lunes, junio 01, 2020

El costumbrismo de Esteban Fernandez: EL GALLEGO CUBANO.




EL GALLEGO CUBANO.

Por  Esteban Fernandez
1 de junio de 2020

 A todos los españoles  los clasificábamos como “gallegos”. Parece que creíamos que en España cuando un ciudadano quería emigrar hacia Cuba le preguntaban: “¿Usted es de Galicia?” y si respondía que “No” entonces le negaban la salida. 

Alguien en el parque Martí, a media cuadra de mi casa,  siendo yo un muchachito de 7 años, dijo: "Estebita es galleguito porque su abuela es gallega, me lo dijo mi mamá"... Pero mi padre me aclaró: "Ese y su mamá están locos, mi madre Concepción era catalana"... Y ahí fue cuando yo me di cuenta del grave error nuestro. Y me puse a indagar al respecto...

La primera pista para distinguir a un “gallego” era que cuando se ponía bravo le ponía a Dios un “re” delante. Solamente había que portarse un poquito mal delante de un “gallego” y nos decía: “¡RE-DIOS, pórtese bien muchacho!”

Algo interesante era que cuando el “gallego” ponía un negocio casi siempre traía de España a un SOBRINO para que lo ayudara en las labores. No sé porqué pocas veces traía a un hermano, a un primo o un tío, siempre era un “sobrino”…

Un “gallego” muy querido en mi pueblo llamado “Tuto” Ochoa puso una ferretería y trajo de España a su sobrino Arsenio. El muchacho era súper chévere y se hizo amigo de todos los jóvenes del pueblo. Se hizo famoso porque un día llegó un señor a la ferretería y pidió unos clavos de una pulgada, el sobrino no los encontró y le dijo al cliente: “No, no tenemos clavos de una pulgada”… Y se fue el marchante sin comprar nada.

Ochoa, que escuchó la conversación, le dijo a su sobrino: “Jolines, cuando alguien te pida algo y no lo tenemos trata de venderle otra cosa, le hubieras dicho que tenemos otros clavos que son casi de la misma medida”. Al otro día llegó una mujer y le preguntó si tenía papel higiénico,  y el “gallegito”  le respondió: “No, señora, pero tenemos un papel de dar lija que es  magnífico”.

Incomprensible era para mí poder asimilar  la enorme atracción que ellos sentían por la Isla de Cuba, un país donde todas las fechas patrióticas, las celebraciones y los héroes eran producto de una larga lucha en contra de sus antepasados. No tengo ni la menor idea de como “se sentían por dentro” al respecto, pero lo cierto era que aceptaban eso con estoicismo, con resignación y muchas  veces hasta con muestras de solidaridad.

Jamás vi en Cuba a un “gallego” con una foto de Valeriano Weyler en su casa. Sin embargo, en mi casa, mi padre (hijo de una catalana) tenía en la sala una enorme foto de Máximo Gómez.

Mi “gallego” preferido era  el actor Federico Piñero. (En la foto junto a Alberto Garrido) Mi simpatía por él no era por “gallego” sino por Almendarista, y nada disfrutaba más que escuchar a “Sopeira”-en su programa radial junto a “Chicharito”- pidiéndole a Julián que “tocara la gaita” tras el triunfo de mi equipo favorito. Otro “gallego” muy simpático era Adolfo Otero en su genial papel de “Gumersindo Caldeiro y Escobilla” en la Tremenda Corte…

Los hijos de los “gallegos” nacidos en Cuba ya perdían la “zeta”, sé casaban con cubanas, y ya sus hijos eran cien por cien cubanos. Usted les preguntaba: “¿Qué cosa eres tú?”  y respondían orgullosos: “Soy cubano pero “pichón de gallego”? Y muchas veces el que así contestaba sus abuelos eran  asturianos, valencianos o isleños…

Y al igual que hoy nuestros hijos conocen y quieren a Cuba “de oído” (por tanto escuchar nuestras historietas y nuestras añoranzas)  los herederos de los españoles en Cuba también aprendieron a querer a España viendo las lágrimas en los ojos de sus abuelos cuando alguien simplemente comenzaba a recitar: “Para Aragón en España tengo yo en mi corazón, un lugar todo Aragón, franco, fiero, fiel, sin saña”…

Y es que esa poesía venía de la inspiración del más grande de los cubanos hijo de españoles, del más sagrado, del más sublime. Es como sí hoy un hijo nuestro fuera el héroe más grande de los Estados Unidos, y todavía tuviera en su corazón a CUBA. Ese poema lo vi por primera vez en la sala, de adorno, de Don Mariano Domínguez (en la foto) un gran baluarte de Aragón en mi pueblo, fundador de la Esquina de Tejas y de la gloriosa Viña Aragonesa...

Desde Luego, quiero aclarar que el bandido Ángel María Bautista Castro Argíz  -y un montón de españoles comunistas que también nos cayeron en Cuba- ojalá nunca hubiera pisado la tierra cubana.  ¡Qué pena que no emigró a la Conchinchina! Hoy yo estuviera escribiendo en Prensa Libre en una patria libre. Vaya...

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