miércoles, agosto 09, 2006

LOS OBISPOS CUBANOS, CASTRO Y LA " PAZ " DE LOS PAREDONES || LA VIRTUD DE CALLAR

Nota del Blogguista


En el primer artículo situo fotos de los fusilados antes y después del 1 de enero de 1959; el brazalete rojo y negro con las siglas M26 7 en el brazo del que está dando el tiro de gracia corresponde a un fusilado antes del triunfo de la barbarie. La inmensa mayoría de los hasta ahora más de 5000 fusilados que se han registrado ( no hablo de otros tipo de muerte ) después del 1 de enero de 1959 fueron por oponerse virilmente al régimen tiránico de Fidel Castro que desde finales de enero de 1959 con la imposición de los Estatutos Provisionales ( hasta 1976 el país no tendría una constitución ) prohibió todo tipo de oposición y actividad política pacífica incumpliendo los compromisos, acuerdos y promesas que se habían hecho a otras fuerzas que combatían al dictador Batista y al pueblo cubano en general, como fueron, por ejemplo, la restauración de la Constitución de 1940 y el llamado a elecciones libres y democráticas en un breve tiempo después del triunfo. A esa última demanada el tirano cínicamente contesto¨ ¿ Elecciones para qué ? ¨ ; compromisos que estaban en los acuerdos del Pacto de Caracas del 20 de julio de 1958 que lo nombró Comandante en Jefe de las fuerzas antibatistianas. Anteriormente, Castro no había aceptado el Pacto de Miami, porque no lo situaba al mando de esas fuerzas, eso determinó que muchas organizaciones para no prescindir de esa importante fuerza que era el Movimiento 26 de Julio ¨de la montaña¨ , aunque no la de mayor peso en la lucha, aceptaran esa demanda de Castro. También influyó el debilitamiento del Movimiento 26 de Julio ¨del llano ¨ después del fracaso de la Huelga de Abril en ese año

En el segundo artículo situo las fotos de los tres últimos fusilados (11 de abril de 2003), los cuales cometieron el serio delito de secuestrar una lancha con pasajeros en la bahía de La Habana para irse del país; son Lorenzo, Bárbaro y Jorge Luis. No hirieron a nadie ni sus intenciones iban mas allá de las amenazas. Una turista francesa secuestrada narró como cuando la tenía uno de los secuestradores fuertemente agarrada con un arma blanca cerca de su cuello y el secuestrador le gritaba a las autoridades castristas que si no traían combustible para la lancha, la mataba, le hablaba bajito al oido y le decía; ¨No te preocupes que no te va a pasar nada ¨. Posteriormente, después de ser detenidos los secuestradores, la turista le pidió a Fidel Castro que no los mataran y le contó lo que le decía el secuestrador en su oidos. De nada valió para que el Zeus caribeño indicara que la pena era el fusilamiento; los tribunales en menos de una semana los juzgaron, sentenciaron y un pelotón los fusiló.

Al mes y pico de estos esos hechos, otras personas secuestraron una lancha de GEOCUBA por la antigua provincia de Camaguey para también irse del país; en la lancha habían pasajeros. Un guardacosta nortemericano interceptó en alta mar a dicha lancha y detuvieron a los secuestradores. El régimen cubano, dando una muestra evidente de lo que es la Justicia en Cuba, dijo que si los devolvían a Cuba, no los iban a fusilar y que la pena máxima que iban a recibir era de 10 años de prisiíon. Así ocurrió. El mismo delito y penas totalmente diferentes pese a que el Código Penal era el mismo, pero observemos:¿ Qué papel desempeñan los tribunales en Cuba ?, que antes de celebrase el juicio ya se sabían las penas que iban a tener en ambos casos los enjuiciados.

Sobre el pacto de Caracas puede leerse:
http://www.autentico.org/oa09042.php

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Los obispos cubanos, Castro y la "paz" de los paredones

Por Armando F. Valladares
mailto:ArmandoValladares2005@yahoo.es
Agosto 9, 2006: Diario Las Américas, Miami (FL)

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La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, que ahora presiona las conciencias de los fieles para que recen por la salud del Lobo rojo, es la misma que jamás se atrevió a pedir públicamente oraciones por el rebaño diezmado, por los millares de presos políticos agonizantes en las cárceles, por los condenados a muerte y por los fusilados en los paredones








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El 4 de agosto pp., mientras crecía en los católicos de la isla y del destierro la esperanza de vientos de libertad para la querida Patria cubana ante el alejamiento del poder del sanguinario dictador Castro, después de casi medio siglo de persecuciones, crímenes y destrucción prácticamente total de la sociedad, y de haber aplicado su diabólica estrategia contra los católicos, enunciada en la Universidad de La Habana, de "hacer apóstatas, pero no mártires", un balde de agua fría intentaba diluir esa esperanza.

Se trataba de un comunicado de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC), difundido casi simultáneamente por el Granma Internacional, órgano del Partido Comunista de Cuba (PCC) y por la Agencia Católica de Informaciones (ACI), en el cual se pedía encarecidamente "oraciones" a "todas" las comunidades católicas de la isla para que Dios "acompañe en su enfermedad al presidente Fidel Castro", para que "ilumine a quienes han recibido provisionalmente las responsabilidades de gobierno", y para que "no pueda ser perturbado por ninguna situación externa o interna" el "deseo de paz y de fraterna convivencia entre todos los cubanos".

El Granma Internacional, sin esconder su complacencia, interpretó este mensaje como siendo un llamado a "orar por la recuperación del presidente Fidel Castro" y como un "alerta" para que "la estabilidad y la armonía social imperantes en Cuba" no puedan ser alteradas por hechos internos o externos.

La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, que ahora presiona las conciencias de los fieles pidiéndoles que recen por la salud del Lobo rojo, es la misma que jamás se atrevió a pedir públicamente oraciones por el rebaño diezmado, por los millares de presos políticos agonizantes en las cárceles, por los condenados a muerte y por los fusilados en los paredones.

Según testimonios fidedignos llegados desde Cuba, se nota en la población una tensión sin precedentes, y existe en las calles una especie de silencio pesado y expectante que se puede cortar con una navaja. Hay quienes digan, parafraseando a Andersen, que un grito de "¡el Lobo está desnudo!" podría desencadenar episodios similares a los de la caída del Muro de Berlín o a los del fin de la dictadura del sanguinario Ceaucescu, en Rumania.

Es en esta coyuntura que los Pastores se encargan de alertar para que "hechos internos" no vengan a alterar una "paz" artificial y fraudulenta, que en Cuba no es otra sino la "paz" sepulcral de los paredones. Son una vez más los Pastores que, al contrario de salir al defender al rebaño, se ofrecen como escudos para proteger al Lobo.

Al día siguiente del llamado de los Obispos cubanos, se hizo eco del mismo nada menos que el Cardenal Primado de las Américas y Arzobispo de Santo Domingo, monseñor Nicolás López Rodríguez, quien junto con pedir a los dominicanos que recen "por la salud" del tirano, calificó de "inhumana" la legítima esperanza de los cubanos desterrados que se volcaron a las calles de Miami, de que el deterioro físico de Castro pueda traer una pronta liberación de la isla (cf. Listín Diario Digital y La Plana Digital, República Dominicana, 4 y 5 de agosto de 2006). Es el mismo Cardenal que en agosto de 1998, antes de llegar Castro a República Dominicana, convocó al pueblo de ese país a darle una "feliz y cálida bienvenida" (cf. A. Valladares, "Castro en República Dominicana: el Pastor abre sus brazos al Lobo...", Diario Las Américas, Miami, 20 de agosto de 1998).

Después de haber sobrevivido por más de dos décadas como preso político en las cárceles castristas; de haber fortalecido mi fe católica al oír los gritos de jóvenes mártires que murieron en el paredón gritando "¡Viva Cristo Rey! ¡Abajo el comunismo!"; de haber resistido, junto con mis compañeros de infortunio, a presiones eclesiásticas para acceder a una "reeducación" ideológica y para vestir el uniforme de preso común; así como de haber podido casi milagrosamente salir con vida de la isla-cárcel, "esperando contra toda esperanza", según el consejo del Apóstol San Pablo, me he visto en la dolorosa obligación de conciencia de escribir numerosos artículos denunciando la colaboración eclesiástica con el comunismo cubano.

En su mayoría dichos artículos han sido publicados en las generosas páginas del Diario Las Américas, de Miami. Ofrezo dichos textos a los lectores interesados, bastando escribir al e-mail: ArmandoValladares2005 @ yahoo.es (cf., por ejemplo, "Fraudulenta 'política religiosa' del dictador Castro", en vísperas de la llegada del dictador Castro a Roma; "Sí, Cardenal Ortega, el régimen comunista persiguió y persigue a los católicos cubanos", en vísperas de la llegada de S.S. Juan Pablo II a Cuba; "El pedido de perdón que no hubo: la colaboración eclesiástica con el comunismo", "El Lobo y los Pastores celebran encuentro 'constructivo y amistoso'", "Cardenal Sodano y Fidel Castro: el Pastor sale en auxilio del Lobo, "Cardenal Martino, Encuentro Nacional Eclesial Cubano y comunismo cubano", publicados, respectivamente, en el Diario Las Américas del 16 de noviembre de 1996; 9 de enero de 1998; 22 de marzo de 2000; 11 de mayo de 2003; 29 de noviembre de 2005 y 7 de marzo de 2006).

El reciente comunicado episcopal que acabo de comentar, muestra la lamentable determinación de los Obispos católicos de Cuba de continuar con esa colaboración comuno-católica, aún en el caso de que el alejamiento temporario del tirano Fidel Castro se torne definitivo. Para las conciencias de los Pastores, dicho colaboracionismo con el régimen comunista, que ya dura décadas, constituye un lastre espiritual sin precedentes, que no podrá pasar inadvertido ante Dios y ante la Historia.

Armando Valladares, ex preso político cubano, autor del libro "Contra toda esperanza", donde narra 22 años en las prisiones castristas, fue embajador de Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, durante las administraciones Reagan y Bush. E-mail: armandovalladares2005 @ yahoo.es

Fonte: Identificada en el texto
http://www.cubalibredigital.com

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LA VIRTUD DE CALLAR

Por Miguel Sanfiel

Señores Obispos de la Iglesia Católica Cubana:

Las cosas hay que tomarlas teniendo en cuenta de quienes vengan: A un consejo acerca de la salud, dicho por un médico, cualquier persona de mediana inteligencia le pone oído y trata de seguirlo; pero si viene de un alguien sin conocimientos profundos de la materia, es arriesgado y sin tino darle importancia.

Siguiendo la línea de ese pensamiento, yo no he podido resistir la necesidad emocional y cívica de contestar a vuestra petición de que tanto los católicos de carrera, como los feligreses cubanos oren por el restablecimiento de la salud del dictador-asesino Fidel Castro; y para que no hubiera ningún problema con la sucesión, orar también por la salud y la sabiduría de su hermano y secuaz Raúl Castro

También ha habido tiempo y energías para que el Muy Reverendo Cardenal Jaime Ortega Alamino advirtiera a no sé quien, que Cuba jamás podrá ser invadida o doblegada

Yo me imagino que antes de hacer esa declaración todos los obispos fueron consultados para tener su aprobación, lo que significa que no solo el Muy Reverendo Jaime Ortega Alamino lleva el peso de tan réproba petición. La Biblia dice "orad por vuestros enemigos, y por los que os ultrajan y os persiguen". Esa es una frase hermosa y constructiva cuando se mira desde el punto de vista personal, pero cuando se lleva al plano político, a mi juicio, no tiene lógica ni sentido. Si ustedes Excelentísimos Obispos hubieran vivido el holocausto de Hitler ¿hubiesen orado para que Dios le diera una larga vida? ¿Para qué, con qué propósito? ¿Para que siguiera
invadiendo naciones, para que continuara incinerando hombres, mujeres, y niños inocentes?

Fidel Castro tomó el poder por las armas en 1959 y se ha mantenido por ellas. Todos los ciclones y demás desastres naturales juntos no han causado tantas muertes, tanto dolor al pueblo cubano como estos 47 años en que, ya montado sobre el lomo de la república, la ha tratado como hacienda propia, y a sus conciudadanos como a esclavos, con un desprecio absoluto por sus vidas y su libertad aún de salir del territorio nacional huyendo de la fetidez de su régimen

Excelentísimos Obispos: Orar por el restablecimiento de la salud de Fidel Castro, es una afrenta a los niños ahogados en el episodio del remolcador 13 de Marzo; es una afrenta a los pilotos de Hermanos al Rescate que fueron desintegrados en el aire; es una ofensa a los miles de fusilados y sus familiares, es una ofensa a los cerca de 2 millones de cubanos que han tenido que dejar su patria amada para buscar digno refugio en extranjero suelo; es una ofensa a los miles de presos políticos que están o han pasado –y muchos muerto- en las ergástulas castristas; es una ofensa para todos aquellos que han tenido la valentía y el decoro de no volverse lame botas del tirano; y en definitiva los pone a ustedes, Excelentísimos Obispos en la categoría de "esbirros con sotana", como él –Castro- los calificó al principio de su perversa revolución.

"No os engañéis, todo lo que el hombre sembrare, eso también recogerá" -dice la Biblia- Vosotros, con este acto de cobardía infinita, y de colaboración con el régimen, habéis sembrado una semilla venenosa que os habrá de perseguir por muchos años, como hoy todavía persigue a la Iglesia Católica, Las Cruzadas, La Santa Inquisición y otras torpezas y maldades llevadas a cabo invocando el santo nombre de Dios.

Vosotros, Excelentísimos Obispos, también habéis apelado a la calma y la paz social. Eso para vosotros es fácil decir, pero para ese pueblo que lleva más de 4 décadas sufriendo los horrores del castrocomunismo, es –repito- una ofensa y una bofetada en pleno rostro

Yo os recomiendo que, como ustedes hacen con los fieles que van a confesarse, para ser absueltos de este pecado, comencéis hoy mismo a rezar muchos Padre Nuestro, muchas Ave María diarios, por el resto de vuestras vidas, y de esa manera –quizás- El Creador tenga misericordia de vosotros y no tengáis que pasar la eternidad junto a esos mismos que niegan la existencia de Dios, y están contra todo lo que significa Dios.

En esta coyuntura histórica, los que no tengan la valentía y el decoro de oponerse, deben cuando menos, aferrarse como a la última tabla de salvación, a LA VIRTUD DE CALLAR.



Fonte: Identificada en el texto
http://www.cubalibredigital.com