viernes, mayo 29, 2020

CARTA DEL CORONEL VICENTE MÉNDEZ A SU MADRE ANTES DE PARTIR A PELEAR POR LA LIBERTAD DE CUBA DONDE MURIÓ EN COMBATE JUNTO A OTROS COMPAÑEROS DE ARMAS Y DE IDEALES


Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Me parece recordar que Vicente Méndez había peleado en contra del gobierno de Fulgencio Batista; al darse cuenta de la traición Castrista  se enfrentó a la tiranía.

El desembarco del coronel Vicente Méndez Hernández el 17 de abril 1 de 1970, junto a  12 comandos, se llevó a cabo por Punta Silencio  en la Baracoa del oriente de Cuba. Vicente Méndez cayó en combate al tercer día del desembarco contra numerosas fuerzas Castristas y murió  junto a varios de sus compañeros de armas; sus cuerpos fueron tendidos en el poblado de La Máquina,  en Gran Tierra, Baracoa,  sus comandos terminarían siendo muertos o prisioneros  antes de la semana, pues había sido traicionados por Edith Reinoso Hernández, una agente de la Seguridad del Estado que había sido  reclutada al caer preso político su esposo; posteriormente salió de Cuba y se infiltró en la organización Alpha 66. Me parece recordar que su  entonces esposo también fue reclutado, pero no lo puedo asegurar pues hace muchos años que leí  sobre eso.

Edith Reinoso Hernández en su libro Testimonio de una Emigrada, libro encargado como misión por el DSE después de ella huir de los EE.UU. y regresar a Cuba, NO pudo empañar la figura y la epopeya de Vicente Méndez y sus hombres que ella se encargó de traicionar. Edith Reinoso en ese libro no confesó ser agente de la Seguridad Castrista, pero en él era fácil de inferir su condición de agente. casi 20 años después escribe un segundo libro el cual ya escribe explícitamente como una agente de la Seguridad del Estado. Algo más sobre Edith ¨agente Alba¨ podía leerse en http://www.escambray.cu/ .
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CARTA INÉDITA DEL MÁRTIR CAPITÁN VICENTE MÉNDEZ A SU MADRE ANTES DE PARTIR HACIA CUBA

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La siguiente carta fue encontrada por Carlos Manuel Zárraga en los archivos de su padre el gran patriota Carlos Zárraga y pasada en limpio por Yoel Borges, delegado de Alpha 66 en California.
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Por Esteban Fernández
26 de abril de 2018

Para mi madre Clotilde Fernández Santo:

Tomo el lápiz para decirte muchas cosas que tengo que decirte. Yo sé que te hecho sufrir mucho con todos mis problemas pero quiero que te sientas orgullosa y sepas que la Patria me llama y no puedo negarme a esa llamada. Yo sé que si mi padre estuviera vivo se sentiría muy orgulloso por yo haber luchado igual que mi abuelo luchó por la patria. Ahora yo tengo ese deber.

Si por la fatalidad me matan quiero que te sientas orgullosa de este hijo que se siente orgulloso de su madre y piensa mucho en todos tus hijos; y no te sientas débil nunca, que este hijo sabe que tú nunca lo reprocharás por haber hecho esto.

Madre, tengo dos madres tú y la Patria. En estos momentos no estás a mi lado pero si lo estuvieras sé tu respuesta por ser una madre muy luchadora. Madre, siento tanto que me dices que todo lo que estoy haciendo es poco para la Patria. Siento mucho no conversar contigo madre querida siento (renglón inelegible)

Han traicionado la Patria de los Mambises que lucharon bravíamente con el filo de los machetes y ahora aquellos mambises somos nosotros, como lo que hizo mi abuelo, tengo que defenderlo con la vida mía hasta ver una Patria libre y soberana como antes. La Patria que soñó Martí. Tenemos el deber y la obligación de esto Madre.

Dile a todos mis hermanos que yo sé que ellos se sienten orgullosos de mí como yo de ellos. Si puedes dale un abrazo a mi novia y le dices que la quiero mucho, que la quise mucho siempre.  Que trate de recordarme mucho pero que trate de hacer su vida normal, que busque un hombre bueno como ella se merece y que la haga feliz ya que yo no pude hacerlo.

Madre, mis sueños son terminar la guerra y sentir a mi Patria libre y yo poder vivir al lado de todos Uds. hacer un hogar donde yo pueda tener hijos y sentirme tranquilo y al lado de todos los míos felices y contentos. Esas son mis ambiciones y vivir en el campo donde tanta sinceridad hay. ¿Por qué madre tengo por todo el mundo que pensar tanto en mi patria?

Un fuerte abrazo tu hijo

Vicente
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Tomado de https://lafronteratransparente.com

Vicente Méndez, simplemente un héroe


Vicente Méndez Fernández

Por Ernesto Díaz Rodríguez
Secretario General de Alpha 66
03/31/2018

La historia de la nación cubana ha sido escrita con páginas de gloria por hombres de extraordinario espíritu de sacrificio, abnegación y coraje. Hombres, también, de refinada sensibilidad humana. Hoy quiero, en la figura del legendario Vicente Méndez, honrar a cada uno de esos maravillosos héroes que en distintas épocas lo dieron todo, hasta su última gota de sangre, en aras de la libertad de la Patria. Se conmemora el 47 aniversario de su desembarco, junto a un grupo de valientes, en intento supremo por salvar a Cuba de la opresión y el despotismo del régimen de barbarie, latrocinio y maldad impuesto en la isla caribeña por el sanguinario Fidel Castro.

No fue esa la primera vez que Méndez puso en riesgo su vida por salvar en nuestro país las instituciones democráticas. Lo había hecho con anterioridad contra el propio tirano de turno, comandando núcleos de patriotas que se alzaron en armas, como él, para combatir la dictadura castrista en la cordillera montañosa del Escambray. Y lo había hecho, más lejano en el tiempo, cuando el General Fulgencio Batista, en un acto desafortunado de ambición, a sólo unos meses de la fecha establecida para la celebración de elecciones libres, se apoderó del poder a través de un injustificado golpe de Estado. Desde mi punto de vista un grave error, que sumado a otros errores posteriores dieron la oportunidad a un engendro de monstruo carismático de convertir a Cuba en su finca privada, sumiendo a nuestra nación en la peor crisis de crímenes y atropellos, miseria y desamparo.

Conocí a Vicente Méndez cuando en el verano de 1968 vino a Alpha 66, la organización que por su apasionante historia resumía su ideal de lucha: la pasión por la libertad de Cuba y el afán de felicidad y prosperidad para la familia cubana. Lo recuerdo exponiendo sus ideas en las reuniones compartidas con nosotros, junto al físicamente desaparecido Andrés Nazario Sargén, irremplazable líder del destierro y de toda Cuba. Líder con letras mayúsculas, debíamos de escribir, por su refinada inteligencia y su sencillez, mezcla de espontánea humildad y comprensión; por la diáfana honradez en cada uno de sus actos. Pero por encima de todo, líder por sus siempre claras concepciones sobre la estrategia de la intransigencia como ingrediente básico para una libertad sin claudicaciones., sin hincarnos de rodillas. Libertad, en fin, con decoro y dignidad.

Y recuerdo a Vicente en la fecha 10 de Octubre de 1968, dos meses antes de mi captura en combate también, cuando en un estadio de Miami, frente a decenas de miles de cubanos en solemne acto de vergüenza y patriotismo anunció su compromiso de regresar a Cuba con el fusil en sus manos, en lucha por reconquistar las instituciones democráticas, el respeto a la persona humana, el irrenunciable derecho a ser libre que por naturaleza y por la generosa obra de quienes, al filo del machete Mambí, hicieron de la isla de Cuba una nación con justicia y libertad para todos los cubanos. Lo recuerdo con orgullo cuando entró como un rayo de luz, esparciendo sobre el arrecife cautivo chorros de coraje. Lo recuerdo cuando se apagó su voz, cuando destrenzaron sus pupilas las balas enemigas, cuando se desintegró su sombra girando en espirales hacia una inmensidad poblada de esperanzas futuras y de un renacer de patria sin cadenas, salpicada por las olas de un mar no de enfurecidas olas, tristemente coagulado de náufragos, sino un mar apacible, donde el alba sea de luz multicolor y música de ruiseñores, Un reverdecido mar poblado de rosas. Rosas blancas.

Ese es el Vicente Méndez que recuerdo yo en las noches de insomnio, el que recuerdo cuando me siento débil en espíritu y en disposición para el sacrificio. El que me da fuerzas para vencer el miedo. El que me toma por el hombro y me sacude si me falta la fe. El que me sirve de látigo y espuela si el camino me parece escabroso o demasiado abrupto o largo. Inexplicablemente largo.

Me satisface saber que su muerte en combate no fue el fin, ni fue un salto hacia la ingratitud del olvido, sino el tránsito sublime, simplemente, hacia esa gloria indescriptible que sólo los mártires y los héroes de la patria, como él, tienen el privilegio de alcanzar.


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1 Comments:

At 8:01 a. m., Blogger Unknown said...

Dios tenga en su Santisima gloria a Vicente Mendez Hernandez

 

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