sábado, abril 03, 2021

Dr. Alberto Roteta Dorado: VACUNAS CUBANAS ANTICOVID Y EL VERDADERO PROPÓSITO DEL CASTRISMO




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VACUNAS CUBANAS ANTICOVID Y EL VERDADERO PROPÓSITO DEL CASTRISMO

Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.

3 de abril de 2021

Santa Cruz de Tenerife. España.- Los defensores del castrismo pretenden que se difunda la idea de la creación de varias vacunas cubanas contra el coronavirus, y como es lógico, que esto se haga con una fuerte dosis de politiquería comunista, esto es, presentar la posible invención vacunal como “un logro más de la revolución”. El castrismo en su agonía definitiva intenta reemerger, y para lograrlo se apoya de todo lo que le sirva de soporte; aunque para esto tenga que acudir a los más ruines planes macabros. 

Todo parece indicar que es cierto lo de la invención de varias vacunas cubanas – debe ser demostrada su eficacia–. Al fin de cuentas, en aquella nación quedan científicos, y científicos al servicio del régimen. Los que no son leales al castrismo quedan excluidos de cualquier posible acción experimental. Esto es determinante para poder comprender el fenómeno en torno al “invento” cubano. 

Los científicos creadores de las llamadas Soberana, Abdala, Mambisa, etc. se supone que, independientemente de haber vendido el alma al diabólico régimen comunista de la isla, conserven ciertos principios éticos, entre los que debe prevalecer en todo momento el principio de la beneficencia-no maleficencia, esto es, hacer siempre el bien para el enfermo o el paciente; principio que predicó en lejanos tiempos Hipócrates, considerado padre de la medicina, al menos para el mundo occidental. 

Sin embargo, y de esto nadie debe dudar, con el tema de las vacunas no sucede igual para los que se han encargado de regir los designios de la nación cubana, quienes actúan contrariamente a los preceptos hipocráticos respecto al deber de hacer el bien. Como todos saben, cualquier movimiento de todos y cada uno de los habitantes de la isla – sin exagerar–  es vigilado y controlado por el malévolo sistema político impuesto en la otrora próspera nación hace ya más de sesenta años; lo que presupone que los posibles avances en el campo de la ciencia estén controlados por los agentes de la Seguridad del Estado, y que, como es lógico, detrás del posible éxito científico se teje un enramado bien difícil de entender para aquellos que desde la distancia tienen alguna referencia de la situación social y política de Cuba. 

No dudo de la capacidad de los creadores de las vacunas, aunque insisto, debe validarse en el orden práctico su efectividad, lo que hasta el presente no se ha concretado. No obstante, hemos de denunciar el verdadero rostro que oculta el régimen cubano, esto es, en primer lugar intentar vender su producto, aunque sea a un grupúsculo de países pobres cuyos gobiernos no pueden asumir el costo de las vacunas más comercializadas en el mundo, dentro de las que se destacan la Pfizer-BioNTech y la Moderna COVID-19, por solo poner como ejemplos a las más aceptadas, difundidas, y tal vez, las mejores, amén de estar probadas desde el punto de vista científico, y también en el orden práctico.  

Una vez lanzado el producto cubano – se estima que la producción recién comenzó en asociación con el régimen terrorista de Irán, toda vez que Cuba está inmersa en la peor crisis económica de su triste historia–  se exportará a precios menos costosos que el resto de las vacunas que ya se comercializan en el mundo, con lo que algunos gobiernos en su empeño de frenar el desarrollo de la pandemia originada por el coronavirus terminarán adquiriendo las vacunas creadas en la isla, aunque producidas en territorio iraní. Recordemos que las primeras 100 000 dosis para comenzar un ensayo clínico fase III de la Soberana 02, en convenio con el Instituto Pasteur de esta nación islámica ya fueron enviadas recientemente, y de poder validarse los resultados la producción se pondrá en marcha en Irán.

Pero además de lo que podrá aportar la venta de las vacunas para nutrir las arcas del castrismo, y jamás para beneficiar al pueblo que sobrevive en medio de la hambruna, las calamidades, las enfermedades, la carencia de medicamentos, y sobre todo, de una criminal represión, está la maquiavélica idea de aparecer ante el mundo como baluartes de una fraternidad y altruismo inexistentes, toda vez que la dictadura castrista solo actúa con intereses por ganancias materiales, y lo peor, para mostrarse, aunque solo desde la apariencia, como una nación próspera – se supone que si se logra crear una vacuna, solo una, y no cuatro o cinco como dicen, no pueda ser cierto la existencia de una crisis en grado superlativo–. 

Al final , cuando todo este proceso de producción iraní de las vacunas cubanas termine, cuando una exigua minoría de países pobres las adquieran, cuando las almacenen esperando las ventas imaginarias – se supone que las naciones, cuyos gobiernos han sido capaces de iniciar con mayor o menor éxito el plan de vacunación generalizada de sus poblaciones, no se prestarán para adquirir un producto que recién comienza a probarse, mientras que las clásicas Pfizer-BioNTech, Moderna COVID-19, y hasta la controversial Astrazeneca, ya han sido más que probadas en grandes sectores poblacionales–, entonces con lo que quede se comenzará la vacunación de un país que cada día aumenta su número de contagios (77, 353 diagnosticados y 429 muertes)*, y cuyo desgobierno permanece indiferente en la espera del milagro de la invención nacional.** 

Esto último es lo que debe difundirse en todas partes, esto es, que en Cuba, a diferencia del resto de los países de América, no se ha iniciado la vacunación contra el coronavirus –lo que se ha informado como inicio de la vacunación en sí es un ensayo experimental*** en el que participa el personal de la salud–, y esto no solo es vergonzoso; sino que constituye una grave amenaza para una población que se lanza a las calles continuamente en la búsqueda de lo poco que logran encontrar para resistir en medio de la hambruna generalizada, que no tienen medicamentos, que no cuentan con medios de protección adecuados (las mascarillas, que allí llaman nasobucos, son de confección artesanal), y que permanecen en la inseguridad y la incertidumbre respecto a una prometida vacunación que recién empieza a aplicarse de manera experimental.  

El rumbo hacia la inmunidad global frente al coronavirus ya ha comenzado en gran parte del mundo. Más de 337 millones de personas ya han recibido al menos una primera dosis de la vacuna. En total, y según los datos recogidos por Our World in Data, se han administrado más 595 millones de inyecciones en más de 163 territorios y países, entre los que no figura Cuba, cuyo régimen sigue haciendo una campaña mediática con la creación de varias vacunas, aunque sin mostrar resultado alguno. Aún en muchos países de África, específicamente en 27 territorios, se ha comenzado la campaña de vacunación. En Asia son 39 las regiones que han comenzado a vacunar a su población.

Mientras que en América son 38, casi todos grandes países: Estados Unidos (población con pauta completada 11,5%, población con una dosis 21,3%) Canadá (población con pauta completada 1,6%, población con una dosis 6,8%), México (pauta completada 0,5%, una dosis 2,9%), Brasil (con pauta completada 1,4%, población con una dosis 4,2%), Chile (pauta completada 10.7%, una dosis 25,9%), Perú (población con pauta completada 0,4%,  población con una dosis 1,2%), Argentina (pauta completada 1%, población con una dosis 4,3%), Costa Rica (pauta completada 1,1%, primera dosis 3,7), Ecuador (población con pauta completada 0,1% población con una dosis 0,7), Bolivia (población con pauta completada 0,1%, población con una dosis 1,1%), Colombia (pauta completada 0,1%, primera dosis 1,5%).****

Las cifras demuestran que la vacunación resulta insuficiente en la mayoría de las naciones, cuyos gobiernos han asumido la vacunación con el objetivo de llegar de forma masiva a todos. No obstante, resulta patente el empeño de los gobiernos de cada país, aún de naciones muy pobres como Bolivia y Ecuador, que a diferencia de Cuba, sus respectivos gobiernos asumen la responsabilidad de inmunizar a la población con inmediatez. 

Y así las cosas, en medio de una campaña mediática para parecer como héroes ante el mundo, y de manera muy particular, para vender su producto “maravilloso” – aún no probado–, lo cierto es que no se puede afirmar nada en concreto respecto al inicio de un verdadero plan de vacunación nacional. 

Mucha propaganda comunista y muy poco en el orden práctico.   

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*Cifras obtenidas el 2 de abril de 2021. Suponiendo que fuera cierto, ante la omisión de datos o los reajustes de las defunciones por otras causas que no sean COVID-19. 

**Recién se comenzó una vacunación experimental con la participación de 124 000 cubanos, de entre 19 y 80 años, "con elevado riesgo" de contraer el coronavirus, participarán en el estudio de intervención con Abdala, candidato vacunal que inició hace una semana su fase tres de ensayos clínicos en las ciudades de Santiago de Cuba, Guantánamo y Bayamo, todas orientales, con 48 000 “voluntarios”.

***Los resultados de estos ensayos clínicos no se han publicado en revistas especializadas revisadas por pares, por lo que expertos que no están involucrados en estos estudios piden cautela. La Organización Panamericana de la Salud, por su parte, se ha mostrado optimista, pero advierte que las candidatas deben superar todas las pruebas.

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Datos del 1 de abril de 2021. 

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HIGH BEAM / LUZ LARGA

Mar 12, 2021

ENFOQUE CIUDADANO MARZO 12


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