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Armando Valladares: “La conquista del cuerpo y del espíritu”
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"Si cuando a mi me arrestaron me hubieran puesto una película de todo lo que iba a pasar nunca hubiera creído lo que yo hubiera podido soportar. Muchos enloquecieron, se suicidaron, murieron en la cárcel, no pudieron adaptarse, pero la mayoría resistimos"
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Por María Fernanda Egas
Mayo 06, 2018
El intelectual cubano Armando Valladares, expreso político de la dictadura castrista por más de 22 años y embajador de Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, lidera una misión humanitaria para constatar las condiciones carcelarias del exasambleísta ecuatoriano Galo Lara, férreo opositor del expresidente Rafael Correa.
A principios de 1961, siendo Armando Valladares funcionario del gobierno revolucionario en una oficina adscrita al Ministerio de Comunicaciones, se negó a que pusieran un eslogan en su puesto de trabajo: “Si Fidel es comunista, que me pongan en la lista, yo estoy de acuerdo con él”. Este eslogan invadía las puertas de las casas, la vía pública, los periódicos.
Valladares entendía que los especialistas en propaganda estaban preparando el terreno para cuando Fidel Castro declarara ser lo que hasta entonces había ocultado.
“La mayoría del pueblo de Cuba no sabía mucho acerca del comunismo, no tenía formaciónpolítica y se le hacía difícil creer lo que se decía del marxismo. Fui muy ingenuo, no pensé nunca que
pormanifestar mis criterios contrarios al marxismo me llevarían a la cárcel”, relató Valladares.
(Armando Valladares, preso en cárceles castristas por más de 22 años.)
Poco antes, siendo consecuente con la libertad de expresión que Fidel Castro había manifestado defender, había protestado ante la destitución del Ministro de Comunicación por oponerse al marxismo, y nombrado en su lugar a “un comunista que peleó con Castro en las guerrillas y que solo conocía de vacas”.
Su increíble historia en su libro “Contra toda esperanza”, se inicia cuando la policía lo fue a buscar a su casa, se lo llevaron con la promesa a su familia de que se lo traerían de regreso en unas horas, pero no volvería hasta 22 años después.
Comienza su martirio en la prisión de La Cabaña, siendo luego trasladado a la de Isla de Pinos, en donde es testimonio vivo de los tratos crueles, inimaginables vejaciones, torturas, aislamiento, violaciones a todos y cada uno de los derechos humanos.
Su libro es un recorrido por los métodos de tortura importados de la Stasi y República Checa al sistema carcelario de Fidel Castro como instrumento de control, perpetuación y defensa de la que es hoy la dictadura más larga del mundo. Cree que esta ha sobrevivido con el apoyo de la comunidad internacional sólo por encontrarse a 90 millas de Estados Unidos; por quienes han preferido no admitir los crímenes del verdugo de los cubanos a dar la razón a la potencia mundial.
El "Embajador Valladares", como es conocido en la comunidad estadounidense, preside la Comisión
de Derechos Humanos del Interamerican Institute for Democracy.
(Miembros del directorio del Interamerican Institute for Democracy.)
Cuando fue Embajador de DDHH de Ronald Reagan ante la ONU condujo el más extenso informe documentado sobre las violaciones a los derechos humanos en Cuba, presentado en las Naciones Unidas (Cuba decía que no había desaparecidos, asesinatos políticos, juicios sin garantía, ni tortura) y ha sido partícipe en muchas liberaciones en el mundo.
Ha estudiado el caso del ex asambleísta ecuatoriano Galo Lara, quien presidiera la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional del Ecuador durante la gestión de Rafael Correa y desde la cual denunció más de 40 casos de corrupción.
Lara fue, en primera instancia, declarado inocente del triple crimen de Quinsaloma, pero tras la aceptación de falsos testimonios y rechazo de pruebas que demostraban contundentemente la inocencia de Lara y su pareja, la justicia correísta lo condenó culpable de un crimen horrendo y logró que Panamá rompiera su larga tradición al revocarle su asilo político en mayo del 2014 a cambio de la devolución del buque Doria aprehendido en aguas ecuatorianas.
¿Cuál es la percepción a nivel internacional del caso Galo Lara?
Primero, que en una democracia no debe de haber presos políticos. Para mi es inaceptable que se haya negociado la libertad de una persona para adelantar agendas personales. Lo que ocurrió con Galo Lara en Panamá no tiene precedentes. Rechazo profundamente lo que el presidente panameño hizo con Galo Lara. Voy a Ecuador en esta misión de Derechos Humanos a conocer su situación carcelaria. La falta de condiciones apropiadas son inaceptables desde cualquier punto de vista y desde cualquier acusación o tipo de delitos que pesen sobre los prisioneros.
¿Qué similitudes ve entre los métodos represivos de los regímenes del llamado socialismo Siglo XXI?
Cuba es exportadora desde 1959 de las torturas y la violación de derechos humanos detrás de todos los grupos represores de Bolivia, Nicaragua, Venezuela. Los cubanos han torturado, son los mejores del mundo y se ha demostrado en más de una ocasión que estos métodos son aprendidos desde La Habana.
Para tener presos políticos se necesita tener un sistema judicial que los condene. El sistema judicial se violenta de manera constante, una prueba de ello es lo visto en presos políticos de Argentina, que es una de las grandes monstruosidades del continente. Los presidentes heredan este tipo de situación y no todos tienen la decisión política de terminar con los simpatizantes marxistas.
El caso de Galo Lara es un caso que al Interamerican Institute for Democracy interesa mucho, pues estamos seguros de que se ha cometido con él una gran injusticia debido a sus denuncias de casos de corrupción. Es un método que en Cuba se ha usado constantemente: cuando alguien por razones políticas se convierte en obstáculo siempre tratan de incriminarlo con delitos de carácter común, presentándolo como vil delincuente. Es un fusilamiento moral de la persona, una manera de quitárselos de encima.
En Cuba, la seguridad del estado intentó que nos pusieran los uniformes de criminales comunes, disolvernos en las cárceles y decir que no hay presos políticos. De hecho en Cuba la tiranía de los Castro nunca admitió el término de presos políticos, dice que son “contrarevolucionarios”.
¿Ud. habla de la conciencia de la dignidad humana y de la fe, cómo lo ayudaron a ser un sobreviviente?
Estas situaciones sirven para que el ser humano saque a flote una serie de valores que todos tenemos, que en la vida normal no tenemos la oportunidad de poner a prueba. Cuando leen mi libro y me dicen “yo nunca hubiera podido resistir eso”, les respondo que si lo pudieron resistir miles y miles de cubanos, mujeres, que todos tenemos las mismas armas interiores. Lo más importante es que sepas que estás del lado correcto. Cuando te sabes encarcelado de manera injusta, te creces internamente, trasciendes.
Si cuando a mi me arrestaron me hubieran puesto una película de todo lo que iba a pasar nunca hubiera creído lo que yo hubiera podido soportar. Muchos enloquecieron, se suicidaron, murieron en la cárcel, no pudieron adaptarse, pero la mayoría resistimos. Pasar ocho años en un espacio tapiado en el que no ves la luz requiere de la conquista del cuerpo y del espíritu, pues lo que tiene que tener alas siempre es el espíritu.
Cuando te quitan todo, debes llenarte de luz internamente en esos espacios infinitos a los que no les pueden poner alambradas ni rejas. Esa es la situación de un preso político, saber que estás luchando contra una causa injusta. Para mí lo fundamental fueron mis creencias religiosas y el amor de mi esposa que me esperó 21 años.
(Publicado originalmente por el Interamerican Institute for Democracy)
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