SITUACION Y SALIDA DESESPERADAS
Campaña de Castro perjudica al cubano medio
El Nuevo Herald
Associated Press
LA HABANA
Viernes 3 de febrero de 2006
El gobernante Fidel Castro promueve una campaña contra los ''nuevos ricos'' cubanos, a los que acusa de corrupción y resquebrajamiento moral, en su anhelo por eliminar las diferencias de clase que amenazan los ideales utópicos de su régimen comunista.
Los infractores enfrentan hasta penas de prisión y la pérdida de sus empleos para el Estado, mientras el gobierno trata de eliminar el creciente mercado negro que suministra a los cubanos y a los turistas todo tipo de productos.
La palabra ''rico'' es muy subjetiva en la isla donde los salarios estatales alcanzan un promedio de 12 dólares al mes, una cantidad insuficiente para vivir a pesar de los servicios del gobierno fuertemente subsidiados y el bajo costo de la vivienda. Pero muchos de los blancos de Castro son sencillamente los cubanos pobres que roban al Estado para sufragar sus necesidades.
En sus discursos recientes, el gobernante de 79 años protestó contra esos robos y advirtió que una corrupción generalizada sería una de las peores amenazas para el sistema socialista cubano.
Los cubanos son famosos por su ingeniosidad y muchos se las arreglan para estirar su salario bajo cuerda.
''Si tuviera abundancia, ¿quién va a robar?'' dijo Oscar Espinosa Chepe, un economista cubano que se convirtió en disidente. ''Prácticamente nadie puede vivir en Cuba trabajando honestamente'', agregó.
Los panaderos venden a los clientes panecillos de 50 gramos por el precio de los de 80 gramos y se quedan con la diferencia para venderla. Los trabajadores de las pizzerías del Estado venden queso, tomate y aceite de cocina ''extra'' por la izquierda. Los conductores de autobuses no les dan los comprobantes a todos los pasajeros que pagan.
En la Cuba comunista el mercado negro está por doquier. Desde la ropa y los juguetes hasta artículos del hogar e incluso la gasolina, la venta de productos robados es parte de la vida cotidiana.
''La gente siempre ha ido desviando los recursos del estado; pasa cuando hay necesidad'', dijo Jesús Blanco, un hombre de 51 años que trabaja en un bar. ``Uno de los problemas es que no entran muchos productos''.
Blanco explicó que se las arregla para vivir honestamente con su salario mensual de 235 pesos cubanos (unos $10 dólares). Pero agregó que en su casa tiene el televisor y el refrigerador rotos, y además no le alcanza el dinero para arreglar el techo después de la temporada de ciclones del año pasado.
La ración de productos que los cubanos compran a bajos precios apenas cubre una tercera parte del promedio mensual de la gente.
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
Seis cadáveres y ocho sobrevivientes hallados en un islote de Bahamas eran anoche las trágicas evidencias del más reciente naufragio de inmigrantes cubanos en el Estrecho de la Florida.
Aunque al cierre de esta edición el Servicio Guardacostas no había confirmado el hallazgo de los fallecidos, familiares de Miami dijeron tener noticias de un sobreviviente que narró ayer los pormenores del desenlace desde Elbow Cay mediante un teléfono celular.
Miriam Valiente, la madre de Yohan Concepción, relató a El Nuevo Herald que cerca de las 4 p.m. del jueves recibió una llamada de su hijo confirmándole los hechos.
'Me dijo: `mami, soy yo, tranquila que estoy bien', y que seis estaban muertos'', contó Valiente. ``Le dije que se cuidara, pero no he sabido nada más''.
Según corroboraron autoridades estadounidenses, fue un pescador quien encontró varios cuerpos flotando cerca del cayo bahamense --a 60 millas de Florida-- y llegó luego hasta los ocho hombres, que presentaban síntomas avanzados de deshidratación.
Tras la llamada del pescador, fue Yusimit Quiñones quien se comunicó con la base de los Guardacostas en Cayo Marathon para pedir ayuda de emergencia. Eran cerca de las 4:15 p.m.
''Les dije que había ocho personas con vida y que había que ir a rescatarlos o si no íbamos a ir nosotros mismos para allá'', recordó la mujer, que reside en Hialeah.
El Servicio Guardacostas desplegó una rápida operación de rescate sobre la zona. Un helicóptero trajo de inmediato a uno de los cubanos hasta el hospital de Marathon, debido a que presentaba un dedo gravemente dañado.
Quiñones dijo que el individuo trasladado a Marathon para recibir atención médica se nombra Raidel Martínez Chávez, de 33 años, quien fue sometido a una operación urgente para amputarle el dedo.
Los otros siete sobrevivientes fueron rescatados por un escampavías del Servicio Guardacostas y se encontraban anoche en condiciones estables, aunque su destino final era aún incierto, indicaron las autoridades.
''Es una posibilidad real que puedan ser entregados a las autoridades en Bahamas en virtud de las leyes vigentes'', manifestó Luis Díaz, portavoz de los Guardacostas.
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