SOBRE EL INFORME DE LA GAO RELATIVO AL USO DE LOS RECURSOS DADOS EN EL PLAN DE AYUDA PARA LA DEMOCRACIA EN CUBA CON FONDOS DE LA USAID
Tomado de
http://democraciaparticipativa.net
La mala fe que puede esconder una investigación.
Por Miguel Saludes.
El informe aparecido en The Miami Herald el pasado 15 de noviembre sobre el plan de ayuda para la democracia en Cuba patrocinado con fondos de la Oficina Para el Desarrollo (USAID en sus siglas inglesas) materializado a través de varias organizaciones cubanas del exilio ha provocado nuevas repercusiones negativas para la causa cubana.
Una vez más el rotativo miamense, a través de sus páginas, contribuye al descrédito y sembrar la duda entre los que luchan contra la dictadura castrista. Hace pocas semanas fueron los periodistas cubanos quienes recibieron el golpe desde un artículo publicado en este periódico. Varios de los implicados trabajaban para la versión en español del diario. El argumento utilizado entonces fue que estos profesionales recibían pagos de fondos del gobierno norteamericano, lo cual suponía un conflicto de intereses y violación del código ético del periódico al existir un vínculo económico de los implicados con la rama política del poder estadounidense. Precisamente esos periodistas se han destacado por sus escritos y análisis sobre Cuba, así como en su atención a las denuncias salidas del interior de la Isla, muchas de ellas relacionadas con la represión existente. Casualmente la televisión cubana a través del programa Mesa Redonda ya había anunciado la aparición de aquella investigación y sus posibles consecuencias. La reacción de la comunidad cubana exiliada echó al suelo lo que a todas luces era una maniobra para silenciar en los medios externos la realidad cubana.
Ahora el tema de la polémica retorna teniendo como trasfondo el controversial y sensible tema de los fondos destinados a sostener la disidencia interna y el fomento de la sociedad civil en la nación caribeña. No se trata de cuestionar la necesidad de investigar o hacer auditorias respecto a los medios económicos empleados con ese objetivo. Mucho menos criticar el seguimiento a la manera en que estos son utilizados. Desde hace años son los propios destinatarios quienes han manifestado desde el interior de Cuba su preocupación por una asistencia, que a pesar del monto anunciado, no resulta suficiente, ni llega a ellos según las expectativas creadas. Solamente estando del lado opuesto de la orilla es que se comprenden muchas de las razones que hacen inefectiva cualquier operación de apoyo a la disidencia cubana.
Si la supervisión realizada por las oficinas del GAO (Oficina Fiscalizadora del Gobierno) buscaban la respuesta para resolver la problemática del modo de hacer más eficiente los recursos empleados por la USAID, la aparición en The Miami Herald de ese informe “adelantado” que se filtró a la prensa, aún antes que se dieran a conocer oficialmente a las partes involucradas, donde ciertos datos aportados de manera parcial resaltan detalles que van contra la credibilidad de las personas que están al frente de las organizaciones cuestionadas, es lo que provoca las dudas acerca de la motivación real de esta gestión. La mención de la compra de una sierra de gas, envíos de unas chaquetas invernales de casimir, cangrejo enlatado y chocolate de marca Godiva, coadyuva a la creación de un espacio en blanco ante el que se abren toda suerte de especulaciones.
Las razones de la compra del equipo de gas (para solucionar una emergencia en la oficina sede de la organización durante el paso de Katrina), el fin para el que se utilizó y la devolución del mismo, así como el reintegro de los gastos incurridos, fueron constatadas durante la investigación realizada. Igualmente en los documentos archivados aparecen, entre muchos otros artículos enviados a Cuba, los alimentos, juguetes y las prendas de vestir reflejadas por el informe. Todos fueron comprados aprovechando el precio de ganga en que se ofertaban por los almacenes donde se adquieren estas mercancías. Parece que para algunas mentes es inconcebible que los cubanos de la Isla (más si son disidentes) puedan comer o vestir de manera diferente a como viste y comen los que a costa de la doble moral y el desprecio a los principios han logrado obtener posiciones ventajosas dentro de aquel sistema. Es verdad que en Cuba se vende buen chocolate y comidas exóticas en las tiendas dolarizadas. Para el trabajador normal es penoso pararse frente a estos artículos y tener que seguir de largo ante la imposibilidad de obtenerlos con el magro salario que perciben. ¿Cómo será para un opositor que apenas cuenta con recursos para seguir mal viviendo en aquel medio hostil?
Pero mucho más que la cantidad de chocolate y latas de cangrejo (una caja de chocolates Godiva, tres latas del segundo producto y dos suéteres de casimir), ha sido las miles de libras en ropas, medicinas, zapatos, entre otras cosas, todas debidamente registradas, enviadas a Cuba. La alegría que ello supone en algunas viviendas es suficiente justificación para quienes tuvieron en cuenta consideraciones como estas a la hora de organizar esos envíos. Gracias a ello algunos pudieron darse el lujo, por ejemplo, de comer cosas que de otra manera nunca hubieran osado comprar ante otras necesidades a cubrir. En cuanto a la cuestionada calidad de la ropa comprada, se debe resaltar que parte de esta va dirigida a las esposas de los presos políticos. Que ellas reciban maletines con rueditas, aunque pueda parecer demasiado miramiento, es un detalle inapreciable para quienes transportan decenas de libras a campo traviesa cuando visitan las prisiones donde se encuentran sus seres queridos. Igualmente esos Nintendos que resultan escandalosos para algunos, fueron a manos de niños con serios traumas causados por la tragedia vivida en sus hogares a raíz de los sucesos del 2003. Juguetes de ese tipo en Cuba solo están al alcance de los hijos de los dirigentes y algunos beneficiaros del socialismo tropical implantado allí. Lo terrible sería que esos recursos no hubieran llegado a quienes toda ayuda resulta bendita.
Si en algo puedo coincidir con el informe es que la mayor falla del programa de apoyo a la oposición interna está en sus limitaciones para mandar dinero en efectivo. Además de lo erróneo de tal política, que se trata de imponer a todos los emigrados cubanos, existe la disyuntiva de tener que emplear los medios reconocidos legalmente (agencias) para hacer llegar los paquetes de ayuda. La variante de utilizar los servicios de las llamadas “mulas” ha sido forzada por la demostrada inviabilidad de la primera vía, algo que merece ser analizado con detenimiento.
Finalmente hay que preguntarse a qué intereses sirve la sorpresiva aparición de este escrito publicado en las páginas del Miami Herald, que también fuera pronosticado en La Habana por la oficialista Mesa Redonda. Las conexiones resultan muy extrañas. Dos destacadas figuras de la política norteamericana han sido los solicitantes de esta investigación. El republicano Jeff Flake y el demócrata Hill Delahunt, representantes por Arizona y Massachussets respectivamente, son reconocidos por su fuerte cabildeo para que se levante el embargo que mantiene Estados Unidos contra el gobierno cubano, eliminar las transmisiones de Radio y Televisión Martí, así como dar luz verde a las inversiones norteamericanas en la Mayor de las Antillas.
Discrepancias y coincidencias aparte con estos criterios se puede concluir que en momentos en que la hora final del dictador se aproxima, muchos intereses se unen en lo que parece un esfuerzo por aplastar, eliminar y dejar fuera de lugar a la oposición, tanto en la isla como en el exilio. La maniobra es clara. Al menos para mí.
***********
Por Nicolás Pérez Díaz-Arguelles
En mayo de 1968, cuando la juventud francesa se amotina y casi toma París, en numerosas paredes se leía un curioso lema: ''Hay que ser realistas, hay que pedir lo imposible''. En este caso, la comunidad cubana exiliada debía ser realista y pedirle a The Miami Herald, que tratara de entendernos. Fíjense que no pido que nos entiendan, sino que al menos, ``traten''.
Los programas para promover la democracia en Cuba de la Agencia para el Desarrollo (USAID) han gastado en ayuda a la libertad de la Isla $55 millones destinados en 40 programas de 1996 al 2005. William Delahunt y Jeff Flake, dos archienemigos de la causa por la libertad de Cuba han cabildeado para que la ayuda se suprima, y han logrado que la Oficina Fiscalizadora del gobierno (GAO), el brazo investigativo del Congreso, haga una pesquisa sobre esos fondos.
Y, ¿qué aparece después de una exhaustiva revisión buscando el huevo de un jején realizadas por Sherlock Holmes y su ayudante el doctor Watson? Lo siguiente: ''en inspecciones limitadas de 10 programas se encontraron gastos dudosos'', lo que me hace sospechar que Mario Moreno ''Cantinflas'', fue el funcionario que con cierta habilidad para escamotear la realidad enredando el lenguaje hizo un resumen oral de esta investigación congresional.
Cuando leí detalles de la mercancía que fue comprada por los grupos que se encargan de enviar ayuda a la Isla, y cuestionados por los fiscalizadores de la GAO, no pude hacer otra cosa que primero indignarme, y luego reírme. ¿Los niños cubanos de la Isla son zarrapastrosos que no tienen derecho a conocer lo que es un Nintendo ni un PlayStation, como los tienen todos los niños hijos de cubanos de este exilio, e incluso los hijos de los funcionarios del GAO que rindieron el propio informe? ¿Es serio denunciar el envío a la Isla de chocolates Godiva? ¿Acaso existe algún tipo de escala de carácter universal y refrendado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación sobre los distintos tipos, calidades o destinos geográficos de los chocolates, en el cual se diga, que aquel cubano que no partió hacia Miami en avión o balsa y se quedó en Cuba sin escalera y aguantado de la brocha, sólo tiene derecho a comer M & M o Nestle, nunca Godiva? ¿Y por qué demonios no enviarle a los familiares de la disidencia chocolate La Española, aquel prieto y de sabor ácido, en vez de hacer lo políticamente correcto y comprar 4 latas de Spam en Publix o Winn Dixie que valen $1.99 cada una? ¿Por qué cometen la osadía estos cubanitos de basura de comprar una lata de conservas en Cotsco a $8.00 y que sirve para preparar una harina con cangrejos para 10 personas, deliciosa y desconocida por el pueblo de Cuba?
Esta pesquisa fue hecha para buscar corrupción y se quedaron con las ganas. Si agitan ante los ojos de la opinión pública un puñado de suéteres de casimir comprados en una tienda en liquidación a $30, aduciendo el gasto frívolo con el argumento de que ''en Cuba no hay invierno'', me da una medida de que Frank Calzón, Jaime Suchlicki, Frank Hernández Trujillo, Juan Carlos Acosta y otros cubanos exiliados, es verdad que sin la perfección que a veces precisan este tipo de programas, pero hasta que me demuestren lo contrario con una honradez absoluta, han cumplido su cometido. Y me siento orgulloso de todos ellos.
Aunque si venimos a ver, los máximos culpables de este incidente somos nosotros los exiliados. Tengo entendido que un sobrino de Pepe Pujals, la Fundación Nacional Cubano Americana, y otros grupos, envían ayuda constante y directa a los opositores de la Isla y sus familiares. Si aquí todos hicieran lo mismo, no habría necesidad de que el gobierno norteamericano desembolsara un solo centavo. ¿Qué quieren les diga?, es una vergüenza para este exilio que una potencia extranjera haga algo que es un deber de nosotros, y absolutamente de más nadie.
También de nuevo The Miami Herald, el mayor diario del sur de la Florida, la emprende en un artículo contra sus suscriptores, lectores, periodistas, anunciantes y colaboradores. Le llamaría a esto, compulsión periodística con una definitiva y desordenada veta suicida. Y no es que The Herald no tenga perfecto derecho a investigar y publicar una noticia válida y que merece despliegue. Un periódico no es una novela ni un poema, está no para lo que la gente le guste leer, sino para informar. Pero lo publicado merecía un equilibrio entre los conejos de España y la realidad. Creo que The Herald, si deseaba hacer un artículo imparcial, debió señalar que no resultaba seria la contabilización de una sierra que vale $40 dentro de un presupuesto de $55 millones.
También es sospechoso que Oscar Corral vuelva a aparecer como el malo de la película. Y aquí el asunto no es preguntarse si detrás de Oscar Corral está Max Lesnick y sus amigos de la DGI del gobierno de Cuba, lo cual puede ser o no ser cierto, sino, ¿qué alto ejecutivo de The Miami Herald está detrás de Oscar Corral? Una segunda inquietud boba: ¿Hasta cuándo esperan los dueños de MacClatchy Company que El Nuevo Herald pueda seguir siendo capaz de apagar los fuegos que provoca The Miami Herald en el exilio cubano?
***********
Tomado de El Nuevo Herald.com
Por Alejandro Armengol
Al mismo tiempo que el gobierno del presidente George W. Bush ponía en práctica nuevas medidas para restringir las visitas familiares a Cuba, aprobaba más fondos para financiar viajes de ''mulas'' cargados con artículos de consumo para la disidencia.
Esta distinción no sólo estableció una táctica errada y de pocas repercusiones prácticas para un cambio en la Isla, sino que convirtió a muchos opositores en cómplices voluntarios o involuntarios de una política de doble moral que ahora La Habana tratará de aprovechar al máximo para sus fines propagandísticos.
Bajo el amparo de una cobertura periodística complaciente en la mayoría de los casos, diversas campañas han sido lanzadas en Miami para apoyar el movimiento opositor en la Isla, pero año tras año éstas no han ido más allá de la repetición de voces en la radio, notas informativas superficiales y rostros conocidos en un programa de televisión hecho para complacer a quienes visitan el restaurante Versailles. Cualquier crítica y comentario opuesto a tales campañas ha sido catalogado de inmediato de complicidad con el régimen de Castro.
Me pregunto si no son más ''cómplices'' quienes han gastado los millones de dólares de los contribuyentes en equipos y juegos de video Nintendo y Sony, una bicicleta de montaña, abrigos de cuero y cachemira, latas de carne de cangrejo y chocolates Godiva, como muestra un informe de la Oficina de Contabilidad del Gobierno de Estados Unidos (GAO).
No es que a los residentes de la Isla les sean negados tales artículos, sino la irresponsabilidad que significan tales compras por parte de los organizadores de la ayuda aquí en Miami. Diversos disidentes ya han dejado claro que no han recibido artículos lujosos ni dinero de Washington, y que más de la mitad del presupuesto de la ayuda se consume en Miami.
Son estos supuestos ''patriotas'' del exilio, aparentemente comprometidos en la lucha por llevar la democracia a Cuba, los responsables en parte de una campaña mal dirigida, peor controlada y de una pobre efectividad. Pero la responsabilidad mayor, de cara a los contribuyentes norteamericanos, es de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, que ha brindado $73 millones para ayudar al establecimiento de una Cuba democrática sin una fiscalización adecuada, con una notoria pobreza de directivas y procedimientos y grandes deficiencias en los mecanismos de control interno.
De acuerdo al informe de la GAO, los controles internos destinados a supervisar el otorgamiento de subvenciones y la utilización del dinero ``no logran asegurar que los fondos son utilizados adecuadamente y que las donaciones cumplen con los requisitos establecidos por las leyes y regulaciones''.
Lo que evidencia el documento es, en el mejor de los casos, una utilización inadecuada y poco efectiva de un programa multimillonario destinado a los grupos empeñados en llevar la democracia a Cuba.
Aunque el informe señala que a partir del 2004 tanto la USAID como el Departamento de Estado han establecido mecanismos de ''competencia oficial para seleccionar a quienes reciben las donaciones'', y que en fecha reciente ambas instituciones han puesto en vigor medidas adecuadas para mejorar la supervisión de los programas, no se ha notado un cambio notable en la distribución de los fondos ni se ha alterado la lista de los beneficiarios.
El programa creado gracias a las presiones de un Congreso en manos republicanas y bajo el gobierno del ex presidente Bill Clinton, para ayudar a llevar la democracia a Cuba, no sólo ha resultado un fracaso, sino que al parecer fue concebido precisamente para no tener éxito.
Que dicho programa haya no sólo sobrevivido al cambio de administración hace seis años, sino incluso aumentado, tiene que ver más con la política nacional y el interés por atraerse el voto cubanoamericano que con el objetivo de lograr un cambio democrático en la Isla.
Tanto los gobiernos demócratas como republicanos han estado más deseosos de aparentar un interés por la situación cubana que en contribuir al fin del régimen. Desde los planes de la CIA durante la década de 1960 para exterminar a Fidel Castro, una y otra vez en este país se ha repetido un esquema similar difícil de entender fuera de Estados Unidos: la utilización de amplios recursos y fondos millonarios con el objetivo de no lograr nada. Lo demás es jugar con las esperanzas de quienes viven en Cuba y obtener dinero fácil unos pocos aprovechados.
aarmengol@herald.com
************
El Nuevo Herald.com
Por Oscar Corral y Pablo Bachelet/ The Miami Herald
WASHINGTON
Los programas para promover la democracia en Cuba de la Agencia para el Desarrollo (USAID), gastaron millones de dólares sin la supervisión adecuada o licitaciones competitivas, lo que conllevó a dudosas compras, como por ejemplo, una sierra eléctrica, suéteres de casimir y chocolates Godiva, según un informe congresional.
El crítico informe cita ''debilidades en las políticas y en los procesos [administrativos] de la agencia y en la supervisión de la oficina del programa'', así como ''deficiencias internas de control''. La falta de personal en la USAID también representó largas demoras en el inicio de inspecciones sobre el programa.
The Miami Herald obtuvo una copia adelantada del reporte de 60 páginas que será publicado hoy por la Oficina Fiscalizadora del Gobierno (GAO), el brazo investigativo del Congreso.
El reporte provee la lista más detallada hasta la fecha sobre los $65 millones en ayuda de la USAID para la democracia en Cuba destinados 40 programas entre 1996 y 2005, de los cuales $62 millones fueron asignados ''en respuesta a proposiciones no solicitadas'', lo que significa que no hubo licitaciones competitivas. El Departamento de Estado usó mecanismos de competencia para otorgar otros $8 millones a otros cuatro programas, indicó la GAO.
La entidad realizó ''inspecciones limitadas'' de 10 programas y encontró ''gastos dudosos'' y ''significativas debilidades en el control'' en tres de ellos. Ninguno de los 36 programas que recibieron fondos de la USAID y del Departamento de Estado fueron identificados en el reporte.
Uno de ellos, indicó la GAO, usó fondos para comprar artículos como una sierra de motor, juegos de Nintendo y Playstations de Sony, una bicicleta de montaña, abrigos de piel, suéteres de casimir, carne de cangrejos y chocolates Godiva.
Juan Carlos Acosta, director ejecutivo de Acción Democrática Cubana, con sede en Miami, declaró a The Miami Herald en una entrevista ayer que, excepto por la sierra [por la que reembolsó a USAID], compró esos artículos y los envió a la gente en Cuba.
Agregó que compró la sierra para cortar una rama que había caído cerca de la puerta de su oficina después de un huracán. Compró ''cinco o seis'' latas de masas de cangrejo y algunas cajas de chocolate Godiva para enviar a Cuba.
''Esta gente se está muriendo de hambre. Allí no tienen chocolate'', comentó.
Acosta agregó que también compró una docena de chaquetas de piel y suéteres de casimir --en venta en Costco-- para enviar a disidentes en Cuba.
''Ellos [los auditores de GAO] se creen que allí no hace frío'', prosiguió Acosta. ``Un suéter de casimir de $30 es una ganga porque el casimir es costoso. En Cuba estaban pidiendo suéteres''.
Acosta señaló que ISAID nunca le dijo lo que podía, o no podía, enviar y que reembolsó a la USAID por la sierra.
Frank Hernández Trujillo, director ejecutivo de Grupo de Apoyo a la Democracia, que ha recibido más de $7 millones de USAID, afirmó que envió unos juegos de Nintendo a Cuba. Acosta agregó que él también lo hizo.
''Defenderé esa decisión hasta que muera'', subrayó Hernández Trujillo. ``Es parte de nuestro trabajo: demostrarle al pueblo cubano lo que podría conseguir si no estuviera viviendo bajo el sistema [comunista]''.
La USAID está investigando los tres casos que reveló la GAO, señaló la agencia congresional en su informe.
El estudio fue solicitado por los representantes Jeff Flake (republicano por Arizona) y Bill Delahunt (demócrata por Massachusetts), ambos opuestos a las sanciones de Estados Unidos contra Cuba. Los dos tienen programada para hoy una conferencia de prensa para hablar sobre el informe.
La administración Bush ha convertido la ayuda adicional para la democracia en Cuba en una parte fundamental de sus esfuerzos para socavar el gobierno comunista de Fidel Castro, y es muy probable que el informe alimente aun más el debate sobre la efectividad de esta ayuda.
En el 2004, en un informe que realizó la Comisión para Asistencia a una Cuba Libre, ésta recomendó entregar $36 millones a la USAID y a otras agencias gubernamentales que trabajan a favor de Cuba. En julio, un informe de seguimiento recomendó entregar $80 millones adicionales durante un período de dos años y $20 millones anuales hasta ``el fin del régimen de Castro''.
''Durante mucho tiempo, este programa ha tenido la reputación de ser políticamente efectivo en Miami, tener poco impacto en Cuba, y estar deficientemente administrado'', declaró Philip Peters, un severo crítico de la política del gobierno de Bush hacia Cuba, quien trabaja en el Lexington Institute, en Arlington, Virginia. ``Ha hecho falta durante mucho tiempo la supervisión del Congreso''.
David Snider, portavoz de la USAID, no quiso hacer comentarios, ya que la agencia todavía no ha visto una copia final del informe.
Investigadores de la GAO señalaron que entrevistaron a varios disidentes en La Habana, y que éstos dijeron que agradecían el respaldo norteamericano, al tiempo que la ayuda ''no hacía sino demostrar el compromiso del gobierno de Estados Unidos con la democracia en Cuba'', según el informe.
La GAO señaló que después del 2004 tanto la USAID como el Departamento de Estado utilizaron ''competencia formal para seleccionar a los destinatarios [de los fondos]'', y que recientemente el Departamento de Estado y la USAID tomaron medidas con el fin de mejorar la supervisión del programa.
De igual modo, el informe de la GAO revela nueva información acerca de la naturaleza de los programas para la democracia en Cuba.
Gran parte de los materiales enviados a Cuba fueron entregados por diplomáticos estadounidenses en La Habana que a menudo no sabían qué era lo que se había enviado. En algunas ocasiones, algunos libros fueron considerados ''inapropiados'' y fueron rechazados, agregó el informe, sin dar más detalles.
Durante mucho tiempo el gobierno cubano ha criticado a la misión diplomática de EEUU en La Habana, argumentando que pretende derrocar el régimen comunista. Bajo las leyes de Cuba, los ciudadanos cubanos pueden ser condenados a penas de cárcel de hasta 20 años por recibir ayuda norteamericana.
De acuerdo con la información dada por la USAID a la GAO, desde 1996 el gobierno de EEUU ha entregado 385,000 libras de medicinas, alimentos y ropa y más de 23,000 radios de onda corta, entre muchos otros materiales. El informe amplió que algún material fue objeto de ''robo y confiscación'' por parte de las autoridades cubanas.
Funcionarios norteamericanos dijeron que la GAO tiene planeado emitir una versión clasificada del informe con información extra sobre cómo la ayuda de EEUU se entrega en Cuba, así como los pasos que deben darse para ``reducir las pérdidas de la asistencia que se envía a la isla''.
pbachelet@MiamiHerald.com
***************
Para leer en idioma inglés el informe haga click AQUI
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home