EL CAMBIO DE GUARDIA
Por Soren Triff
Los comentaristas de la situación cubana utilizan a menudo las palabras sucesión y transición para referirse a traspaso de gobierno y al cambio de sistema político respectivamente. Casi ninguno, sin embargo, menciona que junto a la sucesión y a la transición hay un tercer cambio: el
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En este aspecto, Cuba parece regresar a 1952. Ni el régimen de Fulgencio Batista ni los partidos opositores parecieron notar el cambio generacional en aquel tiempo. Tanto jóvenes batistianos, como Rafael L. Díaz-Balart, como ortodoxos, como Max Lesnik, se encontraban dentro de las secciones de sus respectivos grupos políticos. Pero Fidel Castro sí tenía una visión mesiánica de su generación, una generación predestinada a transformar Cuba de manera violenta. Se llamaba la generación del centenario.
Mientras intelectuales como Jorge Mañach pedían a los estudiantes que dejaran la política a los políticos, y Francisco Ichaso observaba que la violencia juvenil era obsoleta ya, el joven periodista Agustín Tamargo fue uno de los primeros en notar la inminencia de los tres cambios: de gobierno, de sistema político y de generación. El periodista señaló la privación de oportunidad de participación de los jóvenes en la vida social, política y económica. Tamargo utilizaba el tono extremista de la época en la revista Bohemia: ``O la juventud acaba de una vez con el camajanismo o el camajanismo acabará con la república''.
Los viejos del régimen y de la oposición no encontraron una solución reformista válida para cambiar el sistema y cambiar el gobierno. Batista ofreció unas elecciones en 1954 y 1958 que carecieron de legitimidad. La oposición, por su parte, padecía de presidencialitis; formaba unas maquinarias políticas desconectadas de la población, dedicada por completo a tomar el poder para su uso privado.
Ambas partes de la vieja generación crearon un vacío de poder que abrió las puertas a la violencia. Ichaso afirma en 1957: ''Es inconcebible que haya sectores de la oposición que tengan fe en la violencia como fórmula solutoria de la crisis; muchos dejan entrever su esperanza de que el foco insurreccional de la Sierra Maestra se extienda a toda la isla, derrote al ejército y produzca la caída del régimen''.
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Hoy sucede lo mismo que ayer; se trata de la generación del período especial, de hombres y mujeres de alrededor de 35 años que sólo participan en la sociedad como ''carne de cañón''. Estoy seguro de que habrá un cambio de guardia generacional.
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