viernes, noviembre 24, 2006

PEQUEÑA SALUTACIÓN A GUILLERMO FARIÑAS

Tomado de Cuba Democracia y Vida.org

PEQUEÑA SALUTACIÓN A GUILLERMO FARIÑAS


Por Amir Valle



Los cubanos que amamos la isla vamos de vergüenza en vergüenza. ¿Cómo explicar al mundo que no hemos sabido frenar el engendro totalitario que se ha enseñoreado en Cuba y que, ahora, pretende perpetuarse con una simple elección „a dedo“, hecha por Fidel Castro? ¿Cómo explicar tantas violaciones sin que piensen que estamos convirtiendo a nuestra Patria en blanco de nuestros dardos?

Nada cambia en Cuba. Los poderes, redistribuidos en el silencio, a espaldas de los cubanos, mientras el „Máximo Líder“ vegeta en su vejez galopante, no han tocado la fibra más sensible del asunto cubano: „su encierro dentro de la isla-cárcel“.

En numerosas entrevistas, desde mi posición de intelectual libre, que no hace juego a ninguna política sucia, que no recibe dinero ni „de las arcas de la CIA“, como dicen unos, ni „del petróleo de Chávez“, como dicen otros, he planteado mi decisión de luchar, con mi opinión de intelectual cubano y de ciudadano cubano, porque se levante de una vez la bochornosa traba seudolegal, de corte fascista, que permite al gobierno cubano impedir la entrada y salida libre de sus ciudadanos, violando uno de los derechos humanos establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Me baso para ello en todas las violaciones cometidas en mi contra en este aspecto, lanzándome al destierro obligado.

Ahora se comete una nueva violación contra el periodista Guillermo Fariñas. Estando en Cuba, como cubano que aboga por la necesidad del diálogo político abierto y de múltiples tendencias, apoyé moralmente la labor de Guillermo Fariñas en su lucha por hacer valer sus opiniones. Recientemente, como cristiano, critiqué en mis oraciones a Dios su decisión de sacrificar su vida si el gobierno cubano no le daba derecho al uso de internet. Pero ahora me siento en la obligación moral de apoyarlo, cuando de modo vergonzoso, los gobernantes de Cuba le han prohibido salir de la isla para recibir en Weimar el Premio por la Defensa de los Derechos Humanos, concedido cada año por esa ciudad alemana. Una nueva vergüenza que, confío, alguna vez no tengamos que seguir soportando.

Amir Valle
Escritor y Periodista