acontecido con su amiguito, aunque no creo que diga ni esta boca es mía.
De acuerdo al Miami Herald, las 18 mujeres que han acusado a Domínguez de acoso sexual incluyen colegas y estudiantes. Los casos reportados van desde 1978 al 2015, y muchos fueron reportados directamente a la administración de Harvard, que no parece haberle dado gran importancia hasta ahora, cuando no le queda otro remedio dado el clima actual con respecto a este tipo de cosa.
Domínguez nació en Cuba en 1945 y se fue en 1960. Su libro más reciente (publicado en 2017) sobre el tema cubano fue escrito en colaboración con varios académicos cubanos en la isla, o sea, gente indudable y forzosamente comprometida con el régimen castrista de cuyo andamiaje forman parte.
Julio Frenk, presidente de UM, le encargó a Domínguez que escribiera un reporte con recomendaciones sobre lo que se debe de hacer con respecto al Centro de Estudios Cubanos (ICCAS) de UM, pero no está claro si eso fue antes o después que Frenk desmantelara el ICCAS. De cualquier modo, no queda duda que Frenk se ha valido del asesoramiento de Domínguez, y por supuesto no hay manera de saber lo que ha transcurrido entre ellos en privado. Tampoco me queda duda de que Frenk le daría mucha más importancia a las recomendaciones de alguien como Domínguez que a las de "esa gente" del exilio.
Ya veremos, pero sobra decir que nada de esto huele bien.
Comunista inmoral o pervertido??? Noooo...no es posible!!! Si son modelos de decencia!!!!
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