jueves, julio 04, 2019

4 de julio: Día de la Independencia de los EE.UU.. Julio M. Shiling sobre la Declaración de Independencia de los EE.UU. y su vigencia moral




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Una Declaración y su vigencia moral

Por Julio M. Shiling
3 de julio de 2017

Ya habían pasado dos meses y once días desde que los primeros disparos de la Guerra Revolucionaria Norteamericana retumbaron en los campos de batalla de varios pueblos ubicados en el Condado de Middlesex en el estado de Massachusetts. El Congreso Continental, esa asamblea que acoplaba los delegados que representaban las Trece Colonias estadounidenses, unánimemente aprobaron y firmaron, el cuatro de julio de 1776, la Declaración de Independencia Estadounidense. ¿Qué sustentaba ese documento emblemático de la nación norteamericana cuya fecha histórica marca, no el alcance material y territorial de la independencia que en si ocurrió siete años y dos meses más tarde después de una guerra dura, sino un pronunciamiento de intención y la racionalización para independizarse?

El Congreso Continental, esa especie de gobierno en armas norteamericano, le encomendó a un comité de cinco delegados la tarea de redactar en forma de un listado de agravios y justificativos, un pronunciamiento para accionar hacia la independencia. Entre los más destacados del grupo estaba Tomás Jefferson, considerado el autor material del texto, y Benjamín Franklin y John Adams, quienes aportaron la capacitación editorial. Fueron un total de 1,331 palabras las que la Declaración enumeraba. Lo seminal del pronunciamiento fue, no la elocuencia indiscutiblemente brillante de su narrativa, sino la priorización de dos de los fundamentos principales de cualquier sociedad libre: la Ley Natural y el derecho de rebelión.

Qué los EE UU sea el ensayo democrático continuo más exitoso en la historia, no ha sido por casualidad. Más bien, podemos concluir, esto ha ocurrido por causalidad integralmente. Es cierto que los derechos naturales y el principio de remover a un tirano por la fuerza si dicha acción es justa y necesaria, no es un invento de los norteamericanos. Los antiguos griegos y el cristianismo ya habían planteado estos valores preeminentes mucho antes. Platón, San Agustín y Santo Tomás de Aquino articularon formidablemente sobre los derechos naturales y su supremacía sobre nociones de leyes positivas o esquemas convencionales. De igual manera, el derecho de un pueblo levantarse y derrocar por cualquier vía disponible a un régimen tiránico, cuenta a la dinastía Zhou, (1050 a. C.) como el primer practicante del derecho de revolución y los mencionados Doctores de la Iglesia enarbolaron, respectivamente, los principios teóricos de la guerra justa y del tiranicidio, ramificaciones de dicho derecho. 

Lo distintivo del caso estadounidense fue la precisión que le dieron a estos componentes éticos sacrosantos en su documento político insigne y la fidelidad que en el ejercicio de la praxis han observado de los mismos. Éstos, al final del día, representan los mayores protectores conceptuales de la libertad dentro de un modelo político que cuenta con el consentimiento de los gobernados. Los que correctamente catalogan a la democracia como un sistema de auto gobierno que reposa sobre un Estado de derecho, entienden que la defensa de la libertad, es la tarea principal de cualquier gobierno democrático. Los fundadores de la nación estadounidense, no sólo los encargados de elaborar el texto independentista, entendieron estas verdades y más aún, se alinearon expresamente con la Divina Providencia, concretando a la nueva república dentro de un formulario que buscaba vivir en libertad bajo el amparo y las normas de Dios.

La Declaración contiene cinco secciones: el preámbulo; el pronunciamiento de los derechos naturales (o derechos humanos fundamentales); los agravios que violentaban esos derechos naturales; los agravios contra la monarquía y su régimen; y el pronunciamiento de la separación formal y las firmas. Las semillas para lanzar al mundo por primera vez una república constitucional que aspiraba vivir en democracia, contenía todo lo necesario. La libertad sería reconocida como regalo de Dios y consecuentemente era preeminente y que cualquier intento de suprimir ese derecho inalienable está fuera de la jurisdicción de cualquier gobierno. Esta nueva sociedad se forjaría como pueblo impregnado con la noción de que si los medios para reformar, cambiar o reformular, pacíficamente y por vía de un reformismo gradual no eran factibles o se hallaban cerradas, pues ese gobierno habría que abolirlo por la fuerza si fuese necesario y empezar nuevamente.

Hay algo más que añadir que es obvio para cualquiera que se haya leído la Declaración de Independencia. Las columnas éticas de los derechos naturales y el principio del derecho de rebelión, estaban ligadas intrínsecamente a un precepto de entrega a un Ser Superior que imparte justicia y un código moral. “Una nación bajo Dios…”, es el criterio expreso predominante en todos los documentos fundacionales de la nación estadounidense. La Declaración que los norteamericanos y otros amantes de la libertad honran el Cuatro de Julio, ha expuesto esa realidad en un contexto grandilocuente. Hoy, en esta recesión democrática global y la ofensiva amoral en que vivimos, la transmisión de su contenido transcendental, tiene una vigencia universal que urge su aplicación.
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

La esclavitud no se aceptó de manera natural; fue un punto escabroso. Se aceptó por algunas de las Trece Colonias para preservar la unión en la lucha, la cual era necesaria para alcanzar la victoria y no ser derrotados y colgados. Benjamín Franklyn expresó lo siguiente  con relación a la necesidad de  mantener la unión: «Sí, tenemos que, de hecho, todos permanecer juntos, o casi con total certeza, todos vamos a colgar por separado». Cada una de las Treces Colonias  se autogobernaban en muchos asuntos y existían grandes diferencias entre el desarrollo alcanzado y las características de cada una de ella. El Bill of Rights es otro documento que nos permite evaluar mejor como pensaban muchos de los padres fundadores. La Guerra de 1812, mediante la cual la Metrópoli inglesa estuvo muy cerca de recuperar a sus antiguas Trece Colonias,  mostró también la necesidad de mantener la unión entre ellas.

 Al hacer un análisis de un documento debemos de situarnos en  el contexto histórico en que se redactó; ni en Francia, patria del Iluminismo, se aprobó el voto de la mujer. El Iluminismo fue la corriente filosófica que más influyó en los independentistas de las Trece Colonias; a su vez la práctica política llevada a cabo por las liberadas Trece Colonias influyó grandemente en la Revolución Francesa contra la monarquía de Luis XVI. Por otra parte, EE.UU. es una República y no una Democracia en el sentido clásico, pues siguiendo las ideas del liberalismo europeo, el voto universal permite, por ejemplo,  que el voto de la persona más instruida, inteligente, conocedora del tema, menos manipulable  y mejor intencionada,sea  equiparado al de una persona que carece de todas esas característica.

Sobre las masacres de indios, ese es un tema muy complicado donde hubo excesos, salvajismos y todo tipo de racismo de ambas partes. El hecho de que los indios se pusieron al lado de la Metrópoli inglesa para luchar contra la independencia de las Trece Colonias fue un mál comienzo para esas relaciones.
Published on Mar 31, 2011
Escena de la serie de TV "John Adams" en la que se recrea la votación de independencia de los Estados Unidos de América. -- Scene from TV serie "John Adams", European Spanish dub, which recreates the voting of the independence of the United States of Ameri

John Adams - Declaración de Independencia de los Estados Unidos (español europeo) 
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Elaboración y aprobación de la Declaración

El 11 de junio de 1776, el Congreso nombró un "Comité de los Cinco", formado por John Adams de Massachusetts, Benjamin Franklin de Pennsylvania, Thomas Jefferson de Virginia, Robert R. Livingston de Nueva York y Roger Sherman de Connecticut, para redactar una declaración. La comisión, después de debatir las líneas generales que el documento debería seguir, decidió que Jefferson escribiría el primer borrador.

Teniendo en cuenta la apretada agenda del Congreso, Jefferson contó con tan solo 17 días para su redacción.7 Una vez elaborado el borrador por Jefferson y consultados los demás miembros, se hicieron algunos cambios y se presentó otra copia incorporando estas alteraciones. El comité presentó esta copia al Congreso el 28 de junio de 1776. El título del documento era "A Declaration by the Representatives of the United States of America, in General Congress assembled. ("Una declaración de los representantes de los Estados Unidos de América reunido en Congreso General").Mientras se producía el trabajo del comité del proyecto el Congreso reanudaba el debate sobre la resolución de Lee sobre la independencia. John Dickinson hizo un último esfuerzo para retrasar la decisión, pero tras un discurso de John Adams, el Congreso aprobó la misma el 2 de julio. Doce de las trece delegaciones votaron a favor; la delegación de Nueva York se abstuvo, ya que no habían sido autorizados a votar por la independencia, aunque serían autorizados por el Congreso Provincial de Nueva York una semana después.9 Con la aprobación de la resolución de la independencia, las colonias habían roto oficialmente los vínculos políticos con Gran Bretaña.

Después de votar a favor de la resolución de independencia, el Congreso centró su atención en la comisión del proyecto de la declaración. Durante varios días de debate, el Congreso hizo algunas modificaciones en la redacción y suprimió casi una cuarta parte del texto remitido, en concreto se eliminó todo un pasaje crítico al comercio de esclavos. El 4 de julio de 1776 se aprobó la redacción de la Declaración de Independencia y se envió a la imprenta para su publicación.

En la firma, Benjamín Franklin es citado como habiendo respondido a un comentario de John Hancock que deben permanecer todos unidos: «Sí, tenemos que, de hecho, todos permanecer juntos, o casi con total certeza, todos vamos a colgar por separado», un juego de palabras que indica el hecho que de no permanecer unidos y tener éxito, serían juzgados y ejecutados, de manera individual, por traición.

Fundamento filosófico

El Preámbulo de la Declaración está influido por el espíritu de republicanismo, que fue usado como el marco de libertad.11 Además refleja la filosofía de la Ilustración, incluyendo el concepto de la ley natural, y el derecho de libre determinación. Las ideas y frases están extraídas de las obras de John Locke.

Firmantes

    Nueva Hampshire: Josiah Bartlett, William Whipple, Matthew Thornton
    Massachusetts: Samuel Adams, John Adams, John Hancock, Robert Treat Paine, Elbridge Gerry
    Rhode Island: Stephen Hopkins, William Ellery
    Connecticut: Roger Sherman, Samuel Huntington, William Williams, Oliver Wolcott
    Nueva York: William Floyd, Philip Livingston, Francis Lewis, Lewis Morris
    Nueva Jersey: Richard Stockton, John Witherspoon, Francis Hopkinson, John Hart, Abraham Clark
    Pensilvania: Robert Morris, Benjamin Rush, Benjamin Franklin, John Morton, George Clymer, James Smith, George Taylor, James Wilson, George Ross
    Delaware: George Read, Caesar Rodney, Thomas McKean
    Maryland: Samuel Chase, William Paca, Thomas Stone, Charles Carroll of Carrollton
    Virginia: George Wythe, Richard Henry Lee, Thomas Jefferson, Benjamin Harrison, Thomas Nelson, Jr., Francis Lightfoot Lee, Carter Braxton
    Carolina del Norte: William Hooper, Joseph Hewes, John Penn
    Carolina del Sur: Edward Rutledge, Thomas Heyward, Jr., Thomas Lynch, Jr., Arthur Middleton
    Georgia: Button Gwinnett, Lyman Hall, George Walton

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