miércoles, noviembre 21, 2018

Las mentiras de La Habana: Cómo ocultó la dictadura Castrista los salarios de los médicos cubanos en Brasil y cómo se implicó a la OPS. DDC revela las negociaciones secretas entre La Habana y Brasilia para la creación del programa Más Médicos


Las mentiras de La Habana: Cómo ocultó Cuba los salarios de los médicos cubanos en Brasil y cómo se implicó a la OPS



Cable de la embajada brasileña en La Habana. (DDC)

Por Mirta Fernández
 y
Pablo Díaz Espí
Madrid
20 de Noviembre de 2018

En un intento de dar respuesta a las que califica de "insidias" sobre el programa Más Médicos y las condiciones laborales de los médicos cubanos en Brasil, el sitio oficial Cubadebate dijo que estos "no reciben salarios" pues son "becarios".

"Los colaboradores en Brasil no reciben salarios, porque no son empleados del sistema de salud, sino becarios que prestan servicios especializándose en servicios primarios de Brasil, que es lo permitido por la Ley Federal del Programa Más Médicos", dijo el medio.

Sin embargo, los cables de la embajada brasileña en La Habana que reconstituyen la negociación para la creación del programa Más Médicos —clasificados como reservados, mantenidos en secreto por cinco años y obtenidos por DIARIO DE CUBA—, cuentan otra historia.

Médicos 'contratados'

El 20 de abril de 2012, el vicepresidente de negocios de la Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos (CSMC), Tomás Reinoso, se reunió en La Habana con el encargado de negocios de la Embajada de Brasil, Alexandre Ghisleni.

Reinoso aseguró entonces al diplomático brasileño que los servicios comerciales cubanos englobaban desde el envío de médicos y enfermeras, hasta la asesoría para la construcción de hospitales y la elaboración de sistemas de salud. Reinoso aclaró que Cuba ofrecía "precios ventajosos a sus socios", entre los que mencionó a "Argelia, China, Jamaica, Portugal, Qatar y Surinam, además de Venezuela".

Un mes más tarde, el 22 de mayo, en una reunión en La Habana del Grupo de Trabajo Brasil-Cuba para Asuntos Económicos y Comerciales, quedó registrado que "en el encuentro sostenido entre el jefe de la delegación brasileña y la viceministra de Salud Pública de Cuba [Marcia Cobas], se ratificó por la parte brasileña el interés de 'contratar médicos cubanos'".

Posteriormente, el 22 de junio, tras una visita al Departamento de América Central y el Caribe en La Habana, el coordinador de Integración Regional del Ministerio de Salud de Brasil ratificó que su ministerio "está negociando con instituciones de salud de Cuba la venida de 6.000 médicos cubanos que serían 'contratados para trabajar' en áreas remotas de Brasil".

Según el funcionario, el proyecto habría sido iniciado de modo reservado, dada la preocupación por la repercusión de la entrada de los galenos cubanos en la comunidad médica brasileña. La presidenta de la República, dijo, deseaba ver el proyecto completado para finales de ese año.

Ante semejante urgencia, tan solo una semana después, entre el 27 y el 29 de junio, otra delegación brasileña, presidida esta vez por el secretario de Gestión de Trabajo y Educación del Ministerio de Educación, Mozart Sales, se reunió con dirigentes cubanos "con la finalidad de avanzar en las negociaciones para la contratación de médicos cubanos". En esas reuniones, el principal punto de divergencia fue "el valor a ser pagado por cada médico cubano".

La Habana anuncia en ese momento la designación de la Comercializadora de Servicios Médicos para la firma del contrato, a partir de un modelo que ha servido como base para la exportación de servicios médicos cubanos a "países como Qatar, Angola, Portugal, Kuwait y otros".

En relación con la cantidad a pagar, el embajador brasileño en La Habana, José Eduardo M. Felicio, recabó informaciones en otras sedes diplomáticas acerca del valor cobrado por Cuba a otros países "a los que exporta ese tipo de servicios". El resultado de tales indagaciones se hace explícito en el siguiente cable: "Se percibe que el precio del servicio es variable, dependiendo de la negociación bilateral, al ser consideradas por el Gobierno cubano las condiciones económicas del socio que desea importar los servicios médicos. Conforme se ha comprobado, la cantidad propuesta a Brasil es similar a la cobrada de países como Venezuela y Qatar".

Llegados a este punto, las delegaciones se enfrentan al delicado tema de "la forma del convenio". Se preguntan si debería ser "un contrato de compra de servicios médicos, de carácter comercial, o si convendría firmar un acuerdo intergubernamental, con mayor seguridad y compromiso". La desventaja de esta última variante, advierten, es que "un acuerdo intergubernamental […] tal vez tenga que ser sometido al Congreso [de Brasil], donde, por cierto, generaría polémica".

Aparece la Organización Panamericana de la Salud (OPS)

El medio estatal cubano Cubadebate afirma que "el Gobierno de Brasil no paga salarios a la OPS sino que paga por los servicios que la organización ha contratado al Ministerio de Salud Pública".

La OPS no se mencionó en la negociación del contrato de los médicos cubanos por parte de Brasil hasta diciembre de 2012, durante la visita a La Habana del ministro de Salud brasileño, Alexandre Padilha. Es decir, entre febrero y diciembre, los representantes de Cuba y Brasil solo hablaron de "contratación" de médicos cubanos. En ningún momento se les calificó como "becarios".

La idea de implicar a la OPS, expresada por el ministro Padilha, respondió a dos razones: evadir al Congreso brasileño, al que habría que haber acudido en caso de acuerdo bilateral, y no inclinar hacia el lado cubano la balanza comercial entre ambos países, cosa que habría sucedido si Brasil pagaba directamente a La Habana por los médicos contratados.

Según los cables diplomáticos en poder de DIARIO DE CUBA, el ministro Padilha ofrece la triangulación con la OPS como solución: "En vista de la inexistencia de un acuerdo bilateral, aprobado por el Congreso brasileño, que permita la transferencia de recursos de la Unión a Cuba en el área médica, el lado brasileño presentó a consideración la propuesta de utilizar la Organización Panamericana de la Salud como intermedia, caracterizando la contratación de los servicios como cooperación en el área médica".

Ante tal propuesta, el Ministro de Salud Pública cubano, Roberto Morales, "apuntó las dificultades que surgirían con el involucramiento de una tercera parte en el proyecto", "en particular, con el hecho de que los recursos tendrían que ser tramitados por una organización con sede en Washington, lo que por sí solo generaría el riesgo de aplicación de normas del embargo norteamericano a las operaciones del proyecto".

Es en este momento, ante estas objeciones del ministro Morales, que su homólogo brasileño, Alexandre Padilha, contrapropone que la participación de la OPS central "se limite a la aprobación del proyecto, y que todas las operaciones de transferencia de recursos se realizasen directamente entre las oficinas [regionales] de la Organización en Brasilia y en La Habana".

El ministro Morales considera de manera positiva esa contrapropuesta, y no es hasta la tarde del 3 de diciembre —seis meses después de iniciadas las negociaciones— que se celebra una reunión técnica entre los miembros de las dos delegaciones y los representantes de la OPS en Brasilia y La Habana. Según los cables diplomáticos, "los representantes de la OPS se mostraron entusiasmados con el proyecto, que, si se aprueba en las condiciones actualmente discutidas, sería el mayor de la historia de la Organización en volumen de recursos y personal movilizado".

Recién incorporados al proyecto, los representantes de la OPS "afirmaron no tener aún claridad en relación con los requisitos técnicos necesarios para hacer viable su funcionamiento, pero aseguraron la plena disposición de la Organización para hacer los ajustes que sean precisos".

En ese momento, el máximo representante de la OPS en Brasil ya era el cubano Joaquín Molina.

Lo que revelan los cables

Los cables diplomáticos brasileños alrededor de la negociación con La Habana por la venta de servicios médicos y el surgimiento del programa Más Médicos, revelan que la inclusión de la OPS en el proyecto fue un subterfugio con dos objetivos: evadir el control del Congreso de Brasil y evitar que la balanza comercial bilateral se inclinara del lado cubano.

El rol de La Habana significó la participación cubana en un fraude orquestado por el Gobierno de Dilma Rousseff; también, su intervención en el diseño de un esquema que ahora pretende que le sirva de coartada, cuando declara que los médicos cubanos eran en realidad becarios, y que lo que se les pagaba —suma de la que la Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos retenía más del 70%— no eran salarios.

"El Gobierno de Brasil no paga salarios a la OPS sino que paga por los servicios que la organización ha contratado al Ministerio de Salud Pública", dice el oficialista Cubadebate, cuando fueron los gobiernos brasileño y cubano quienes acudieron e implicaron a la OPS, meses después de haber empezado sus negociaciones, para solventar las barreras legales del acuerdo que acabarían alcanzando.

La OPS, por su lado, adoptada por Cuba y Brasil como solución para sus negocios, entró de lleno en ellos, al aceptar una comisión de la parte escamoteada del sueldo del personal médico cubano.
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Tomado de http://www.diariodecuba.com

DIARIO DE CUBA revela las negociaciones secretas entre La Habana y Brasilia para la creación de Más Médicos

(DDC)

 
Por Marcelo Soares
San Pablo
18 de Noviembre de 2018

Telegramas de la embajada brasileña en Cuba reconstituyen la negociación con Brasil para la creación del programa Más Médicos. Clasificados como reservados y mantenidos en secreto por cinco años, esos telegramas cambian parte de la historia oficial contada a los brasileños.

Los documentos muestran, por ejemplo, que el programa fue ofrecido por Cuba y ya era negociado un año antes de que la entonces presidente de la República, Dilma Rousseff, lo presentara como respuesta a las protestas de junio de 2013. Las negociaciones fueron secretas para evitar reacciones del gremio médico. En estos encuentros, Cuba hizo las exigencias ahora criticadas por el presidente electo Jair Bolsonaro y cuya posibilidad de reversión hizo que Cuba decidiera abandonar el programa en Brasil.

Para que no hiciera falta la aprobación del Congreso Nacional, Brasil decidió triangular el negocio: el Gobierno brasileño pagaría a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la que efectivamente contrataría al Gobierno cubano, y este a los médicos.

De hecho, cuando los médicos cubanos procesan a Brasil en los tribunales, el Gobierno brasileño responde que no tiene relación directa con ellos.

En octubre de 2011, Cuba creó sociedades anónimas, empresas privadas ligadas al Gobierno cubano. Una es la Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos (CSMC), que exporta trabajadores e insumos médicos. Los servicios médicos son uno de los principales elementos de la agenda de comercio exterior cubana, con acuerdos en más de 60 países.

Cinco meses después, en marzo de 2012, una delegación de CSMC prospectó el mercado brasileño. Visitaron los estados de Amapá, Bahía, Paraíba y el Distrito Federal. El 20 de abril, Tomás Reynoso, vicepresidente de CSMC, ofreció a la embajada brasileña "desde el envío de médicos y enfermeras hasta la asesoría para la construcción de hospitales y para la elaboración de sistemas de salud", con "precios ventajosos", según destacó Alexandre Ghisleni, en esta época el encargado de Negocios de Brasil en La Habana.

Luego la viceministra de Salud cubana, Marcia Cobas, vino a Brasil. En una cita oficial en mayo, en el Ministerio de Desarrollo, ofreció 1.000 médicos en 2012 e hizo sus deberes de casa. Presentó las vacantes para médicos en la Amazonía, "con salario inicial de 14.000 reales", por falta de interés de los brasileños. Habló de la cooperación firmada durante el gobierno del presidente Fernando Henrique Cardoso y dijo que solo haría una nueva alianza si Brasil impedía que los médicos se quedasen en Brasil al final del programa, como ocurrió con 400 profesionales en los años 90.

En junio, el Ministerio de la Salud brasileño preparaba una visita a La Habana para tratar del tema. Para la embajada brasileña en Cuba, el proyecto fue "iniciado de modo reservado, frente a la preocupación por la repercusión de la entrada de los médicos ante la comunidad médica brasileña".

La delegación fue encabezada por el secretario Mozart Sales, del Ministerio de Salud. También participaba en la comitiva Alberto Kleiman, entonces asesor internacional del Ministerio de Salud. Hoy en día, Kleiman es director de Relaciones Internacionales y Alianzas de la OPS.

Los documentos muestran que la delegación brasileña aceptó todas las exigencias de Cuba, pero el mayor problema fue la negociación financiera. Brasil y Cuba solo estaban de acuerdo sobre el valor que cada médico recibiría.

"El lado brasileño propuso la cantidad de 4.000 dólares (3.000 dólares para el Gobierno cubano y 1.000 dólares para el médico)", dice el despacho sobre la reunión. "La parte cubana, a su vez, dijo que esperaba recibir 8.000 dólares por médico y propuso 6.000 dólares (5.000 para el Gobierno cubano y 1.000 para el médico)".

Las autoridades cubanas exigieron que toda evaluación de los médicos se hiciera en Cuba y que Brasil se restringiera a "familiarizar a los médicos, especialmente al idioma, a las prácticas procesales y administrativas, y a la legislación".

Un borrador del contrato, que no aparece en los documentos obtenidos pero es comentado en el despacho del embajador José Eduardo Felício, prevé que las divergencias solo podrían ir a juicio en la "Corte Cubana de Arbitraje Comercial Internacional, bajo sus normas procesales, en la Ciudad de La Habana, y en idioma español".

Brasil aceptó todos los puntos.

La idea era firmar un contrato comercial de compra de servicios médicos, y no un acuerdo entre gobiernos. Según Felicio, un acuerdo formal "tal vez tenga que ser sometido al Congreso Nacional, donde, por cierto, provocaría polémica".

En noviembre, la embajada anotó que 20 brasileños irían a Cuba a "impartir cursos de dos semanas, en el área de Organización del Sistema de Salud brasileño, a los médicos cubanos". En las vísperas del viaje del ministro Alexandre Padilha a Cuba, en diciembre de 2012, el nombre del programa Más Médicos ya era utilizado.

Casi todo estaba negociado, a excepción de dos puntos. Uno era el precio. Cuba ya aceptaba 5.000 dólares al mes por médico, pero el Gobierno brasileño no aceptaba más de 4.000 dólares. El segundo punto era el marco jurídico. Sin un acuerdo aprobado por el Congreso Nacional brasileño, sería difícil.

Fue precisamente en este momento que la OPS entró como intermediaria, "caracterizando la contratación de los servicios como cooperación en el área médica", destaca Ghisleni. A Cuba no le gustó para nada: los recursos pasarían por Washington, sede de la OPS. Padilha entonces propuso que los recursos fuesen transferidos entre las oficinas de la organización, sin pasar por EEUU.

Las primeras señales del programa Más Médicos en Brasil llegaron a inicios de 2013. En enero, el líder del Gobierno en el Congreso Nacional, el senador Eduardo Braga, dijo a alcaldes del Estado de Amazonas que Dilma permitiría, usando medidas provisionales, que médicos extranjeros trabajasen en el país. En marzo, Padilha dijo, en el programa de Jô Soares —en esta época el más importante programa de entrevistas de la televisión brasileña—, que se podría contratar médicos extranjeros.

La reacción de las entidades de médicos, como preveía el telegrama, no tardó en llegar.

El 4 de abril de 2013, representantes del Consejo Federal de Medicina, de la Asociación Médica Brasileña y de la Federación Nacional de los Médicos fueron a Brasília (Capital Federal) a protestar contra esas medidas. Según participantes consultados para este reportaje, Dilma no confirmó nada, pero tampoco negó la información. Estaban presentes Padilha y Mozart Sales, que negociaron en Cuba.

De regreso a La Habana, el 23 de abril de 2013 se realizó una reunión para dar forma final al contrato, documentada en un nuevo despacho del Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño. Participaron representantes de Brasil, de Cuba y de la OPS. En esta misma noche, en reunión con el Frente Nacional de los Alcaldes, Dilma defendió el reclutamiento de médicos extranjeros para trabajar en Brasil.

Tres días después, se firmaría la primera versión del 80º término de cooperación entre Brasil y la OPS, base del programa Más Médicos, pero aún sin el nombre oficial —este sólo vendría después de julio—. Hasta diciembre, todavía se hablaba de contrataciones. Ahora, al menos en el papel, el programa era clasificado como un proyecto educativo.