DEJARSE MORIR POR ACCESO A LA INTERNET EN CUBA
DEJARSE MORIR POR ACCESO A LA INTERNET EN CUBA
César González-Calero
Corresponsal
El Universal
México
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Celso Sarduy Agüero
Jefe de Buró
Cono Sur/Sudamérica
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Julio 19, 2006
La última la emprendió hace seis meses en demanda de un acceso libre a
internet, coto vedado para la gran mayoría de la población cubana. Psicólogo y director de la agencia de prensa independiente Cubanacán Press, Fariñas lleva internado 160 días en el hospital Arnaldo Milián Castro de la ciudad de Santa Clara (270 kilómetros al este de La Habana). El disidente se encuentra en licencia extrapenal por problemas de salud, después de ser condenado a siete años de prisión por "actividades contrarrevolucionarias".
Profesional de los ayunos y las abstinencias, Fariñas comenzó su vigésima huelga de hambre después de que las autoridades le prohibieran difundir artículos por internet en los que criticaba la "represión política" del régimen de Fidel Castro. "Mi ayuno se extenderá hasta mi fallecimiento si los gobernantes cubanos no me otorgan ese derecho", señaló Fariñas en un escrito enviado al Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
En la cama número uno de la sala de terapia intensiva, en un cubículo sin ventanas y aislado, el opositor, que no ingiere agua ni alimentos sólidos, pasa los días acompañado por su madre, Alicia Hernández, de 71 años. Las visitas al enfermo están severamente restringidas, una circunstancia que ha llevado a Fariñas a adoptar otra decisión extrema.
A finales de la semana pasada, rechazó la nutrición parenteral que recibe por ciclos si no era trasladado a una de las camas accesible para las visitas. De acuerdo con el relato de su madre y de opositores de Santa Clara, el disidente solicitará el alta médica si no ve satisfecha su solicitud. Visitar a Fariñas en el hospital es todo un ejercicio de voluntarismo. Sólo algunos diplomáticos y disidentes han logrado verlo.
El eco de la insistencia viaja rápido hasta el despacho del director en funciones, Paulino Hernández, que esgrime las razones médicas del aislamiento: "Prácticamente todos los días había gente que quería verlo. Se decidió entonces que sólo entraran acompañantes. Por sus enfermedades, tiene que estar en la cama uno y ésta no tiene acceso a los cristales del pasillo (donde las visitas pueden verlo)". Queda, no obstante, la posibilidad de hablar por teléfono con el opositor. Hernández nos anima a intentarlo. Pero está visto que la tecnología y Fariñas no se llevan bien. Las llamadas "se caen" la mayoría de las veces. Si duran más de diez segundos, una enfermera corta diciendo que el enfermo está indispuesto. Alicia Hernández nunca pensó que su casa del barrio de La Parroquia, la misma donde vive Fariñas, fuera a ser tan requerida. Acomodada en una mecedora, se muestra crítica con su hijo: "Como madre no puedo estar de acuerdo en que cambie su vida y su familia, lo más sagrado que hay, por internet; él puede hacer oposición de otra forma". La solución, según Alicia, está en manos tanto del gobierno como de Fariñas: "Él está pidiendo algo que no está instituido en esta sociedad, pero como ciudadano tiene derecho a pedirlo".
Los cubanos sólo pueden acceder a internet desde centros oficiales, y de manera restringida. Pero Alicia todavía alberga alguna esperanza: "Si el gobierno quiere, se lo pone, qué no puede hacer un gobierno (.) No puedo estar de acuerdo en que lo dejen morir". En estos seis meses de pulso cerrado con el régimen castrista, la colección de enfermedades que ha contraído Fariñas es digna de un tratado de fisiología: insuficiencia renal aguda, alopecia, parálisis facial, crisis diarreicas, polioneuropatía, cirugía del pulmón izquierdo. Pero el lance no está decidido todavía.
El próximo día 31 cumplirá seis meses en huelga de hambre. Lejos todavía de los 14 meses que se prolongó la anterior.
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