miércoles, octubre 19, 2022

Otro amigo se va.. Ramón Humberto Colás sobre la muerte de Tomás Rodríguez, director de Agenda Cuba

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Si mal no recuerdo, al principio de yo crear mi blog Baracutey Cubano, Tomás Rodríguez  se comunicó conmigo, pero su posición, según mi opinión,  era demasiado  suave con la dictadura Castrista  y no era muy conocedor de hechos históricos cubanos así como de la entonces actualidad cubana que yo, al partir hacia el Exilio,  recientemente había dejado en Cuba;  causa éstas por las cuales  no fue de mi interés  cooperar con Agenda Cuba.  Descanasa en Paz Tomás Rodríguez y que pronto, desde lo Alto, veas a Cuba próspera, libre y democrática.

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Tomado de https://www.facebook.com/

Otro amigo se va.

Por Ramón Humberto Colás

19 de octubre, 2022

Me entristece la muerte de Tomas Rodríguez. La noticia consterna, seguramente, a todos los que le conocieron, a sus familiares y amigos. Se deprime el ánimo de cualquiera por el trágico suceso que le costó la vida a este hombre inquieto, enérgico y sincero. 

Era un palma. Un guajiro holguinero orgulloso de sus raíces. Fray Benito, su tierra natal, jamás estuvo ausente de su memoria.

Viví muchas experiencia con Tomas y llegué a conocerlo. Nuestra cercanía fue a pocas horas de mi llagada al exilio. La organización que presidía, Agenda Cuba, me ofreció un sencillo homenaje y todos los afectos. Después vino Consenso Cubano y cada sábado coincidimos en extensas reuniones sobre la solución cubana. 

Los desayunos de Agenda Cuba, primero y su programa radial, después, me hicieron parte de aquellas tertulias patrióticas donde, Tomas, exponía, con su voz radiofónica y un acento de autoridad, ciertas iniciativas por Cuba.

Era incluyente. De acceso fácil e improvisador. Soñador de altura. Viajero y cuidadoso de Mary, su esposa, jaranero y de cierta torpeza alguna vez.

(Tomás Rodríguez y Ramón H. Colás)

Tengo muchas anécdotas de Tomas. Recuerdo una vez que nos encontrábamos en Budapest, Hungría. El y yo, junto a una docena de cubanos viajamos allí para exponer nuestra tragedia. Una noche, Roland Behard, Tomas y yo, hicimos un breve paseo por los alrededores del palacio de Sissi, la emperatriz, y sobre una empinada colina, se elevaba un monumento enorme de la era soviética. Nos detuvimos frente aquel mole de hormigón kitsch y grisáceo en silencio. Tomas, nos dice mientras contemplábamos: -Comprade, que grande son esas pencas de palma-. Roland J Behar y yo estallamos en risas. Tomas, -son ramos de olivos-. Le dijimos. -Da lo mismo, pero están muy grande-.

Otra vez, en Miami, coincidimos en su oficina de la calle 8. Yo estuve varios días fuera de la ciudad. Al saludarme me dijo: -Y cómo te fue por allá abajo- 

-Por dónde-, le pregunto. -Por Europa-.

Así era Tomas. Natural. Muy cubano y sin pena de hacer una metedura de pata. No le gustaba decir su edad y mucho menos que le preguntaran cuántos ha cumplido.

Un día me llamó para que le sirviera de guía a un tour organizado por él. El viaje podía ser, cómo fue, largo y agotador para sus clientes ancianos y con muchas limitaciones. Primero, New Orleans, para empezar y luego vendrían otras ciudades americanas. Dallas, Albuquerque, Las Vegas, San Antonio y Biloxi. La pasamos muy bien. Y esa fue la última vez que nos vimos.

Descansa en paz buen hombre y desde el cielo, intercedes por Cuba y su pueblo.

ÁNIMO.

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