sábado, enero 25, 2025

Dos de Miguel Sales Figueroa: En el espejo venezolano y El golfo de Guane; este último artículo sobre el cambio de nombres geográficos que desean hacer Donald Trump y Claudia Sheinbaum

 En el espejo venezolano

Por Miguel Sales 

25 de enero de 2025

Apenas han pasado dos semanas desde que el 10 de enero Nicolás Maduro asumió por tercera vez el cargo de presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Tantos sucesos han engrosado últimamente la actualidad noticiosa, que la ceremonia parece un hecho muy remoto, algo ocurrido en otra época. Pero les aseguro que, en el momento en que escribo estas líneas, apenas han transcurrido 15 días desde la jura de Caracas y la nueva consagración del insigne guagüero que desde 2013 conduce con mano firme la nave del Estado venezolano, como si en vez del navío metafórico la nación fuera un autobús medio vacío al borde de un precipicio.

La supervivencia política del epígono de Hugo Chávez parece desmentir la conocida frase de Guy Sorman sobre la dinámica sucesoria del totalitarismo. “Cuando el líder no es carismático” -afirma el ensayista francés-, “los regímenes socialistas sacan a escena a cualquier segundón, como ocurrió en Europa Central. Y cuando no hay ningún líder, el sistema se desintegra. Privado del culto a la personalidad, el socialismo tiene vida limitada”. Nadie ha podido acusar jamás a Maduro de ejercer eso que Max Weber llama “liderazgo carismático”. Y si alguien le pregunta, Maduro seguramente dirá que el carisma es algo que se encuentra en el centro de los cinco puntos cardinales.

El postulado de Sorman se ajusta bastante a lo ocurrido en Europa del Este a partir de 1989. Pero, trasplantado a tierras americanas, el totalitarismo de inspiración soviética parece haber adquirido nuevos anticuerpos que refuerzan su sistema inmunitario. Tras la desaparición de Chávez, que además de fundar el bolivarianismo tuvo la suerte de gobernar en una etapa de extraordinario auge petrolero, pocos politólogos creían que Maduro pudiera mantenerse en el poder más allá de unos cuantos meses. Craso error. Otro tanto ha ocurrido en Cuba. Vencido por sus divertículos, Fidel Castro dejó el mando en 2006. Tras él, su hermano Raúl gobernó una docena de años y luego designó para sucederle a un oscuro burócrata, cuyo único título de legitimidad era haber obedecido fielmente a la famiglia durante 30 años. Y, con pocos sobresaltos, esta dinastía de estilo norcoreano sigue mandando en la Isla, en pleno dominio de todos los resortes del poder.

El socialismo castrochavista ha tenido éxito en la tarea de conservar el mando, tanto en el siglo XX como en el XXI, gracias a varias características de nuestra época que apenas existían antes de 1989. Las más decisivas son dos: la mayor eficacia del aparato represivo gracias a las comunicaciones electrónicas y el armamento moderno, y la facilidad para provocar emigraciones masivas que han permitido la huida al extranjero de millones de desafectos en un plazo relativamente breve. Lo más curioso es que, durante cierto tiempo, tanto una como otra parecían actuar en detrimento del sistema socialista. 

Los millones de cubanos y venezolanos que han dejado sus países respectivos desde 1991 no sólo han debilitado la oposición interna, sino que además se han convertido en un sólido pilar económico para ambos regímenes, mediante el envío de remesas monetarias y ayuda de todo tipo a los familiares que quedaron atrás.   

Estas tendencias han operado en un contexto internacional propicio al socialismo, creado por el auge de la ideología woke en EEUU y Europa occidental -políticas identitarias, ecología anticapitalista y barra libre a la inmigración ilegal-. Para aprovechar esas corrientes, los sistemas comunistas han tenido que realizar algunas piruetas ideológicas notables. Todavía a finales de la década de 1980, esos regímenes se caracterizaban por la homofobia, el desprecio hacia el medio ambiente y la severa represión de quienes intentaban escapar del país por cualquier vía. Lo mismo en Cuba que en la Unión Soviética, se encerraba a los homosexuales en campos de concentración, se construían centrales nucleares con tecnología obsoleta (Chernóbil, Juraguá) y las fronteras del paraíso socialista se defendían con muros, vopos y alambradas, para impedir la fuga masiva de súbditos descontentos.  

Por eso resulta un tanto ingenuo el diagnóstico de los opositores de ambos países que, en vista de las dificultades económicas, proclaman la “agonía” del régimen implantado en Caracas o La Habana. Aún sujeto al repudio masivo de la ciudadanía, al castrochavismo le basta con el apoyo del 15 o el 20 por ciento de la población para mantenerse en el poder. Mientras esa minoría controle las armas y los medios de comunicación, el 80 por ciento restante ya puede emigrar, morirse de hambre o esperar sudoroso en la oscuridad a que termine el “alumbrón”, con la conciencia de que cualquier protesta será reprimida con eficacia y crueldad.

Hace casi cien años, en una conferencia sobre la historia de la España medieval, Ortega y Gasset subrayó la incongruencia de llamar “Reconquista” a una cosa que duró siete siglos. Mutatis mutandis, no cabe llamar “agonía” a un proceso que dura ya casi 40 años. Desde que en Moscú comenzó la perestroika, allá por 1985, se viene anunciando la fase terminal del castrismo. Pero en 2025, la población cubana aguanta casi sin chistar que el gobierno le corte la luz durante noches enteras, que la escasa comida se les pudra en las neveras, que la basura y los mosquitos se amontonen en las calles, que las epidemias les cerquen y las viviendas se caigan a pedazos: el miedo a la represión y la esperanza de emigrar pueden con todo eso y más.  

Los espíritus conciliadores que en la Isla propugnan la oposición leal y la transición “de la ley a la ley”, los pontífices que en Miami tienden pasarelas para unir las dos orillas de la nación, los apaciguadores a ultranza que sostienen el valor absoluto de la paz y la vida -como si los hombres no sacrificaran a menudo la paz y la vida en aras de otros valores, como la libertad o incluso la propiedad-, todas esas almas nobles y buenistas deberían considerar en qué medida su estrategia contribuye a preservar la tiranía y a mantener al pueblo cubano “en afrenta y oprobio sumido”, como rezan los versos del himno nacional.   

A lo largo de 2024, los venezolanos vivieron todas las etapas de la oposición pacífica, en un esfuerzo orientado a movilizar la opinión pública dentro del país y lograr el apoyo de los gobiernos democráticos y los organismos internacionales. Todo eso culminó en la farsa electoral de julio pasado, el pucherazo de Maduro y sus cómplices, y la ceremonia de entronización del 10 de los corrientes.

Los cubanos que realmente aspiran a recuperar la libertad y los derechos cívicos, tras 65 años de tiranía totalitaria, deberían mirarse en el espejo venezolano.

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Fidel/Maduro: En Cuba hasta '87, con Chávez desde '92
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Nicolás Maduro Moros fue entrenado en la isla de Cuba: su compromiso con los Castro Ruz es anterior a Hugo Chávez Frías, a quien conoció en 1992, regresado de su permanencia en La Habana. No es un dato menor considerando la especial relación que hay entre Venezuela y Cuba..
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Grupo de estudiantes en una tabacalera en La Habana (Cuba), en el año 1987. Israel Silva (segundo izq.) y Nicolás Maduro (derecha).

N. de la R.: Diario del Huila, en Neiva, Colombia, es un matutino muy interesante por varios motivos. Uno de ellos es que lo comandan 3 mujeres (María Pía Duque Rengifo, la directora), Luisa María Duque (la gerente general) y Liliana Chávarro Cabrera (gerente comercial). La presencia masculina es Germán Hernández Vera (editor general). En el matutino participa con frecuencia el lingüista Israel Silva Guarnizo, director ejecutivo de la dinámica Asociación de Cooperativas y Empresas Solidarias del Huila (Asocoph), quien desempolvó el archivo y expuso su historia en Cuba, estudiando en la Escuela de Formación Política junto al venezolano Nicolás Maduro Moros. Curiosidad: Asocoph fue fundada en 1992, el año en que Maduro, regresado de Cuba, se conoció con Hugo Chávez Frías. Detrás del recuerdo social que refleja la nota, hay varios interrogantes para hacerse acerca del vínculo real entre Maduro Moros y los hermanos Castro Ruz.

Por FAUSTO MANRIQUE

NEIVA, Colombia (Diario del Huila). Desde 1992, cuando se convirtió en un activista a favor de la liberación del entonces militar golpista Hugo Rafael Chávez Frías, el revolucionario Nicolás Maduro Moros forjó una estrecha amistad con el fallecido mandatario venezolano que, al parecer, se ha mantenido más allá de la tumba.

En esa época también conoció a su actual esposa, la abogada y política Cilia Flores, que en ese tiempo ejercía la defensa de Chávez y que recientemente renunció a su cargo como Procuradora General de la Nación.

Sin embargo, seis años antes de esos sucesos que lo acercaron al poder y a formar su familia, tuvo la oportunidad de hacer parte de la Escuela de Formación Política cubana y en su capital estudió durante un año con otros jóvenes dirigentes de América del Sur, Centroamérica, el Caribe y África.

En ese espacio tuvo la oportunidad de relacionarse con Israel Silva Guarnizo, que por esos tiempos militaba en la Juventud Comunista (Juco) y fue escogido para hacer parte de ese selecto grupo que recibió formación en filosofía marxista, economía política, historia de América Latina, historia de la Revolución Mexicana, entre otras cátedras.

“Era una selección que se hacía a los distintos miembros de la organización con el fin de ir a estudiar de manera dedicada entre los años 1986 y 1987, cuando pudimos compartir con distintos jóvenes de las organizaciones políticas de izquierda en América Latina”, recuerda Silva Guarnizo, director ejecutivo de la Asociación de Cooperativas y Empresas Solidarias del Huila (Asocoph).

En el grupo donde estaba este huilense y el ahora Presidente encargado de Venezuela, que era el de 
América del Sur, también habían representantes de Colombia, Venezuela, Ecuador, Argentina, Chile, Uruguay, Brasil y Paraguay.

(Nicolás Maduro en  Varadero)

Para el dirigente del sector solidario fue una experiencia muy importante desde el punto de vista de tener allí a distintas personas de variadas ideologías que “confluíamos a estudiar de manera académica y de enriquecimiento intelectual porque éramos distintas tendencias de pensamiento las que estábamos representadas en esa oportunidad, en una época en donde la discusión, el debate y la lucha ideológica en el mundo estaba relacionada con dos grandes bloques, el socialista, liderado por la Unión Soviética y Cuba, y el capitalismo en cabeza de Estados Unidos”.

La Liga Socialista

Nicolás Maduro, de Venezuela e integrante del grupo de América del Sur, pertenecía a la Liga Socialista, una organización juvenil del Movimiento al Socialismo. Más adelante, entre 1991 y 1998 se desempeñaría como conductor en el Metro de Caracas, donde llegó a dirigir su sindicato y como tal, fue miembro de la junta directiva de esa empresa pública.

Su pensamiento se refleja en una de las fotos que conserva Israel Silva en su álbum de recuerdos de esa amplia jornada de estudio latinoamericano. El 23 de octubre de 1986, escribió en el anverso de la imagen: “Una foto para el recuerdo de un espacio de la vida, en que los caminos se cruzaron, en el primer territorio donde la libertad le cagó la cara al imperialismo”. Se refería a su amada Cuba y a la Escuela de Formación Política.

“Obviamente se destacaba mucho, tenía una posición bastante crítica, muy analítico, pero además, también era muy eufórico, como son en buena medida los venezolanos y caribeños. Tengo una buena imagen y una muy buena referencia de sus posiciones ideológicas. Su forma de pensar, a mi manera de ver, era muy radical desde el punto de vista de defender sus ideas”, anota.

Durante ese año no solo compartieron amplias jornadas de estudio, también se encontraron en muchos espacios fuera del aula: las playas en Varadero, conciertos en La Habana y visitas a villas como Sancti Spíritus.

“Esas son anécdotas importantes en la vida de las personas. Yo tuve la fortuna de haber estudiado con él, de haber compartido. Hoy en día él es el Presidente de Venezuela, seguramente aspira a ser reelegido y es satisfactorio haber conocido personas como Nicolás Maduro y hoy encontrarlo en la Presidencia de su país”, dice Silva Guarnizo.

El dirigente huilense se siente orgulloso de haber estudiado con Maduro y de que esté defendiendo sus ideas en un país como Venezuela, que busca cambios sociales y políticos en América Latina.

“Toda esa formación y esa ideología que tuvimos la oportunidad de compartir entre los años 1986 y 1987 creo que todavía no se ha perdido y los que no estamos en esas posiciones tan altas como él, pero que estamos haciendo grandes esfuerzos, también somos motivados a seguir planteando nuevas realidades, formas de pensar que cambien la sociedad”, reflexiona.

Una persona alegre

Maduro Moros es recordado por sus compañeros de estudio en Cuba y en el mundo, no solo por su espeso bigote y su aparente calma, sino porque es una persona muy alegre, pero además, muy solidaria. “Yo debo decir que su alegría era permanente, del típico costeño que se reía, que jugaba y charlábamos. Con nosotros estuvo un venezolano que llegó mucho después que habíamos empezado las clases. Arribó tarde y en unas condiciones económicas difíciles que traía de Venezuela”, asevera.

El dirigente del sector solidario huilense recuerda que tan pronto conocieron las complicadas condiciones económicas del estudiante venezolano, hicieron el ejercicio de apoyarlo y Nicolás Maduro fue muy solidario con él.

“Aunque era joven, notábamos que Maduro tenía ciertas condiciones económicas mejores y le prestó mucha ayuda y colaboración a su compatriota venezolano”, expresa.

Conformaron un grupo con Maduro Moros, Silva Guarnizo, otro venezolano, con ecuatorianos y brasileños, con los que compartían de manera frecuente. Con el paso del tiempo llegaron a conocer y aprender las palabras autóctonas de cada país.

Una de las remembranzas de Silva Guarnizo es un concierto en La Habana en donde escucharon a Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa y Fito Páez. En esos años había un auge de la música latinoamericana y de la trova cubana.

Desde el término de estudios en Cuba, en 1987, han pasado casi 26 años y nunca tuvieron la oportunidad de hablar nuevamente con ninguno de los integrantes del grupo de América del Sur, de la Escuela de Formación Política. La verdad, considera que por su condición actual será más complicado reunirse.

“Lo que puedo decirle a Nicolás Maduro es que ojalá le vaya muy bien. Que logre seguir encausando toda esa lucha de defensa, de trabajar en función de los sectores más excluidos. Lo que puedo desearle es muchos éxitos, que continúe mejorando las condiciones de los venezolanos”, dice Israel Silva.

Y por último, critica que algunos medios y políticos solo han salido a decir que fue un conductor de bus y que seguramente no será capaz de dirigir el país. “Pero siento que él, política e ideológicamente, tiene muy claro su propósito en el Gobierno de Venezuela. Creo que el haber estado como canciller, luego como vicepresidente y ahora como Presidente encargado, le da todo el bagaje para que pueda gobernar el vecino país”

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Published on Mar 27, 2013

Los Ortega de Nicaragua, Morales en Bolivia, Mujica en Uruguay, y hasta el propio Lula da Silva han recibido apoyo o han mantenido una estrecha relación con el Departamento América del Comité Central de Cuba, aseguró Hernando, ex analista de información de la Inteligencia cubana.
Según el ex oficial, el Dpto analiza las características de cada líder latinoamericano para entonces comenzar a relacionarse, darle apoyo y prepararlo en su futuro político, como en el caso de Nicolás Maduro, quien recibió entrenamiento en Cuba.
Otros han recibido refugio y apoyo logístico en La Habana por parte de las autoridades cubanas.
A continuación el cuarto segmento de las declaraciones de Hernando, ex analista de información de la Inteligencia Cubana.
La Inteligencia cubana conoció primero a Maduro que a Chávez

(Video 1)


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(Video 2)


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(Video 3 )


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(Video 4)


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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

En este escrito  Miguel   une guasa con  conocimientos históricos,  geográficos y cartográficos.

Por cierto: ni Donald Trump ni Claudia Sheinbaum tienen mucha razón 

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El golfo de Guane

Mapa de Tenochtitlan publicado en Nuremberg en 1524;  basado en in mapa Nahua

Por Miguel Sales

10 de enero de 2025

En la pared de mi despacho cuelga un mapa del siglo XVI preciosamente ilustrado, que contiene la primera representación gráfica de México y su costa oriental. El plano fue trazado hacia 1524, poco después de que Cortés conquistara el imperio mexica. En el centro de la imagen figura la ciudad de Tenochtitlán, rodeada por el lago Texcoco. El golfo está a la izquierda y es más pequeño que el lago (sin duda lo más importante para el cartógrafo era la ciudad), pero en la leyenda, escrita en latín, se distinguen claramente los nombres de la Florida, Yucatán y “la puncta de Cuba”.  El golfo carece de nombre propio.

El mapa me hace pensar estos días en la propuesta de Donald Trump de cambiar el nombre al golfo de México, que pasaría a llamarse, según él, “golfo de América” (entiéndase por “América” Estados Unidos, según el uso habitual del sustantivo en ese país). El planteamiento ha tenido pronta réplica de Claudia Sheinbaum.

La presidenta de México rechazó la idea y respondió con sorna que, en vez de eso, debería cambiarse el nombre del centro oeste de Estados Unidos y llamarlo “América Mexicana”, como alguna vez se denominó en el pasado. Se refería básicamente a los territorios de Arizona, Nuevo México, Utah, Colorado, Nevada y California, que Estados Unidos adquirió tras la guerra de 1848, en virtud del tratado de Guadalupe Hidalgo. (Texas, que ya era una república soberana desde 1836, ingresó en la Unión por voluntad propia en 1845 y esa anexión fue el casus belli del conflicto).

Lo curioso de la polémica es que ni Donald ni Claudia tienen mucha razón. La masa de agua que hoy conocemos como golfo de México fue descubierta por el español Sebastián de Ocampo en 1508, explorada luego por Ponce de León, Grijalva y Hernández de Córdoba, y recorrida en parte por Hernán Cortés, cuando se disponía a conquistar el imperio azteca. Años después, los españoles completaron la exploración de la costa y cartografiaron el golfo, al que según la época impusieron distintos nombres. 

Los señores de Tenochtitlán sabían que al este de sus dominios existía un vasto mar por el que un día había desaparecido el legendario Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada. Pero los mexicas no eran un pueblo marinero y solo en algunos de los cacicazgos tributarios de la costa se practicaba la pesca y el comercio, en pequeñas canoas no aptas para la navegación de altura. México-Tenochtitlán y el golfo que hoy lleva su nombre casi no tenían relación alguna en el siglo XVI, cuando Cortés llegó a la capital del imperio y sometió a Moctezuma II. Por eso en el mapa de 1524 ningún nombre designa a esa vasta ensenada, a pesar de que ya los pilotos españoles la habían recorrido en toda su extensión.

En rigor, esa enorme bolsa marina debía de haberse llamado “golfo de la Nueva España”, porque ese fue el nombre del virreinato que los españoles fundaron sobre las ruinas del imperio azteca. Pero los navegantes de la época terminaron por llamarle golfo de México, quizá por una sinécdoque de contigüidad o porque era un término más breve.

Por supuesto, en todo esto los estadounidenses no tuvieron arte ni parte, porque la nueva república sólo logró acceso soberano al golfo en 1803, cuando Napoleón I le vendió la Luisiana a Thomas Jefferson. A partir de esa fecha, la expansión territorial de Estados Unidos les hizo propietarios de las costas de la Florida (1819) y de Texas (1848), con lo que el golfo siguió llamándose “de México”, aunque sus aguas territoriales quedaron divididas entre ambos países.

Como el perímetro litoral está bastante bien repartido y las reclamaciones históricas de ambas partes son algo endebles, la solución de compromiso consistiría en buscar un punto equidistante entre los límites norte y sur del golfo, y rebautizarlo con el nombre de ese lugar, lo que dejaría en tablas el litigio.

Ese punto equidistante entre Cabo Catoche (al sur) y Cayo Hueso (Key West, al norte) se encuentra en un pequeño pueblo del oeste de Cuba, próximo al litoral, que se llama Guane. Además de su etimología indígena, tiene la ventaja de ser un nombre corto y de fácil grafía

De modo que mi propuesta es ésta: rebautizar esa masa de agua salada con el nombre de “golfo de Guane”, como acto de avenencia política y de justicia histórica a la memoria de su descubridor, Sebastián de Ocampo, el primer marino que completó el bojeo de Cuba y demostró su insularidad.  

No sé si Claudia y Donald estarían de acuerdo con la propuesta, por sensata que parezca. Sospecho que no, pero, por si acaso, ahí queda.

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Los Enigmas del Tiempo
12 de enero, 2025

En Español: POLITICIANS EXPOSED: The BIG LIE of the Black Legend of Spain in


Aladetres
Enero, 2025

Los SECRETOS OCULTOS de LA CONQUISTA DE AMÉRICA - Marcelo Gullo | Aladetres 116



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