Fue Antonio Guiteras Holmes, y no Fulgencio Batista, el que ordenó el ataque y la toma a la fuerza del Hotel Nacional el 1 de octubre de 1933 ya que era el Secretario de Gobernación, también ocupó la Secretaría de Guerra y Marina, del gobierno provisional no electo y no constitucional de Ramón Grau San Martín
Imágenes tomadas de un número especial de la revista Bohemia correspondiente al año 1933.
¨A la 1 de la tarde hubo una tregua y una ambulancia de la cruz roja llevó a los jefes Horacio Ferrer y Julio Sanguily una nota del coronel Batista. Decía el papel:
“Hemos declarado una tregua hasta el regreso del señor Victor G. Mendoza, representante de la Cruz Roja, cuyo tiempo será de una hora a lo sumo, a fin de que dicho señor haga las gestiones de su humanitario cargo y proponga las siguientes bases para terminar la guerra declarada por los habitantes del Hotel Nacional.
“Primero, deponer la actitud bélica inmediatamente, salir de 5 en 5, a intervalos de 10 minutos completamente desarmados, en calidad de detenidos.
“Segundo, que por esta parte se respetará la vida y se les darán toda clase de garantías para terminar situación tan enojosa en nombre de la república.
“A las 11.30 a.m. del día 2 de octubre de 1933, en el campamento de operaciones, en la ciudad de La Habana, del estado mayor de ejército.(Firmado) Fulgencio Batista, Jefe del ejército nacional”
No hubo rendición y el fuego se reanudó a las tres de la tarde. Dos horas y media después, la oficialidad, ya sin balas, izó la bandera blanca. Inmediatamente los soldados al mando del recién ascendido a teniente Belisario Hernández entraron al lobby en tropel. Allí estaban esperándolos los jefes Ferrer y Sanguily. La serenidad y firmeza de los rendidos impresionó a la soldadesca. Belisario Hernández, que sirvió a las órdenes de Sanguily en el cuerpo de aviación, previendo que cualquier exaltado pudiera atacarlos, impuso su autoridad y los sacó del edificio custodiados con personal de su confianza y los llevaron en un automóvil a la Cabaña.
La decisión del teniente Belisario fue muy oportuna pues minutos después, mientras los oficiales desarmados y fuertemente custodiados formaban una fila desde la puerta del hotel hasta la calle 21 y O para subir a los camiones que los llevarían a las prisiones militares, fueron tiroteados, matando a 10 de ellos e hiriendo a otros 20.(Durante la batalla los sitiados sólo habían tenido cuatro heridos graves y ocho leves). Algún tiempo después los jefes y oficiales serían puestos en libertad.¨
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Tomado de https://www.cubamilitar.org
COMBATE DEL HOTEL NACIONAL
(fragmento)
El Combate del Hotel Nacional se produjo el 2 de octubre de 1933, cuando las tropas de Fulgencio Batista y Ramón Grau San Martín, que apoyaban al Golpe de Estado en Cuba del 4 de septiembre de 1933 asaltan al Hotel Nacional. Allí se habían refugiado los oficiales reaccionarios que estaban en contra de las revoluciones de 1933, creando un foco de resistencia contra el nuevo gobierno.
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Machado buscó apoyo en las Fuerzas Armadas de Cuba, pero éstas se lo negaron, a excepción de pocas unidades. El Capitán Mario Torres Menier, sustituto de Sanguily como jefe de la Fuerza Aérea, le exige a Machado que abandonara el poder, bajo la amenaza de usar la aviación militar en su contra. El general Alberto Herrera, Jefe del Estado Mayor del Ejército, aunque con dudas, también se opuso a Machado. Este fue uno de los momentos decisivos en la Revolución de 1933. Machado se vio entonces obligado a dimitir y abandonó Cuba el 13 de agosto de 1933, triunfando así la Revolución de 1933.
Tras esta revolución, quedó como presidente provisional Carlos Manuel de Céspedes (hijo del Padre de la Patria). Céspedes destituye a varios oficiales comprometidos con Machado, como el Jefe del Estado Mayor del Ejército, general Alberto Herrera.
En su lugar el presidente designa al coronel Julio Sanguily Echarte, ascendiéndolo al mismo tiempo de Coronel a Mayor General. A su antiguo cargo de Jefe del Cuerpo de Aviación del Ejército es nombrado el sustituto de Sanguily en el Cuerpo de Aviación, Mario Torres Menier.
(El ex-jefe del Ejército, general Julio Sanguily Echarte)
El gobierno de Céspedes resultó débil, no satisfacía las perspectivas de diferentes sectores de la sociedad tras la Revolución del 33 contra Machado. Desde el reformismo moderado con el Doctor Ramón Grau San Martín al frente, los revolucionarios radicales con Antonio Guiteras Holmes, y la derecha con el Ejército. Estas corrientes no estaban satisfechas con el gobierno de Céspedes, a quien veían como la continuación del de Machado, y porque además contaba con el apoyo de Estados Unidos, en contra de la revolución.
La oficialidad del Ejército también apoyaba la corriente que pretendía frenar la revolución del 33, y defender sus privilegios. En esta situación, los sargentos y soldados, que apoyaban la revolución pero no veían los cambios que satisfacieran sus demandas económico-sociales, comienzan a conspirar.
Como consecuencia, los sargentos del Ejército se sublevan en el Golpe de Estado en Cuba del 4 de septiembre de 1933, al cual se unen sectores civiles revolucionarios de la sociedad.
Es proclamado el nuevo gobierno de la Pentarquía, dirigido por Ramón Grau San Martín, quienes destituyen a Carlos Manuel de Céspedes. En nuevo gobierno designa a Fulgencio Batista como el nuevo Jefe del Estado Mayor del Ejército, sustituyendo al general Julio Sanguily Echarte.
Julio Sanguily casi no ejerció su cargo. A los dos días de su nombramiento, sufre la hemorragia de una úlcera perforada en el estómago. Inmediatamente fue hospitalizado, y fue intervenido quirúrgicamente de urgencia por el doctor Núñez Portuondo. Por azares del destino, al mismo tiempo se produce el Golpe de Estado en Cuba del 4 de septiembre de 1933.
En el Hotel Nacional
Sanguily aún convaleciente tras la operación quirúrgica, se ve obligado a alojarse en el nuevo Hotel Nacional para recuperarse.
La causa era que la administración del hospital donde el Mayor General Julio Sanguily Echarte había sufrido una operación de emergencia, le informara al mismo que tenía que usar otro local para su convalescencia. Esto se debía a que el incontable y caótico flujo de visitantes a ese paciente, hacían imposible las funciones normales del hospital. Dos días antes de ser ingresado, Sanguily había sido nombrado jefe del Estado Mayor del Ejército de Cuba y ascendido de Coronel a Mayor General, por el Presidente Céspedes.
Sanguily. escogió al Hotel Nacional, porque allí se encontraba trabajando su hijo, el Dr. Julio Sanguily. También se encontraba alojado en este Hotel el Embajador de Estados Unidos Sumner Welles, opuesto al golpe de estado de Batista. Esto les servía de protección adicional contra posibles represiones del nuevo gobierno.
Los oficiales depuestos no reconocieron al nuevo gobierno tras el Golpe de Estado en Cuba del 4 de septiembre de 1933, y sólo aceptaban de jefe a Sanguily.
(Fulgencio Batista con sus hombres, noviembre de 1933)
Ellos continuaron el flujo de visitas a Sanguily, sólo que ahora no al hospital, sino al Hotel. Muchos prefirieron alojarse en el hotel, como sede de Sanguily y Welles. Los oficiales del ejército, destituídos pero no despojados de sus grados, pronto convirtieron al hotel en el foco de la resistencia a la Pentarquía y Batista.
Al principio el señor Robert P. Taylor, administrador del Hotel Nacional, se negó a alojar a los oficiales, alegando la falta de habitaciones libres. Pero al ver el cariz de los acontecimientos, los turistas comenzaron a abandonar el hotel. Por su lado, los oficiales hicieron una colecta de dinero, y le aseguraron a Taylor, de que no habría problemas con el pago del alojamiento.
Con rapidez se organizó el puesto militar del hotel y hasta crearon una oficina de información a cargo de dos tenientes, uno del ejército y otro de la Marina. Taylor, preocupado por el sesgo que iban tomando las cosas, pidió instrucciones al presidente de la corporación (Nueva York) y le respondieron que no se preocupara. Los oficiales hicieron del hotel una fortaleza con ametralladoras, con defensas en cada piso, y se prepararon para combatir, rodeados por los militares de Batista y milicias de partidos políticos.
Los empleados cubanos y los gastronómicos del hotel se negaron a servir y atender a los nuevos huéspedes, abandonando sus puestos de trabajo.
Sanguily no participó activamente en estas acciones, opinando que poco podía hacer, y convaleciente. Tras varios días de conversaciones, ante la amenaza de la intervención norteamericana, Batista y Grau deciden asaltar el Hotel Nacional y poner fin a la sedición
El combate
El 2 de octubre de 1933 comienza el asalto, que se prolongó 11 horas. Los asaltantes llamaron a los rodeados a rendirse, y por fin los sitiados cedieron, dispuestos a rendirse. Un grupo de oficiales instaron a Sanguily para que pusiera bandera blanca, ya que se había acordado la rendición. Pero él se mostró renuente a hacerlo, hasta que uno de sus ayudantes, el capitán Miguel Cutilla lo ordenó; y los tenientes Virgilio Beltrán y Ubeda fueron los ejecutores de la orden.
Inmediatamente una avalancha de soldados en desorden y milicianos civiles irrumpieron amenazadoramente en el lugar. La serenidad de Sanguily, de pie en el lobby junto con Ferrer, parece que los impactó. El teniente Belisario Hernández, antiguo subalterno de Sanguily, los sacó del lugar imponiéndose a quienes, en la calle, pedían sus cabezas, junto con los dos hijos del general Julio Sanguily. Conducidos por el sargento Díaz Castañeda y custodiados por los soldados que el teniente Hernández indicó, fueron conducidos a La Cabaña, en calidad de detenidos, por haber sido los líderes del frustrado levantamiento.
Esta precaución de Hernández no fue en vano, porque otros 10 oficiales sí fueron ejecutados tras rendirse, entre ellos el coronel Blas Hernández.
Etiquetas: 100 días, ataque, batalla, Batista, combate, cuba, Fulgencio Batista, gobierno, grau, Guiteras, Hotel Nacional, La Habana, oficiales, Ramón Grau San Martín, Sumner Wells
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