domingo, junio 02, 2019

La decadencia del proyecto imperial de Estados Unidos. Carlos Alberto Montaner sigue escorado hacia la izquierda y al globalismo al ir contra los nacionalismos y al llamarle imperialimo a los EE.UU.

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

El Presidente norteamericano Polk provocó episodios imperialistas, pero EEUU no ha sido una potencia imperialista. Hago notar que en 8 ocasiones se le negó a Texas por el Congreso   la petición  de ser un Estado  de los Estados Unidos de América. En no pocas ocasiones  el único territorio de otros países con los que se han quedado los EEUU, previa concesión de los gobiernos de esos países,  es la tierra  donde yacen los norteamericanos  que ayudaron a liberar y democratizar a esos países.

RESCATANDO AL SOLDADO RYAN (parte final)



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Julio M. Shiling: La Virtud del Nacionalismo

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La decadencia del proyecto imperial de Estados Unidos

Por Carlos A. Montane
1 de junio de 2019

¿Estamos más cerca de otra guerra? No lo sé, pero si viene será mucho más peligrosa porque la bomba atómica se ha escapado de la polvorienta lámpara maravillosa y está al alcance de cualquiera que sepa frotarla y tenga recursos para ello.

Veamos.

Se trataba de evitar las guerras. Woodrow Wilson había fracasado en su intento de que la Primera (1914-1918) le pusiera fin a todas las grandes guerras, pero la Casa Blanca no dejaría pasar esta nueva oportunidad. Estaba en el espíritu de Franklin D. Roosevelt y de Harry Truman durante la Segunda Guerra mundial. Estados Unidos debía encabezar el esfuerzo descomunal de dirigir al “mundo libre”, para impedir las grandes conflagraciones entre potencias. Eso, exactamente, es lo que está en crisis.

Entonces se trataba de construir un imperio basado en la ideología de la democracia liberal (instituciones democráticas más mercado y propiedad privada) y no, como se había hecho hasta ese momento, agregando territorios conquistados por la fuerza a un centro distante y distinto como Londres, Moscú, Viena, Estambul, Madrid o Lisboa.

Para esos fines fue convocada la reunión de Breton Woods en 1944. Era vital dotar al planeta de un sistema financiero que le permitiera afrontar el post-nazismo. Los alemanes estaban prácticamente derrotados y no había tiempo que perder. Tras la muerte de Roosevelt, su vicepresidente Harry Truman tomó el bastón de mando y creó el mecanismo de defensa para enfrentarse al espasmo imperial soviético. En la segunda parte de la década de los cuarenta originó todas las instituciones que libraron exitosamente la Guerra Fría: el Plan Marshall, la OTAN, la CIA, la OEA, el TIAR y un corto etcétera.

Ninguno de los dos contaba con la terca persistencia del nacionalismo. Un nacionalismo que resurgiría en todas partes, incluido Estados Unidos, impulsado por las migraciones de personas parcialmente diferentes a la corriente central que perfilaba a las naciones de acogida.

El Manifiesto Comunista de Karl Marx y Friedrich Engels comenzaba con una frase muy periodística: “Un fantasma recorre a Europa. El fantasma del comunismo”. Lo publicaron un mes antes de la revolución de 1848, pero entonces pasó inadvertido. No hubo ninguna relación entre la aparición de ese texto y las revueltas europeas. Si en vez de la palabra “comunismo” los autores hubiera escrito “nacionalismo” tal vez hubiesen acertado.

Los europeos continúan dispuestos a morir o matar por sus naciones respectivas, pero no por la Unión Europea. La persistencia de este fenómeno es muy peligrosa. Lo vi muy claro tras leer una inteligente observación del argentino Mariano Grondona. Decía, más o menos, porque cito de memoria: “muchos argentinos están dispuestos a morir por su patria, pero no conozco a ninguno que esté dispuesto a morir por el MERCOSUR”. Dentro de la Unión Europea sucede lo mismo.

En las últimas elecciones al Parlamento Europeo fue bastante obvio que continúa la degradación del propósito que animó a ese tinglado: unir a los pueblos europeos a partir de ideologías democráticas y no de naciones, razas o idiomas. En ese gran cuerpo legislativo existe, y todavía domina, el centroderecha o Partido Popular Europeo. Le siguen, por número de diputados, los Socialistas, los Liberales, los Verdes y, por último, los comunistas, que no son exactamente demócratas, porque el marxismo-leninismo no lo es y se burla de esas “zarandajas pequeñoburguesas”, pero coyunturalmente se comportan como tales.

El británico Nigel Farage, el italiano Matteo Salvini, la francesa Marine Le Pen, el húngaro Viktor Orban, el español Santiago Abascal, y el asesor de todos, directamente o in pectore, el estadounidense Steve Banon, quien estuviera muy cerca de Donald Trump, están de plácemes. La tendencia aumentó notablemente en el Parlamento Europeo. A mi, en cambio, me parece un síntoma de la agonía de la hegemonía americana y el fin gradual del mundo surgido tras la Segunda Guerra mundial. Entramos en una etapa mucho más peligrosa. Frente a la URSS todo era más claro, más fácil, probablemente mejor.

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 Víctor López 1 June 2019 at 7:08 pm Permalink

Difiero Carlos Alberto. Los nacionalismos por si solos no se hacen la guerra. Sino que las hacen los autoritarismos. Las democracias del siglo veinte era exaltadamente nacionalistas y en ese nacionalismo convivían extremos políticos dentro de las mismas democracias (Francia es el mejor ejemplo), pero no se hacían la guerra.

Fueron los imperios, siempre los imperios o autoritarismos absolutos (Estados Unidos no es un imperio) los que siempre iniciaron las contiendas. El asunto es simple, un megalómano (de los que abundan en la política) tiene la totalidad del poder y quiere más, va por el vecino. Las democracias institucionales en cambio, ocupan la concurrencia de muchas voluntades y ahí surgen los que tienen mayor conciencia de la enormidad de las guerras.

Hay dos autoritarismos temibles que pueden terminar con la humanidad, los rusos y los chinos. Estos últimos son mucho más peligrosos que los primeros y posiblemente nos lleven a largo plazo a un holocausto. Pero por suerte, contamos con dos factores disuasorios dentro de ellos mismos. Un capitalismo creciente y un agnosticismo total de sus cuadros dirigentes. Cordialmente.

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Julian Perez 2 June 2019 at 12:24 am Permalink

Estoy harto de que se asocie a Estados Unidos, la potencia menos imperial de la historia, con la palabra “imperialismo”, traje más a la medida de los rusos, los chinos, la difunta URSS y hasta de los alemanes, que algo así intentan (en un estilo menos bélico, pues con el bélico fracasaron más de una vez) con la UE.

Por tal motivo, con todo el respeto que CAM me merece, me parece que no fue una feliz elección el título que dio a este artículo.

Dicho esto, aunque estoy de acuerdo con lo expresado por Víctor, me parece que olvidó agregar al fundamentalismo islámico en la lista de peligros que pueden acabar con la humanidad. Mucho más peligrosos que los rusos o los chinos, pues esos dos no son suicidas. El hecho de que la URSS no fuera suicida, pues al menos tenía ese mínimo de sensatez, fue lo que impidió la tercera guerra mundial.
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Julio M. Shiling (escritor y politólogo) y Luís G. Díaz-Ortega (periodista y presentador) analizan el nacionalismo y el globalismo en la sociedad actual y la polarización de los medios de comunicación en los EEUU y el mundo. Programa Foro17, WLRN Canal 17 (Miami)

Parte 1 transmitida el 18 de noviembre, 2018
Parte 2 transmitida el 25 de noviembre, 2018.

Nacionalismo vs Globalismo

Parte 1



 Parte 2

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Manuel Sanguily como Ministro de Estado (responsabilidad que corresponde a la de Canciller o Ministro de Relaciones Exteriores en nuestros días) del gobierno de José Miguel Gómez, en su discurso en el teatro Polyteama, en el 1913, a poco más de una década de la imposición de la Enmienda Platt, expresó:

"Mantendrá el Gobierno las relaciones más cordiales en el orden diplomático y de los negocios, con las naciones amigas entre nosotros dignamente representadas, y sobre todo cultivará los grandes y vitales intereses que en franca y afectuosa correspondencia nos ligan a los Estados Unidos, no ya solo en consideración a las ventajas que deriva de ellos nuestra economía, sino por los incomparables servicios que el pueblo y el Gobierno americanos han prestado a la causa de la justicia, de la civilización y de nuestra nacional soberanía.
Y no os sorprenda esta sincera manifestación de quien siempre ha vivido inquieto y receloso en el temor de los grandes y los fuertes. Dos veces -una, por la ceguedad de nuestra vieja y orgullosa Metrópoli; otra por la ceguedad de enconos fratricidas-, vinieron aquí los americanos traídos por su fortuna o llamados por nuestras discordias, y siempre se retiraron de nuestro territorio, haciéndonos el doble beneficio de construir dos veces la república, y dejándonos en el corazón atribulado, desengaños y escarmientos; más en ambas ocasiones, motivos superiores de admiración y de gratitud por esa magnánima conducta que jamás en la historia habían observado los pueblos fuertes y triunfantes con los débiles, conturbados y decaídos" (
Ibarra, 312)

He escogido esas palabras de Manuel Sanguily en el teatro Polyteama, y no las de otro cualquier patriota o ciudadano, por la posición vertical que siempre mantuvo Sanguily en su quehacer político:

Sanguily se opuso en un primer momento, como ya expresamos, a la imposición de la Enmienda Platt. Posteriormente, y ya en la República como miembro del Senado cubano, se opuso a la venta de tierras cubanas a capital norteamericano. En ese cargo de Secretario de Estado del Gobierno de José Miguel Gómez, se opuso de palabra y de hecho a la injerencia norteamericana en Méjico cuando el derrocamiento del presidente Francisco I. Madero y su sustitución por Victoriano Huerta, actitud que suscitó desavenencias con el gobierno norteamericano. Sanguily fue en su momento, él más fuerte y decidido opositor en el Senado cubano a la aprobación en 1903 del Tratado de Reciprocidad Comercial con los Estados Unidos (TRC). La verticalidad de Sanguily llegó hasta el punto de acusar públicamente de corrupto al gobierno de José Miguel Gómez (1909-1913), pese a pertenecer a su gabinete como Secretario de Estado.

2 Comments:

At 3:50 p. m., Anonymous Realpolitik said...

La gente que Montaner quiere impresionar escasamente le hace caso, si alguno, pues ellos tienen sus propios portavoces, y muchos. Los que lamentablemente le siguen prestando atención, que no merece por ser absolutamente irrelevante, entre otras cosas, son "esa gente" (en jerga Clintoniana), que sencillamente lo deben ignorar. A buen entendedor, pocas palabras.

 
At 6:45 p. m., Blogger Angel Riguero said...

La decadencia del proyecto imperial de los EUA ????...de que esta hablando este individuo ?
......yo por mi parte ni leo ni presto atencion a este imitador de Galimatias.......su
izquierdismo salta a la vista......por lo tanto aqui termino.....no mas comentarios.








 

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