martes, diciembre 05, 2006

EDITORIAL DEL DIARIO EL PAIS, ESPAÑA:

Nota del Blogguista.


Raúl Castro hará cambios pero nunca una transición democrática; mucho menos a una transición completa y total hacia la Democracia.

La transición hacía la democracia se hará, pero está se hará pese a sus deseos, los deseos de la privilegiada cúpula cómplice que tiene secuestrada la soberanía y la independencia cubana y los deseos de una minoría del pueblo cubano que con su miedo a los cambios y a la libertad, por los retos que ésta última exige, su ignorancia y su desinformación de décadas pretenden anclar por siempre a La Isla en la más abyecta esclavitud.

Es penoso que personas que viven fuera de Cuba tengan tal grado de desinformación sobre la vieja y aberrante tragedia cubana que ya va para medio siglo. Se puede comprender su desconocimiento de la historia cubana antes de 1959, pero es inconcebible que no vean lo que realmente sucede en Cuba allí y ahora y si no lo saben: averiguenlo o cállense la boca.
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Tomado de El País.com

EDITORIAL

El gran ausente

05/12/2006

Pese a las insinuaciones de la víspera, Fidel Castro no asistió el pasado sábado a la parada militar en La Habana para festejar, con retraso, su 80º cumpleaños y el medio siglo del aniversario del desembarco del Granma con el que se inició la revolución cubana. Sin duda, su ausencia refleja, por un lado, que su enfermedad -considerada como "secreto de Estado"- es bastante más grave de lo que se afirmó cuando se informó de la intervención quirúrgica a la que fue sometido en julio; y por otro, que es más que dudoso que el comandante pueda retomar el poder, traspasado temporalmente desde entonces a su hermano Raúl.

Foto de Archivo. Detrás de Raúl se ve a uno de sus hijos con Vilma Espín. Nota del Blogguista.

De éste siempre se ha dicho que no tiene ni la personalidad ni el carisma de Fidel. Sin embargo, lo que sí resulta cada vez más verosímil es que sea él quien conduzca los primeros compases de la transición, o al menos la transformación del régimen, que para algunos ya ha comenzado. En el medido discurso del sábado, Raúl Castro dio muestras de pragmatismo, ofreciendo su disposición a negociar con Estados Unidos la normalización de relaciones "sobre la base de los principios de igualdad, reciprocidad, no injerencia y respeto mutuo". Esa oferta va en el tono un poco más allá de lo que declaró a los pocos días de enfermar Fidel, porque las palabras del jefe del Ejército no suenan ahora igual que antes, dado que el estado de salud del comandante es hoy mucho más incierto. Sus palabras han sido valoradas en general positivamente por la disidencia, aunque ésta insiste en que deben ir acompañadas de medidas para la liberalización de los presos políticos y terminar con el hostigamiento a los opositores.

Es evidente, en cualquier caso, que la isla caribeña está a punto de entrar en un nuevo ciclo político y que es del todo impensable que el fidelismo pueda mantenerse como tal, porque los caudillismos fracasan allí donde se quiera perpetuarlos. La actual cúpula dirigente subraya que la Cuba sin Fidel será gobernada por el Partido Comunista y por el Ejército. Resulta en cierto modo lógico que así sea, en una primerísima fase, puesto que no existe una oposición de partidos organizada. Pero antes o después, los sucesores tendrán que facilitar la vía para la reforma democrática y la economía de mercado. Será importante para entonces el papel que desempeñe Washington. Tendrá que hacer un ejercicio de flexibilidad para suprimir medidas tan poco fructíferas como ha sido el embargo y favorecer, como algunos diplomáticos de la actual Administración de Bush sostienen, el desarrollo de la corriente más pragmática del castrismo. Lo contrario puede bloquear la transición y alentar el caos.