MEDICOS CUBANOS EN UN LIMBO MIGRATORIO
Posted on Wed, Feb. 15, 2006
Médicos cubanos en un limbo migratorio
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
Tras ganar la lotería de visas y esperar tres años por el permiso oficial para venir a Estados Unidos, la doctora Marialys Darias Mesa perdió la paciencia con el gobierno cubano.
Ella, su esposo Ihovany Hernández y la hija menor del matrimonio habían recibido visas estadounidenses desde abril del 2002 y un año después decidieron que él --con autorización gubernamental-- viajaría primero para desbrozar el camino familiar. De todas formas, pensaron que la reunificación sería pronto, cuando el Ministerio de Salud Pública decretara cumplido el plazo de retención que todo profesional de la salud en Cuba debe acatar si pretende dejar el país.
Pero los cálculos familiares no contaron con el fluctuante panorama de prioridades del régimen de Fidel Castro.
Hernández llegó a EEUU en agosto del 2003 y comenzó a laborar como electricista en Cape Coral, Florida. Cuando Darias pidió su liberación, las autoridades le informaron que su labor era ''imprescindible'' y que podría ser retenida hasta por 10 años.
Más de 400 ciudadanos cubanos con visas para emigrar a EEUU permanecen retenidos por el régimen castrista, en su mayoría profesionales del sector médico.
Darias, de 32 años, y su colega David González Mesa, de 36, quien también tenía visa y se hallaba en idéntica situación familiar, se lanzaron al mar en una embarcación con 22 personas en abril del 2005. Fueron detenidos en Cayo Sal y desde entonces permanecen detenidos en Bahamas, a la espera de que las autoridades de Nassau les permitan llegar a territorio estadounidense.
La esposa de González, Dayamí, y dos hijos menores del matrimonio, habían llegado a EEUU en abril del 2004 y aguardan en Tampa por el reencuentro familiar.
Hernández, de 33 años, ha realizado ya 18 viajes a Bahamas para visitar a su esposa, detenida en el campamento de Carmichael.
''Llevábamos 18 años juntos, desde la secundaria básica, y esta separación nos ha hecho sufrir mucho'', relató anoche Hernández. ``Dejamos a nuestra hija en Cuba, con la abuela, porque no quisimos exponerla a los riesgos de una travesía por mar''.
El caso de los doctores Darias y Hernández --ambos estomatólogos-- es una excepción entre los refugiados cubanos de Bahamas. Desde el pasado junio el gobierno de EEUU les otorgó una autorización especial para entrar y reunirse con sus familiares en territorio norteamericano, pero las autoridades bahamenses no han accedido aún a ceder la custodia.
La pasada semana 15 congresistas enviaron una enérgica carta al primer ministro de Bahamas, Perry Gladstone Christie, reclamando la liberación de los doctores.
''Estamos especialmente sensibilizados con la angustia que estos médicos y sus familiares están viviendo, sin saber qué ocurrirá de un día para otro. Bajo cualquier norma, esto es injusto y moralmente repugnante'', expresa la misiva suscrita, entre otros, por los senadores por la Florida, Mel Martínez y Bill Nelson, y los representantes Connie Mack, Ileana Ros-Lehtinen y Lincoln y Mario Díaz-Balart.
El exiliado cubano Augusto Villalón, quien ha liderado las gestiones a favor de los médicos, consideró inexplicable la actitud del gobierno bahamense. ''Esta ha sido una intensa batalla de 10 meses'', dijo Villalón, residente en Pines Island. ``Si no los han devuelto a Cuba ha sido por la presión del gobierno de EEUU''.
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SOBRE LA SITUACION DE LOS MEDICOS CUBANOS QUE TIENEN VISA ESTADOUNIDENSE Y EL GOBIERNO CUBANO NO LES DA EL PERMISO DE SALIDA, EL PERIODISTA GUILLERMO FARIÑAS, ESCRIBIO LO SIGUIENTE A MEDIADOS DEL PASADO AÑO.
Conocido médico entre los ahogados en tragedia marítima
Guillermo Fariñas, Cubanacán Press
Santa Clara, Cuba. 31 de agosto del 2005. (CubaNet) – Uno de los 31 cubanos que se ahogaron en alta mar cuando la embarcación en la cual pretendían llegar a costas de los Estados Unidos se hundió era un conocido médico de Santa Clara, Pablo Ruiz Porra.
Ruiz Porra, de 56 años de edad, intentaba por sexta vez salir de la isla para reunirse con su esposa que vive en Lincoln, en el estado de Nebraska, desde hace dos años.
Ruiz Porra tenía visa para entrar a los Estados Unidos, pero el gobierno cubano no le concedía el permiso de salida debido precisamente a que era médico.
Un decreto de 1999 del Ministerio de Salud Pública estipula que todo profesional de la salud, incluidos médicos, enfermeros, y técnicos, por ejemplo, debe esperar cinco años para abandonar el país después de declarar sus intenciones de hacerlo.
La policía política había capturado a Ruiz Porra en cinco ocasiones previas en que había intentado salir de el país sin autorización.
Un hijo de Ruiz Porra, Misael Ruiz, fue recluido en el hospital psiquiátrico de la provincia, el "Área 9", luego que comenzara a criticar al gobierno después de enterarse de la muerte de su padre.
Ruiz Porra era otorrinolaringólogo y trabajaba en el hospital provincial "Arnaldo Milián Castro", en la capital provincial Santa Clara, aunque frecuentemente prestaba servicios de consulta en los pueblos aledaños.
Las primeras noticias del naufragio que le costó la vida a Ruiz Porra y a 30 otros salieron el domingo 21 de agosto, cuando un barco mercante rescató a dos mujeres y un hombre en aguas a unos 48 kilómetros al norte de la costa de Matanzas, Cuba. Estos tres dijeron que el bote en que viajaban con 31 otras personas se había volcado el martes 16, poco después de zarpar de la costa cubana. El capitán del mercante devolvió a los náufragos a Cuba, donde reciben tratamiento por quemaduras y deshidratación.
Mientras tanto, el servicio de guardia costera de los Estados Unidos emprendió una búsqueda que abandonó el miércoles 24, luego de haber encontrado solamente un bote volcado, de ocho y medio metros de eslora, capaz de transportar un máximo de 10 personas, a 26 kilómetros de la posición donde el carguero había rescatado a los tres náufragos.
Consterna a santaclareños muerte de médico balsero
Guillermo Fariñas, Cubanacán Press
Santa Clara, Cuba - 30 de agosto. (CubaNet) - La muerte en el mar del conocido médico Pablo Ruiz Porra causó consternación entre los santaclareños, desde que fue reconocida por el propio gobierno en nota oficial.
El oficialista periódico Granma informó en su edición del 25 de agosto sobre el rescate en altamar, a 48 kilómetros al norte de la provincia de Matanzas, de sólo tres sobrevivientes y la desaparición de otros 31 cubanos, pero no dio a conocer los nombres de los implicados en la tragedia.
Ruiz Porra, de 56 años de edad, era un demandado especialista en otorrinolaringología, que se caracterizaba por el profesionalismo, afabilidad y humanismo con que atendía a sus pacientes. Se encontraba trabajando en el hospital provincial "Arnaldo Milián Castro" y residía en Paseo de la Paz # 58 (Altos) entre Tomas Estrada Palma y Serafín Sánchez.
El médico era miembro no-público del independiente Colegio Médico de Villa Clara y se encontraba en el status de rehén político, ya que poseía visa para emigrar a los Estados Unidos de América, y desde hace dos años estaba separado de su esposa, residente en la norteamericana ciudad de Lincoln.
Su hijo Misael Ruiz, enfermero de profesión, al enterarse de la muerte de su padre, comenzó a criticar al gobierno del Dr. Fidel Castro, por retener durante largos periodos a los galenos que pretenden emigrar, y fue ingresado por órdenes de La Habana en el hospital psiquiátrico del territorio, conocido como "El Area 9".
Por su parte, Angel Surit Regalado, vecino del fallecido, expresó: "El cinismo del Comandante no tiene limites, pues en la Mesa Redonda del viernes 26 de agosto criticó la Ley de Ajuste Cubano, pero se olvidó de decir que la gran mayoría de los ahogados eran profesionales del Ministerio de Salud Pública, obligados a emigrar clandestina y riesgosamente, por estar retenidos injustamente en la isla".
Otro rehén del gobierno, el doctor Julio César Cárdenas Airado, dijo: "Ser médico hoy en Cuba es sinónimo de esclavo, pues el estado se arroga el derecho de retenernos, hasta que nos conceda la carta de libertad como a los antiguos esclavos. A mi amigo Pablito lo mató la intolerancia de los seres humanos, que se creen dueños de otros seres humanos".
Desde 1999, un decreto del Ministro de Salud Pública obliga al personal de esa entidad a esperar un quinquenio para salir a residir al extranjero, en violación del Artículo # 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la que las autoridades cubanas son signatarias.
Réquiem por mi amigo Pablito
Guillermo Fariñas Hernández, Cubanacán Press
Santa Clara, Cuba - Agosto (CubaNet) - El viernes 26 de agosto de 2005 el santaclareño barrio La Chirusa estaba distinto. Sus vecinos lloraban de impotencia. Yo me vi forzado a encerrarme, para no salir a gritar en público lo que sentía, porque aunque en la maratónica Mesa Redonda de ese día el Dr. Fidel Castro no lo mencionó por su nombre, ya se sabía del ahogamiento de Pablito, el médico.
Nos sentíamos impotentes, maniatados e indignados, debido a que el principal culpable de la muerte del doctor en Medicina Pablo Ruiz Porra usaba con estudiado cinismo la tragedia de un grupo de hombres y mujeres, desesperados por huir del régimen, personificado por el propio orador de esa tarde-noche, y hacer política a costa de los fallecidos.
En su casa, los necesitados de una receta, un amigable examen a sus dolencias, de la obtención de un turno con otro facultativo, de una tableta deficitaria o de un simple y humanitario consejo, las puertas nunca dejaron de estar abiertas.
Nadie podrá olvidar jamás al siempre amable, servicial y educado galeno, caracterizado por tener un encanecimiento precoz de su cabellera. Pablito se hizo especialista en Otorrinolaringología y era uno de los "otorrinos", más buscados por los pacientes villaclareños.
Trabajamos a finales de los años 80 en el policlínico comunitario del municipio Camajuaní. El era un renombrado especialista consultante, que iba de vez en cuando desde la capital de la provincia a ejercer; yo un recién graduado obligado a hacer el llamado servicio social. Como residíamos cerca regresábamos juntos a Santa Clara.
Personalmente, sentí su solidaridad en todas las ocasiones que estuve ingresado por huelgas de hambre, en la sala de Terapia Intensiva o de Penados del hospital provincial "Dr. Celestino Hernández Robau", pues a pesar de su miedo a significarse con la Seguridad del Estado, me visitaba como buenos amigos y vecinos que fuimos.
Cuando nos cruzábamos en la calle, comentábamos sobre política internacional, los programas de Radio Martí u otras emisoras del sur del norteamericano estado de la Florida y sin falta averiguaba qué libros nuevos habían entrado a la biblioteca independiente que dirijo. Si quería leer algo, siempre arribaba a la hora de la telenovela, para no ser visto por los delatores de la barriada.
Nunca dejó de aconsejarme, en cuanto a acogerme a los programas de refugiados políticos de las distintas sedes diplomáticas en Ciudad de La Habana, para que mis familiares vivieran sin la angustia de perderme un aciago día. Su frase preferida era: "Vete de este infierno, para que puedas disfrutar en el futuro y sin peligro, del derrumbe al que tú contribuiste".
Pablito a pesar de sus temores, era miembro no - público del Colegio Médico de Villa Clara, por lo que tenía a esa institución al tanto de todo abuso hacia los trabajadores del sistema nacional de salud, así como de los maltratos y carencias que sufría la población criolla no privilegiada.
La policía política lo capturó en cinco intentos de salida no autorizada del país. Mi amigo sólo aspiraba a vivir con su esposa en los Estados Unidos de América. Solía decirme con irónica jocosidad: "Ahora sé lo que experimentaron en carne propia Espartaco y los cimarrones de los palenques de hace dos y tres siglos en Cuba, porque hoy los esclavos del imperio castrista somos nosotros los médicos".
Amigo Pablito, este artículo es tu réquiem luctuoso. No pudiste disfrutar o sufrir a Norteamérica. El mar te tragó antes, pero ya dejaste de ser esclavo. "El Orador Infinito" que tanto despreciabas, en su cobardía no fue capaz de mencionar que la gran parte de los actores de la tragedia en que tú también pereciste eran rehenes como tú. Como te gustaba repetir: "El ser humano siempre busca la libertad, es su naturaleza".
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Esas tres noticias de Fariñas fueron tomadas de:
http://www.pulso.org/Espanol/Cubana/mayo-agosto/mayoagosto05.htm
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