viernes, septiembre 22, 2006

HUGO CHÁVEZ Y EL VIEJO SAMURAI // FIDEL CASTRO, UN DON QUIJOTE SIN LOCURA

Chávez y el viejo samurai


por Wenceslao Cruz Blanco
Madrid 21-09-2006

Los recientes insultos al presidente de los Estados Unidos por parte del mandatario venezolano han tenido una enorme repercusión. Los incondicionales admiradores de Hugo Chávez, como era de esperar, han visto en sus palabras valentía y arrojo. Otras posiciones han sido más realistas: el ex presidente Clinton le ha advertido al histriónico personaje que sus “comentarios” no son nada buenos para Venezuela.

El gobernante venezolano, que se considera una especie de reencarnación de Bolívar, al menos debería tener en cuenta que su proceder como bufón sólo ayuda a tomársele poco en serio. Si su objetivo es querer convertir su “Aló presidente” en un circo ambulante por el mundo ya ha tenido una buena publicidad en un organismo internacional de importancia. Venezuela quizás no logre pertenecer al consejo de seguridad, pero Chávez, al menos, se ha ganado el puesto de bufón honorario de las Naciones Unidas para humillación de Venezuela y los venezolanos que aún pudieran sentirse representados por él.

Sería bueno que dejara de leer engorrosos libros conspiratorios de personajes que afirman que el gobierno estadounidense fue quien destruyó las torres gemelas y que ningún avión se estrelló contra el pentágono ¿Es que acaso no cree a su admirado Bin Laden y a los propios comunicados de Al Qaeda que se autoinculpan?

Antes que a Chomsky puede que sea más recomendable leer algunos cuentos de menos ficción y más instructivos que le impidan volver a cometer despropósitos en una reunión donde se intentan dar soluciones a problemas muy serios. Existe uno que le hubiese sido de gran ayuda a Chávez, se llama: El viejo Samurai.

Es un cuento muy corto que habla de un viejo samurai, ya retirado, que se dedicaba a enseñar el arte de la meditación a sus discípulos, aunque era muy viejo se corría el rumor que mantenía toda su fuerza y era capaz de derrota a cualquier adversario. Cierto día apareció por allí un guerrero con fama de ser el mejor en su género. Era conocido por su total falta de escrúpulos y por ser un especialista en la técnica de la provocación, o sea, un auténtico y bolivariano Hugo Chávez. Este guerrero esperaba que su adversario hiciera el primer movimiento y después con habilidad para captar los errores del contrario atacaba con una velocidad fulminante. Nunca había perdido un combate. Sabiendo de la fama del viejo samurai, estaba allí para derrotarlo y así aumentar su fama de invencible.

El viejo samurai aceptó el reto y se vieron en la plaza pública con todos los discípulos y gentes del lugar. El joven empezó a insultar al viejo maestro. Le escupió, tiró piedras en su dirección, le ofendió con todo tipo de desprecios a él, sus familiares y antepasados. Durante varias horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo maestro permaneció impasible. Al final de la tarde, exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró. Los discípulos corrieron hacia su maestro y le preguntaron cómo había soportado tanta indignidad de manera cobarde sin sacar su espada, asumiendo el riesgo de ser vencido.

Si alguien te hace un regalo y tú no lo aceptas, ¿a quién pertenece ese regalo? - preguntó el samurai.

A quién intentó entregarlo - respondió un discípulo.

Pues lo mismo vale para la rabia, la ira, los insultos y la envidia -dijo el maestro-, cuando no son aceptados continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo.

Y tal como este sencillo y breve cuento, los Estados Unidos han hecho como el viejo maestro samurai, no responder ni hacer ninguna declaración sobre los insultos de Hugo Chávez. El gobernante se va, con su rabia, con su ira, con sus insultos y con su envidia de regreso a Venezuela. Sus regalos los seguirá brindando en sus “Aló presidente”, nadie los querrá.
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Fidel Castro, un Don Quijote sin locura


por Wenceslao Cruz Blanco
Madrid, 20-09-2006


En una reciente entrevista de la BBC al gobernante venezolano, Hugo Chávez, se perciben rasgos de la personalidad de alguien que podría parecer un esquizofrénico con esa manía aprendida de su gurú Fidel, de atacar y culpar de los males mundiales a los Estados Unidos. Su programa televisivo “Aló presidente” ha permitido oír a un gobernante que a veces hace dudar de si su coeficiente intelectual está dentro de los parámetros normales, así que sus declaraciones contradictorias como cuando expresa que no es anti-nada, para seguidamente añadir que sólo sigue el código anti-imperialista, entran dentro de la misma retórica de bajo nivel intelectual.

Pero llegar a augurar, el fin de los males de la tierra, si Castro fuera presidente del mundo durante una década, ya entra dentro de una idiotez supina. Las palabras exactas del Sr. Chávez fueron « Yo soy sólo un soldado de esa batalla. Fidel es nuestro presidente. Si hubiera que nombrar un presidente del mundo pero con poderes para arreglarlo, ése sería Fidel. Creo que en una década arreglaría al mundo»

Aunque dudo seriamente que Chávez lo ignore, si por algo destaca el dictador cubano es por sus fracasos continuados en cualquier materia, incluso en la de la guerra. Un país que se autoabastecía, antes de que Castro tomara el poder, en la mayoría de los productos esenciales, aún hoy sigue con la alimentación racionada y con unos ciudadanos a expensas de que el gobierno le dé, como premio a las horas trabajadas “voluntarias” (domingos rojos, movilizaciones militares, etc.) o su actividad hostil contra los opositores a la dictadura, el derecho para comprar un equipo electrodoméstico o productos de primera necesidad como un jabón o una botellita de aceite.

Vladimiro Roca, un importante y destacado opositor a la dictadura, ha descrito brevemente a Castro como «el gobernante que más recursos materiales y financieros ha recibido y el que peor uso ha hecho de ellos, malgastándolos y dilapidándolos, emprendiendo planes absurdos sin evaluación económica previa, sólo porque él creía que darían buenos resultados».

Si algunos fracasos como la zafra de los 10 millones, la desecación de la ciénaga de Zapata, el famoso "cordón de La Habana" para sembrar café caturra, donde eliminó el cinturón agrícola de frutas, viandas y hortalizas de la provincia; su incapacidad en garantizar el abastecimiento de carne de res, leche, huevo, etc., pese a toda la propaganda de supuestos avances genéticos para lograr vacas superlecheras o enanas, no son suficientes para convencer a Chávez de lo equivocado que está respecto a Castro, es que el gobernante venezolano padece de un serio servilismo político que condiciona todo lo que hace y hará.

Si, a pesar de eso, Chávez cree en un Castro quijotesco pero sin locura, el peligro es aún mayor. Esa alegoría de un Castro de Quijote y un Chávez de Sancho hace que nos preguntemos por qué ellos atacan a los molinos de viento ¿Qué se esconde tras la ficción de señalar a los Estados Unidos como los enemigos que hay que destruir?

Seguramente porque es la justificación que lo evade de la responsabilidad de gobernar correctamente su propio país, que es lo que le corresponde. Es la estrategia de buscar un enemigo poderoso donde poner en plantilla a todos los que se le opongan, eliminarlos y así perpetuarse indefinidamente en el poder como ha hecho por décadas su mentor y amigo cubano.

Pero no por parecer una simple retórica para consumo interno es menos peligrosa. Cuando imprudentemente se empiezan a llevar alianzas que hacen peligrar la estabilidad internacional, cuando ya no se emplean inofensivas lanzas para atacar al molino, sino que se abre la posibilidad de amenazar con armamento nuclear, la cosa cambia.

De cualquier forma, luego de esta entrevista en la BBC, sabemos un poco más de Chávez, su desconocimiento o hipocresía cuando hace propaganda ocultando la situación en que viven los cubanos, y la publicidad desmedida de las capacidades inexistentes de un gobernante tan pésimo como Fidel Castro, hace que aseguremos que Venezuela no saldrá del abismo si Chávez no es derrotado en las próximas elecciones, elecciones donde cabe nuevamente la posibilidad de que se repita un fraude parecido al del referéndum revocatorio.

El gobernante venezolano debería reconocer que el único éxito real que ha tenido Castro, es lograr mantenerse en el poder con una dialéctica de engaño y una actuación represiva. Chávez es un fraude en sí mismo, no es creíble y nunca reconocerá eso de Fidel, pues él va igualmente como fiel Sancho junto a su quijotesco amigo contra los molinos de viento, y ambos continuarán pisoteando a sus pueblos durante el trayecto.