martes, mayo 11, 2010

El Cardenal Jaime Lucas Ortega y Alaminos y el huelguista Guillermo Fariñas

Tomado de http://www.palabracubana.org/




El Cardenal y el huelguista
Por DORA AMADOR

Hace tiempo me molesta la pompa de la jerarquía eclesial. No está exenta de lucha interior esa molestia. Es parte de mi Iglesia, a la que amo.

¡Ay, pero si Dios me diera la gracia de no rechazar tanta prosopopeya! Conocí a un sacerdote bueno, todo humildad. Lo hicieron obispo y cuando lo veo ahora no lo puedo creer. Es otro desde su elevación al trono: los gestos, la mirada, su caminar, sin contar con el gorro, llamado mitra episcopal, la afectación al sentarse y al levantarse de la silla acolital, qué lejano me parece del pueblo de Dios sentado en los bancos, mirándolo. Es como una obra teatral. El arzobispo de Miami, John C. Favalora, que acaba de renunciar gracias a Dios, tiene un gesto muy particular que me ha llamado siempre la atención: en el altar de pie, recuesta su frente sobre su mano colocada en el báculo. Permanece así bastante rato con los ojos cerrados, y me pregunto, qué estará pensando, a lo mejor está rezando porque no puede más. Especialmente con la comunidad cubana en la diáspora miamense, que él parece no soportar. No digo que al cardenal cubano le pase lo mismo, no he tenido la oportunidad de verlo en todo su esplendor. Y no le presto atención a los comentarios malsanos.

Nunca le he escrito al Cardenal Ortega, excepto cuando fue elevado al trono cardenalicio en 1994, y llena de ilusión y orgullo me dirigí a él, pidiéndole a Dios que lo guiara. Mi oración no fue escuchada o, como siempre, Dios tiene caminos que nosotros no comprendemos.

( Cardenal Jaime L. Ortega y Alaminos )

Advierto que lo que sigue es fuerte. Cito partes de la entrevista aparecida en el último número de la revista diocesana Palabra Nueva, y después le hago preguntas o breves comentarios sobre lo expresado por él. Dios sabe cuánto tiempo he callado, Dios me sondea, conoce mi corazón: sólo quiero decir la verdad. Comienzo:

Jaime: “Creo que un diálogo Cuba-Estados Unidos sería el primer paso necesario para romper el círculo crítico en que nos encontramos. Al comienzo de su gestión el presidente Raúl Castro propuso a los Estados Unidos este diálogo sin condiciones y sobre todos los temas, incluyendo los derechos humanos, y ha repetido su propuesta en más de una ocasión. En su campaña política presidencial, Barack Obama también indicó que cambiaría el estilo al uso y buscaría ante todo hablar directamente con Cuba. En esos momentos crecieron las expectativas del posible encuentro entre ambos países. Sin embargo, después de llegar al poder, el nuevo presidente norteamericano ha repetido el viejo esquema de gobiernos anteriores: si Cuba hace cambios con respecto a derechos humanos, entonces los Estados Unidos levantarían el bloqueo y se abrirían espacios para un diálogo ulterior. Si bien se dieron pasos importantes que modificaron algunas medidas contraproducentes impuestas por el anterior gobierno, con el tiempo se alteró la propuesta preelectoral. De nuevo la antigua política prevaleció: comenzar por el final. Estoy convencido que lo primero debe ser encontrase, hablar y en el avance del diálogo se darían pasos que puedan mejorar las situaciones difíciles o superar los puntos más críticos. Este es el modo civilizado de enfrentar cualquier conflicto”.

Dora: El primer paso necesario para romper el “círculo crítico” en que nos encontramos es el diálogo del gobierno de los hermanos Fidel y Raúl Castro con el pueblo cubano, específicamente con la oposición, que tanto desprecias. El diálogo debe ser entre cubanos, Jaime, desviar la problemática hacia un enemigo exterior es una coartada a la cual ya se le ha caído la máscara. Lo expresó muy claramente la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, cuando afirmó que el gobierno de La Habana no quiere que le levanten el embargo, pues se le acabarían las excusas para justificar el desastre al que ha llevado a Cuba. Siempre que EE UU ha buscado un acercamiento, Fidel Castro se ha encargado muy hábilmente de impedirlo, pruebas hay de sobra, incluyendo estas últimas de asesinar a Orlando Zapata después de torturarlo y golpear y arrastrar a las Damas de Blanco, además de encarcelar al estadounidense Alan P. Gross.

En cuanto a la propuesta de Raúl Castro –cuando se creyó al mando del régimen cubano– de dialogar “sin condiciones, incluso de derechos humanos” con Estados Unidos, bien sabemos que su hermano le enmendó la plana. Fidel dijo que habían malinterpretado a Raúl. Jamás se ha vuelto a proponer tal diálogo.

¿Por qué no mencionas los cambios prometidos por Raúl "estructurales y de conceptos" cuando le dijo al pueblo que se expresara sin miedo, con plena libertad, sobre los problemas que aquejaban a Cuba paa empezar a resolverlos? ¿Cómo no mencionas que aquellas reuniones maratónicas en las que los cubanos hablaron y se ilusionaron fueron burladas y lo que ha seguido es represión, golpe y más prisión?

Jaime: La acción de la Iglesia dentro de la sociedad pertenece al orden de los derechos y el derecho a la libertad religiosa está reconocido claramente en la Constitución vigente en Cuba. Es dentro de ese propio marco constitucional, según su misma identidad y su modo propio de proceder, que la Iglesia Católica despliega su misión en Cuba en por del bien común.

Dora: ¿Y los otros derechos, por ejemplo, los humanos, por los cuales Jaime da muestras de no interesarse en lo absoluto? ¿De qué “bien común” hablas Jaime?

Tengo ahora que contar una anécdota que en su momento me pareció cruel, hoy supera toda realidad. Cuando Juan Pablo II iba a a Cuba en 1998, el director para América Latina del diario católico francés Le Croix, fue a la sala de redacción de El Nuevo Herald para entrevistarme. Fue un honor para mí que me eligiera junto a Dagoberto Valdés para presentar las dos realidades católicas cubanas –la isla y el exilio– antes de la llegada del Papa a la isla. Le pregunté al periodista francés qué pensaba que haría la Iglesia después de la visita del Papa, si cobraría fuerza para enfrentarse al gobierno y aceleraría la libertad. Su respuesta me pareció de un cinismo que apenas pude digerir. Ha permanecido en mi memoria para siempre.

( Guillermo Fariñas )

“Nada”, me dijo el director de Le Croix. “La Iglesia no va a hacer nada que le impida afianzarse bien en el poder, y eso solo lo hace mientras permanezcan las cosas iguales. A la Iglesia no le conviene que el gobierno castrista caiga”. Por supuesto, ahora sé a qué se refiere. Excluyo de esta agenda maligna a obispos, a curas, a laicos, a religiosos y religiosas buenos, que los hay, es la mayoría. Pero no tienen el verdadero poder eclesiástico. Entiéndase a quién me refiero: al cardenal, al obispo José E. Serpa, de Pinar del Río, a Alfredo Petit y compañía, ¡Ah! Y al párroco de Santa Rita, Monseñor Félix Pérez Riera, miembro de la Seguridad del Estado de acuerdo con un querido sacerdote que visita Miami a menudo, y que he confirmado por medio de otras fuentes.

Jaime: El hecho trágico de la muerte de un prisionero por huelga de hambre [Orlando Zapata Tamayo] ha dado lugar a una guerra verbal de los medios de comunicación de Estados Unidos, de España y otros. Esta fuerte campaña mediática contribuye a exacerbar aún más la crisis. Se trata de una forma de violencia mediática, a la cual el gobierno cubano responde según su modo propio.

En medio de esto ¿qué puede hacer la Iglesia por el bien común? Ciertamente su misión le impide sumarse simplemente a una de las dos partes enfrentadas, con propósitos políticos de desestabilización de un lado, y con el consecuente atrincheramiento defensivo de otro. Lo que nos corresponde como Iglesia es invitar a todos a la cordura y a la sensatez para que se pacifiquen los ánimos.

Dora: Para escándalo de la Iglesia, el Cardenal dice aquí que el propósito de “Estados Unidos, España y otros” es “desestabilizar” al gobierno. La prensa internacional lo que ha hecho es reportar lo que sucede en Cuba. Las imágenes televisivas hablan por sí solas. Dice el prelado además que el gobierno cubano se atrinchera, “defensivamente”. Esto, sencillamente, es el colmo del cinismo. Que la prensa internacional reporte sobre la muerte de Orlando Zapata por huelga de hambre, que las cámaras de televisión capten y se vea en todo el mundo cómo son golpeadas, arrastradas, insultadas, empujadas dentro de guaguas a mujeres católicas por marchar pacíficamente portando gladiolos a la salida de una misa en protesta por sus familiares presos, que a eso le llame el Cardenal “campaña mediática” contra Cuba, eso es ser perverso, es estar del lado de la mentira, es dar un testimonio anticristiano.

Si lo que le corresponde como Iglesia es invitar a la cordura, y no sumarse a una de las partes le aclaro: una de las partes es el pueblo cubano, no la prensa internacional “desestabilizadora”. ¿Por qué no se pone de parte del pueblo cubano, monseñor?

Jaime: Esta disposición conciliadora, aunque parezca mostrarse infructuosa, es la misma que repetimos en el caso de Guillermo Fariñas, el otro ciudadano cubano que se ha sumado a este modo de protestar: pedirle que abandone la huelga de hambre.

Dora: No hay límite a la cobardía, no la hay. ¿Por qué no le pide al régimen totalitario y asesino que libere a los 24 presos políticos enfermos, que es lo que pide Guillermo Fariñas en vez de pedirle a éste que abandone la huelga de hambre? ¿Qué habita en su corazón, Jaime Ortega? Usted es un anticristiano si no se pone del lado de los enfermos presos, si no le exige al gobierno cubano que los libere. Por su mente no ha pasado, ¿no es cierto? Cobarde.

Jaime: Después de los dolorosos actos de repudio ocurridos con ocasión del éxodo de El Mariel en 1980, pensaba que éstos no retornarían más a nuestra historia nacional. En aquella ocasión, los obispos nos entrevistamos con un alto funcionario del gobierno que, tras escuchar nuestras consideraciones sobre esos actos, nos dijo: “pueden irse tranquilos, estos actos tienen que acabarse y será muy pronto”. En efecto, los actos de repudio desaparecieron poco después en aquella ocasión. Pero con sorpresa vimos que algún tiempo después estas acciones comenzaron a aparecer de nuevo en la escena nacional, y también entre cubanos del sur de la Florida frente a otros cubanos de pensamiento diverso, o artistas procedentes de Cuba, etc. No debe quedar en nuestra historia como pueblo este tipo de intolerancia verbal, y aún física, como rasgo característico del cubano.

( Dagoberto Valdés, ex Director de la revista Vitral y Dora Alonso en una visita de Dago a Miami)

Dora: Dime Jaime, cuándo en Miami el gobierno ha lanzado una turba contra los cubanos de la isla? ¿Cuándo los han golpeado, arrastrado por las calles, encerrados en guaguas y llevados a presidio? ¿Dime, Jaime? Me sigue costando trabajo aceptar lo que mi querido Juan Pablo II llamó “el misterio de la iniquidad”, que cobra vida en ti.

Jaime: La misión de la Iglesia es siempre la de la comprensión y la misericordia.

Dora: ¿Las tuviste conmigo, con Dagoberto Valdés, con Oswaldo Payá, con tantos otros y otras que han acudido a ti buscando apoyo ante la represión, la negativa de entrada al país de ciertos exiliados? ¿Las tuviste cuando no celebraste una misa por Orlando Zapata y sí de inmediato por la salud de Fidel Castro, como ha dicho Guillermo Fariñas? ¿Tienes misericordia con el pueblo cubano en la diáspora o en la isla? "Ama a tu enemigo, ora por quienes te persiguen". Ese es el mandato del Señor. Estoy segura que todos te perdonamos. Nos tenemos que perdonar. Pero eso no impide que te diga la verdad.

Arrodíllate ante el sagrario, Jaime, como te ha pedido públicamente la Dama de Blanco Alejandrina García de la Riva. Arrodíllate y mira bien a Cristo, que el color púrpura cardenalicio que llevas puesto debe ser símbolo de la sangre que estás dispuesto a derramar como mártir por la Iglesia. Ponte del lado de las víctimas, fariseo cubano, y no de los victimarios. Entonces podrás decir que eres cristiano.



Guillermo Fariñas: "Soy un seguidor de Cristo"

Por DORA AMADOR

Cuando llamé al hospital donde está ingresado en Santa Clara Guillermo Fariñas anteayer, 19 de abril, pensé que el huelguista católico tenía una formación religiosa más profunda, me equivoqué. Lee la Biblia casi al azar, sin el orden litúrgico diario que dicta la Iglesia, pero la conoce bien: las Sagradas Escrituras están muy vivas en su conversación. Y aquí digo algo que me llena de inmensa satisfacción: “Coco”, como le dicen con cariño todos, no conocía o no recordaba la frase de Jesús “No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos”, del Evangelio de Juan. Yo se la cité y le pregunté si él estaba consciente de que estaba dando su vida por amor. No me respondió. Mi percepción la confirmé cuando en el programa A mano limpia de esa noche quiso citar la frase, que sé le impresionó y le dijo a Oscar Haza: “Jesús dijo que es un placer dar la vida por sus amigos”. Algo diferente sucedió anoche, 20 de abril, cuando de nuevo conversando con Haza citó correctamente la frase y recomendó la lectura del Evangelio de Juan capítulo 15, versículo 13. Esto me causó tremenda alegría, porque vi lo importante que había sido para él que una periodista lo llamara –de tanta prensa internacional que lo llama diariamente– para preguntarle sólo sobre su fe, su vida espiritual. Fariñas buscó el pasaje que le mencioné hasta encontrarlo. Y después dijo: “Ahora más que nunca doy la vida”. Conste, él me evangelizó a mí. Porque no se trata de saber sino de vivir. No de tener conocimiento, sino experiencia de Cristo. Él, como San Francisco –así se lo dije– es un Cristo vivo.

Más importante que todo lo anterior me pareció el hecho de que daba por sentado, como algo muy natural su decisión de declararse en huelga de hambre y de sed en solidaridad con Orlando Zapata Tamayo, y para que pusieran en libertad a más de 20 prisioneros políticos que se hallan en grave estado de salud.

Era la primera vez que hablaba con Guillermo Fariñas y fue impresionante. Hubo dos cosas muy elocuentes: mi silencio involuntario, a veces súbito porque no sabía que decir ante tanta sabiduría. Me confirmó el gran respeto que me inspira, quedé muy conmovida ante sus respuestas. La sencillez al expresar su fe, que le brotaba con toda naturalidad me enseñaron cuan arraigado está Dios en su corazón.

Conozco a Fariñas desde hace tiempo, su obra periodística y su actividad dentro de la oposición. Seguí muy de cerca su huelga de hambre de 2006 exigiendo el libre acceso de los cubanos a Internet. ¿A quién se le ocurre poner su vida en peligro (y la puso de verdad) para que todos los cubanos pudieran entrar a Internet? A Guillermo Fariñas Hernández, un Cristo viviente. Lo digo con plena conciencia de la magnitud de la frase.

Los fundamentos de su fe se hallan en sus dos abuelas, la paterna: Eusebia Key Zanoreti, y la materna: Modesta Cabeza Cabeza. Ambas se la inculcaron desde niño. Y esa hermosa raíz permaneció viva en su corazón de adolescente y joven, muy dentro de sí, en silencio, incluso creyendo en los postulados marxistas de la revolución.

Puede nombrar dos veces en las que estando en momentos muy difíciles invocó, como le habían enseñado sus abuelas, la protección de Dios. Una fue en Angola, cuando estuvo a punto de morir en el frente de batalla, y la otra fue cuando estudiaba en la Unión Soviética. “Le pedía a Dios en secreto. La religión estaba muy reprimida, si entrabas a una iglesia o si demostrabas alguna creencia te condenaban para siempre”.

¿Cuándo comenzó a ver la mentira de la revolución? “El primer gran golpe fue cuando vi a tanta gente asilada en la embajada del Perú, yo no me podía imaginar que tantas personas se quisieran ir de Cuba”, dice. “Yo comienzo a dilucidar… Después fue cuando el caso de Ochoa, en 1989 nos movilizan para cuidar las casas de los altos dirigentes, y resulta que ellos practicaban el capitalismo…. el consumismo, los hábitos burgueses que tanto se nos enseñaba que eran del capitalismo, ellos eran los primeros en tenerlos, los altos dirigentes de la revolución eran los burgueses, lo vi”.

Fue en esa época, entre 1989 y 1990 que leyó por primera vez la Biblia completa, de principio a fin. Y comienza a profesar su fe abiertamente. “Iba a la iglesia, a misa, me sentaba allí a oír. No tenía miedo, aunque sabía que se vivían dramas terribles por sólo entrar a una iglesia”.

Ahora los pasajes que más le llaman la atención dice que son los de Jesús con Pedro… “Leo la Biblia todos los días, los evangelios, pero mi huelga de hambre se basa en Isaías, capítulo 58, que es donde habla del ayuno”.

Al hospital donde está ingresado lo han ido a visitar dos sacerdotes de la Ilgesia católica: el obispo de Villa Clara Mons. Arturo González Amador y el padre Philip Cutajar, misionero maltés responsable de la pastoral de la salud en Villa Clara y párroco de la iglesia La Pastora, en Santa Clara. Ambos, comenta Fariñas agradecido, se han mostrado muy cercanos a él, le han llevado “la paz cristiana”, su compañía y su respeto, y le impartieron ya el sacramento de la unción de los enfermos.

De la iglesia evangélica fue a visitarlo el pastor bautista Homero González Carbonell y el pastor metodista Jordi.

¿No le tiene miedo a la muerte? “Soy un seguidor de Cristo y creo en la vida eterna, en la resurrección… La misma vida y muerte de Jesucristo, que murió por la redención de la humanidad es lo que más me inspira: amo incluso a quienes nos reprimen, a quienes nos odian, porque si los odio, sería igual que ellos, no podemos profesar odio a nadie”.

Pero usted sufre, Fariñas, ¿cómo puede soportar tanto sufrimiento físico? Me refiero a los sudores, las bajas súbitas de presión, las infecciones que lo debilitan, se tiene que sentir muy mal.

“En esos momentos pienso en los sufrimientos de Cristo, y me da fuerza. Los médicos no se han atrevido a darme un diagnóstico, pero sí me han dicho que va a haber un momento en que las bacterias que viven en los intestinos van a invadir masivamente mi cuerpo y ningún antibiótico va a poder matarlas… Yo quisiera que tras mi muerte no hubiera derramamiento de sangre, porque el Señor, en la Santa Biblia, en los evangelios, nos enseña que hay que perdonar”.

Y usted perdona a sus asesinos.

“Por supuesto. Lo importante aquí es que para ser fuerte hay que ser justo, como nos enseñó el Señor, día a día buscar la justicia, la paz. Nosotros no necesitamos ni pistolas ni ametralladoras ni cohetes. Muriendo se vence”.

Guillermo Fariñas Hernández, inspirado por Isaías, tu luz despunta como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar; delante de ti avanza la justicia y detrás de ti va la gloria del Señor.

El te guía incesantemente, te sacia en los ardores del desierto y llena tus huesos de vigor; eres, Coco, como un jardín bien regado, tu corazón, como una vertiente cuyas aguas nunca se agotan.

Reconstructor de una patria en ruinas, reparador de brechas insondables, tu morada es la morada de Dios.

1 Comments:

At 6:38 a. m., Blogger Unknown said...

ME HORRORIZA LO QUE ACABO DE LEER SOBRE EL SR:CARDENAL ORTEGA ALAMINOS....SI ES CIERTO...
ES CIERTISIMO QUE LA PASION DE CRISTO SE RENUEVA CADA INSTANTE....
QUE EL LATIGO VA A CAER YA MISMO...
QUE LA MASONERIA HACE DE LAS SUYAS
EN LA ICLESIA CATOLICA...
Mi cariño y un abrazo a la bien querida CUBA DEL ALMA.
www.franciscona.blogspot.com

 

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