miércoles, diciembre 04, 2024

Video: BREVE HISTORIA DE SANTA BÁRBARA EN EL DÍA DE SU FESTIVIDAD. A Santa Bárbara , de Celina González y Reutilio, Una especie de homenaje a esa religión tan arraigada en la población cubana, dentro y fuera de la Isla

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano


Desde el mismo siglo I de nuestra era cristiana  se adoptó que el día en que un mártir  cristiano era ejecutado fuera el día de su  festividad, por ser el día en que el mártir se encontró nuevamente con Cristo.  Desde esa época  se consideró que a todo mártir cristiano que moría por su fe  Dios le regalaba la santidad, pues Cristo había expresado:
12 Este es mi mandamiento: Que os améis los unos a los otros, como yo os he amado. 13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
Juan 15:12-13
Para los cristianos la vida del Alma es el Amor y el Amor es lo que nos une o ata a Dios; de ahí la valoración tan alta a aquellos que dan su vida por Cristo.

BREVE HISTORIA DE SANTA BÁRBARA EN EL DÍA DE SU FESTIVIDAD

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Tomado de https://es.wikipedia.org

Santa Bárbara

Bárbara de Nicomedia, conocida como Santa Bárbara fue una virgen y mártir cristiana del siglo III, que forma parte de la lista oficial del martirologio de la Iglesia Católica. Su fiesta se celebra el 4 de diciembre.1

Historia

Nació en Nicomedia, cerca del mar de Mármara, a principios del siglo III.2 Fue hija de un sátrapa de nombre Dióscoro, quien la encerró en un castillo para evitar que se casara tan joven y para evitar el proselitismo cristiano. Durante su encarcelamiento ella tenía a maestros quienes le enseñaban poesía y filosofía, entre otros temas. Por esto mismo, y porque su padre estaba ausente, Bárbara se convirtió al cristianismo y mando un mensaje a Orígenes, considerado un erudito de la iglesia Cristiana, para que fuera a educarla en esta fe. Después de su bautizo ordenó construir una tercera ventana en su pieza, simbolizando la Santísima Trinidad. Al llegar su padre ella se declaró cristiana y se opuso al matrimonio que le propuso su padre diciendo que elegía a Cristo como su esposo. En respuesta su padre se enfadó, queriendo matarla en honor a sus dioses paganos. Por eso, Bárbara huyó y se refugió
 en una peña milagrosamente abierta para ella. Atrapada pese al milagro, fue capturada.

Su martirio fue el mismo que el de San Vicente: fue atada a un potro, flagelada, desgarrada con rastrillos de hierro, colocada en un lecho de trozos de cerámica cortantes y quemada con hierros candentes. Finalmente, el mismo rey Dióscoro la envió al tribunal, donde el juez dictó la pena capital por decapitación. Su mismo padre fue quien la decapitó en la cima de una montaña, tras lo cual un rayo lo alcanzó, dándole muerte también.

El padre carmelita Claudio de San José narra en un manuscrito de la Orden Carmelita que el sepulcro de Santa Bárbara fue venerado por fieles quienes reportaban curaciones milagrosas. Su fama era muy reconocida en el siglo VIII y varios empezaron a llevarse las reliquias hasta que fueron trasladadas a Constantinopla y después a Venecia.2

Su culto fue confirmado por San Pio V en 1568 y se convirtió en uno de los catorce santos auxiliadores del Santoral.2

Su festividad se celebra el 4 de diciembre.

Las Reliquias
Sus reliquias fueron trasladadas a Venecia en tiempos del dogo Pedro II Orseolo (991 – 1009), por María Argyropoula, una princesa bizantina posiblemente hermana de Romano III, que se había casado con el hijo del dogo, Juan. Las reliquias de la santa quedaron en la iglesia griega y en 1108 una princesa griega de nombre Bárbara se casó con el príncipe de Kiev, Sviatopolk Iziaslavovich. Ella trajo consigo las reliquias que fueron colocados en el monasterio Michailovsky-Zlatoverj en Kiev. En la época de los desastres napoleónicos, las sagradas reliquias fueron llevadas al templo de San Martín de la isla de Burano, donde se custodian aún hoy. Los restos están en una capilla dedicada exclusivamente a Santa Bárbara. Una parte de las reliquias de la mártir Santa Bárbara que se hallaban en la iglesia de San Marcos, en Venecia, fueron depositadas en el santuario de santa Bárbara, 
perteneciente a la diaconía apostólica y ubicado en el municipio del Ática del mismo nombre, por el arzobispo de Atenas, y toda Grecia, Christódoulos.

En la iglesia de San Juan del Hospital, en Valencia, se encuentra la columna donde fue martirizada, en una capilla bajo la advocación de la santa. Esta reliquia fue traída a la Ciudad de Valencia por la Emperatriz Constanza Augusta de Grecia.

En la iglesia de San Jaime de Moncada (Valencia), se encuentra una falange de un dedo de Santa Bárbara la cuál fue traída desde Roma a Moncada.

El medallón que uso durante su martirio se encuentra perdido, dicha reliquia fue encontrada el la penúltima década del siglo XVIII (1780-1790), mes de octubre, en una pequeña parroquia llamada Riochico de Portoviejo, en la provincia de Manabí, Ecuador, según historiadores, se encontró enterrado entre matorrales donde actualmente se levanta el templo parroquial, que lleva su nombre. La leyenda dice que el templo se iba a construir en otro sitio, pero que el medallón misteriosamente volvió a aparecer donde había sido encontrado, desapareció por primera vez de la vitrina del templo, a causa de un robo, pero apareció nuevamente un tiempo después, y la segunda vez, después que dicha parroquia mando a esculpir una imagen de la santa y fue colocado en ella. Ahora su paradero es desconocido, las personas piensan que alguien lo robó y que aún se encuentra en la parroquia; pero la leyenda apunta que por voluntad divina aparece y reaparece en otro lugar desconocido para si propagar la fe de Santa Bárbara.
Simbología e iconografía

Se la suele representar joven, bien con la palma del martirio, bien con plumas de pavo real,3 pues este 
animal es símbolo de la resurrección o la inmortalidad, y aparece ya en la más antigua representación conocida, que data del siglo VIII (Santa María la Antigua, de Roma).

También suele aparecer con su atributo, una torre con tres ventanas, apareciendo unas veces encerrada en la misma y en otras la torre aparece a su lado o en miniatura sobre una de sus manos. El significado de esta torre con tres ventanas es el refugio de la fe en la Santísima Trinidad. Y suele llevar corona, que admite variaciones: en algunas es la de una princesa y en otras es una corona completa formada de varias torres.

La imagen de santa Bárbara también aparece a veces asociada:
  •     Con la espada con la cual fue decapitada, lo que ha contribuido a que sea asociada con la guerra, pero dicha espada representa un símbolo de fe inquebrantable.
  •     Con un cáliz, que significa su conversión al catolicismo.
  •     El rayo que cayó en su martirio ha hecho que sea relacionada con los explosivos y así es patrona del arma de artillería, cuyo escudo son cañones cruzados y la torre es la heráldica de los ingenieros y zapadores. El depósito de explosivos en los buques recibe el nombre de santabárbara.
  •     Con una rama de olivo entre sus manos, representando el martirio.
  •     Con una manto rojo, cáliz de la sangre de Cristo.
  •     Junto a bloques de piedra por su patronazgo de la cantería.
Su patronato fue introducido en España, al parecer, por Juan de Terramonda, natural de Lille, que llegó a España como asentador de Felipe I el Hermoso.
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«A Santa Bárbara» Celina y Reutilio

Por Angie Rojas


Celina González y su hijo Reutilio quien hoy reside en Estados Unidos (foto y comentario añadidos por el bloguista de Baracutey Cubano)

«Yo soy Santa Bárbara Bendita, tú vas a caminar el mundo por mí». Estas fueron las palabras que Celina González, la legendaria cantante cubana, escuchó a los 20 años. La aparición de Santa Bárbara, la virgen católica sincretizada con Changó, marcó un punto de inflexión en su vida.

Aquella joven campesina, reconocida por su voz evocadora,  aseguró experimentar una aparición divina que impulsó su carrera musical al encontrar éxito y protección a cambio de su devoción hacia Santa Bárbara. Según la cantora, esta relación marcó el inicio de un camino hacia la fama y el reconocimiento mundial. Desde entonces, Celina González dedicó sus canciones a la santa, expresando su profunda entrega con un estilo rico y exuberante lleno de sabor. Su música se caracteriza por una ornamentación sonora y una intensa expresión grandilocuente, casi barroca, pero, simultáneamente festiva, como se puede apreciar en el álbum A Santa Bárbara (1956).

Cada canción, desde la homónima hasta «Antonia Gervasio», refleja su profundo respeto y devoción ritual. Además, el disco incluye canciones como «San Lázaro» —y, honestamente, quien no se levante a bailar con esta canción, es porque está muerto—, así como joyas dedicadas a deidades de gran influencia en la cultura latinoamericana como la «Virgen del Carmen» y «A la Caridad del Cobre». A Santa Bárbara no solo ilustra la conexión íntima de Celina con la espiritualidad y la tradición afrocubana, sino que también hace vibrar en épocas decembrinas a varios zonas obreras y burgueses de Latinoamérica con su llamado irresistible al baile, atrayendo tanto a devotos, a escépticos  y a quienes descubren la magia de su música por primera vez.

Este disco no hubiera sido posible sin Reutilio Domínguez. Junto a él, su compañero artístico y sentimental, Celina González formó un dúo musical que contribuyó a la dinámica y rica historia musical cubana. Reutilio, además de ser guitarrista y cantante (segunda voz del dúo), destacaba como compositor y poseía una técnica impresionante que le permitía tocar la prima y bordonear simultáneamente, creando un sonido que daba la impresión de ser producido por un trío. Su colaboración debut en La Habana, y el pegajoso coro: «¡Que viva Changó!», de la canción homónima del álbum, fue un éxito instantáneo, que sigue haciendo vibrar hasta hoy a generaciones enteras con su ritmo contagioso.

Además de la lírica mencionada, Celina y Reutilio fusionaron la música guajira con influencias afrocubanas, manteniendo la métrica, es decir, la décima hispánica y el estilo del punto guajiro pero abordando temas del patrimonio musical africano. Su devoción por Santa Bárbara y otros santos orishas como Ochún, Babalú Ayé, Changó y Yemayá se manifestaba en letras que invocaban colectivamente protección, éxito y bendiciones divinas, bajo una atmósfera de son y guaracha.

Su música no solo conquistó las ondas radiales más prestigiosas, sino que también los llevó a escenarios exclusivos como el icónico cabaré Tropicana. El dúo incluso tuvo el honor de compartir el escenario con leyendas como Nat King Cole y Pedro Vargas. A través de sus letras, Celina y Reutilio entrelazaron narrativas intensas de la esencia de la vida rural y la santería cubana, tejiendo con sensibilidad única las costumbres y tradiciones del campesinado. Su música, enraizada en la cotidianidad, perdura como un vestigio de la riqueza cultural de Cuba, impactando profundamente en el tapiz musical latinoamericano.

Angie Rojas

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Santa Barbara - CELINA GONZALEZ




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Celina González, una historia de amor

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Cuando Celina escribe y graba A Santa Bárbara, en 1948, está haciendo historia: está fusionando las culturas campesina o guajira de Cuba con la afrocubana
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Cristóbal Díaz-Ayala
San Juan
26/09/2011

Así titula la escritora cubana Mireya R. Fanjul, su biografía de Celina que es también la de su compañero por muchos años, Reutilio. Y estaba haciendo falta un ensayo como este. Celia Cruz, posiblemente la cubana más importante del siglo XX, tiene varias, de las cuales la mejor es la escrita por el colombiano Dr. Héctor Ramírez Bedoya. También tiene más de una Benny Moré. Indudablemente Celia y Benny son mucho más conocidos dentro y fuera de Cuba que Celina, quien comenzó su carrera artística cultivando el género musical cubano más antiguo, —el origen del punto cubano se produce en el siglo XVIII—; pero es también el género que menos importancia tenía, y desgraciadamente tiene, en Cuba y fuera de ella. El mérito grande de Celina fue que desde los fines de la década de los 40 rescató del olvido, con sus composiciones y su voz junto con Reutilio, ese género musical, y además, empezó a incursionar en la música afrocubana, fusionándola con la guajira.

Y eso es más importante para la historia de la música cubana, y hasta la social, que los grandes éxitos universales de Celia y Benny. Eso no se había hecho antes en Cuba; eran dos géneros completamente aparte, que además reflejaban una situación social real: el campesino o guajiro cubano, por regla general cultivador de la tierra propia o alquilada, discriminaba al afrocubano, la mayoría de los cuales trabajaban como asalariados en la industria azucarera —trabajo que solo cubría algunos meses del año—, o en otras labores parecidas. Y esto se reflejaba en la música, a duras penas el guajiro había aceptado el son como forma bailable, género de origen afrocubano. Cuando Celina escribe y graba A Santa Bárbara en 1948, está haciendo historia: está fusionando las culturas campesina o guajira de Cuba, con la afrocubana.

La historia de esta mujer es la que narra la autora, en un estilo que bien califica el autor del prólogo, Miguel Barnet, como “bosquejo biográfico-lírico”. O sea, en estilo sencillo pero muy ameno nos va contando los pormenores de esta larga e interesante vida, apelando al interés del lector pero sin perder el rigor de conceptualizar los sucesos más importantes de ella.

Sorprende un poco que el libro comience con una oración en yoruba, parte de la liturgia de la religión de los orichas o santería, y en esa misma línea una alabanza a los ancestros, al parecer reflejo del sentir de la autora y su biografiada. Una especie de homenaje a esa religión tan arraigada en la población cubana, dentro y fuera de la Isla. Y ya cronológicamente situados en 1928, año del nacimiento de Celina, Mireya comienza su relato en el que siempre describe el entorno de manera que el lector, cubano o de otros países, entienda mejor el transcurso de esa vida campesina: su encuentro con Reutilio, hábil guitarrista a quien se une en 1943 en matrimonio y en dueto musical, ya situados en la región oriental de Cuba; sus luchas y primeros éxitos, en un campo tan competitivo como siempre lo ha sido el de la música en Cuba —máxime desenvolviéndose básicamente en el área de la música guajira—; sus encuentros con figuras como el recitador Luis Carbonell y el compositor Ñico Saquito, ambos ayudando a la pareja, especialmente el segundo, del que la autora atinadamente incluye en el texto una minibiografía, y quien es la persona que los puso en contacto con “Suaritos”, dueño de la emisora habanera del mismo nombre, por muchos años la tercera más importante del país, de quién también nos trae una sintetizada biografía.

Será este personaje quien los contrate para una breve temporada en la Habana. La descripción que hace la autora de esa ciudad que en 1948 ven los ojos de la pareja de artistas, está muy bien lograda. La pareja debuta por Radio Cadena Suaritos, y el éxito es instantáneo. Pocos meses después pasan a trabajar a la emisora RHC Cadena Azul, de mayor importancia pues se escuchaba en toda Cuba. Ya en los comienzos de los años 50 hacen sus primeros discos, graban también jingles o anuncios cantados, actúan en teatros, cabarets, fiestas; llegan a tener programas radiales en varias emisoras al mismo tiempo. Parece increíble que solo dos voces y una guitarra, con algún acompañamiento rítmico pudieran tener más éxito que una orquesta. Todo el mundo quiere escuchar estas canciones que son al mismo tiempo un himno a una deidad religiosa católica y un orisha de la religión de los yorubas: Santa Bárbara y Shangó. Con Celina y Reutilio sale del closet el sincretismo religioso cubano, escondido por siglos. Harán lo mismo con San Lázaro y Babalú Allé o la Virgen de Regla y Yemayá. Pero Celina no abandona su veta guajira; brotan deliciosas creaciones como Soy guajiro del monte, Yo soy el punto cubano, entre otras. Al mismo tiempo interviene en varias películas.

Mireya nos va narrando en detalle todo este proceso fabuloso que continúa hasta el triunfo de la revolución cubana en 1959. En la siguiente década los cambios de política del nuevo gobierno en cuanto a las religiones afrocubanas reduce su repertorio solamente a lo guajiro. Celina se divorcia de Reutilio en 1964 pero sigue cantando y grabando con otros grupos. Aunque ya había hecho alguna gira antes fuera de Cuba con Reutilio, en 1984 viaja a cantar en Rusia y Bulgaria, y ese mismo año hace su primer viaje a Colombia, a Cali. Ya para entonces está cantando con ella su hijo Lázaro. Aquí comienza esa relación tan hermosa e intensa de Celina con el pueblo colombiano, con innumerables giras a lo largo y ancho del país, que va narrando Mireya con lujo de detalles. Colombia, decididamente, la adopta.

Pero no es solo Colombia; increíblemente Inglaterra la reclama, y allí va en 1984; en 1989, será México el país que queda cautivado con esta voz que sale de la tierra misma. También visitará Mozambique, Zambia y Angola, y las Islas Canarias en 1992; en 1994, Argentina, y Suecia en 1998. Anécdotas, grabaciones con sellos disqueros internacionales como Odeón, Emi y Tumi, todo esto va describiendo el libro.

Estando en Miami en enero del año 2000, visitando a su hija y nietos que residen allí, sufrió un infarto cerebral, fue atendida en el Jackson Memorial Hospital de la Florida, donde estuvo once meses. Después fue trasladada a Cuba, donde siguió varios meses más bajo tratamiento médico. Con las limitaciones que una enfermedad de este tipo dejan, Celina viajó en 2001 a Venezuela a recibir un homenaje en Caracas. Y sigue viva en Cuba, recordando su hermosa carrera, el cariño de pueblos como el colombiano, que la hicieron suya. Ha recibido un sinnúmero de premios que el libro detalla. Y recoge también fotos de los objetos religiosos de Celina, que pueden ser imágenes de las vírgenes católicas u objetos de la liturgia de los orishas. Hay, además de una gran cantidad de fotos, una discografía de la artista.

Por el papel que desempeñaron no solo en su música, sino en la historia social de Cuba, este libro es muy importante para cubanos y también para los colombianos, por el cariño que este pueblo siempre le ha tenido.


© cubaencuentro.com

Celina y Reutilio (hijo)- San Lazaro y Que Viva El Chango.



Celina y Reutilio - Que Viva Chango (Video Oficial) 1949




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