viernes, abril 13, 2018

Jorge Hernández Fonseca: Cuba: La era post Raúl Castro Ruz

Cuba: La era post Raúl

 
Por Jorge Hernández Fonseca
11 de Abril de 2018

El anunciado retiro de Raúl Castro de sus responsabilidades al frente del gobierno de la isla ha sido tratado por los analistas de la política cubana como un simple relevo generacional sin cambios profundos, por razones obvias. Sin embargo, recientemente acaban de incorporarse circunstancias de contexto que tienden a hacer el tema atractivo para el análisis. La visita del jefe del partido comunista del Viet Nam a Cuba para convencer a Raúl de llevar la isla a la economía de mercado es clave para analizar lo que pudiera suceder después del “cambio” en el gobierno.

En primer lugar, Raúl deja para su sucesor –muy probablemente Díaz Canel-- todos los problemas administrativos del gobierno, incluyendo la economía; y es precisamente esa economía lo que el jefe vietnamita fue tratar de resolver en la isla. Creo que Raúl, que quiso implantar en Cuba un esquema como el chino y/o el vietnamita, tuvo antes la oposición de Fidel Castro, pero ahora va a intentar implantar el modelo con Díaz Canel, resguardándose.

Esta maniobra tendría muchas ventajas, la principal es que, cuando las cosas salgan mal, hay a quien culpar en el gobierno, desde el mando supremo del partido. Si las cosas salen bien, como muy probablemente suceda, el partido también capitalizaría el éxito. Claro que el implantar un modelo de economía de mercado en Cuba tiene un costo político y muchos creen que Raúl no quiere pagar ese precio. Siendo Díaz Canel el ejecutor, tendría como mínimo una hoja de parra.

Como razón básica para esta decisión estaría el fracaso socialista en la economía cubana, demostrando que el marxismo no ha funcionado en la economía de ninguno de los muchos países en los que se ha experimentado. Pero más que esto –que es evidente hace varias décadas-- son las circunstancias de contexto que llevarían a Raúl a decidir un modelo de economía de mercado para la isla. Estas circunstancias están asociadas al éxito rotundo que los modelos chino y vietnamita han tenido, por un lado; y por otro, el nuevo papel de XI Jinping, devenido en ideólogo de ese “tipo de socialismo”, del cual se ha erigido en el principal “teórico”.

No es descabellado imaginar que Jinping quiera llevar todos los países donde gobierna un partido comunista (China, Viet Nam, Corea del Norte y China) a este modelo de “éxito”. Así, no es difícil imaginar que el jefe vietnamita fue a la isla cumpliendo una encomienda de Xi, que antes ya habría logrado convencer a Corea del Norte a hacer lo mismo, después que Trump le dé garantías al dictador norcoreano de estabilidad política a cambio de la desnuclearización. La gran pregunta sería, ¿estaría EUA dispuesto a negociar con Raúl un esquema de estabilidad?

Las circunstancias que expongo en este análisis --que evidencian la derrota ideológica del castrismo-- no cabe dudas que son adversas para la inmediata libertad política de Cuba. Esto sin embargo, para nada invalida la necesidad de la lucha de los cubanos dignos por un sistema de libertades irrestrictas en la isla, no sólo en la economía. La sociedad cubana merece, por mérito propio, adherirse al concierto de naciones independientes, libre de todo tipo de dictadura.

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