lunes, diciembre 25, 2006

EL PRECARIO ESTADO DEL "SECRETO DE ESTADO"

EL PRECARIO ESTADO DEL "SECRETO DE ESTADO"


Editorial
La Nueva Cuba
Diciembre 25, 2006


Hoy en el día de La Navidad, añadimos otra Buena Nueva: En el horizonte de Cuba relampaguean los albores del amanecer de la libertad.

Mientras, en la Habana, los facciosos sucesores no pueden estar más nerviosos. Saben que sus torpezas, superan a sus infortunios. Ya no es fácil determinar quién está más grave, si "el secreto de estado", o "el estado del secreto".

Si Fidel Castro está grave, lo que todo sabemos, la artimaña desinformativa ha entrado en irreversible estado de coma. Lo primero nadie lo pone duda y lo segundo, tampoco.

Quedan por verse las serias consencuencias que pagarán por sus "errores de cálculo".

Comenzaron por fallar contra la lógica. Tras la sorpresiva crisis de salud de Castro, que estallara en Bayamo, el pasado 26 de julio, decidieron recubrir su real condición, con un espeso e impenetrable manto de secreto. Una agenda bizantina convertía en Secreto de Estado, el estado de salud del decano de los dictadores del planeta.

En un principio creyeron que ocultar la verdad trabajaría a su favor; en fin de cuentas que otra cosa podrían haber hecho, sino lo que siempre hicieron. Sólo se trataba de ganar tiempo para consolidar "la agenda" sucesoria, es decir, cualquiera de ellas, ya que cada facción tenía la propia. No se perseguía evitar que en el Exterior se conociera lo que resultaría inevitable. El objetivo era mantener desinformado al pueblo cubano: que no se percataran de cuán efímera sería la brevedad del desenlace. La vieja táctica del Cid Campeador serviría de fórmula mágica -pensaban. Las batallas de la Sucesión se ganarían con la ecuestre muerte en vida de Fidel Castro

Por lo tanto acordaron nunca tener una conferencia médica; de hecho la mayoría del personal médico de Castro ha prácticamente vivido todo este tiempo bajo un virtual secuestro.

La condición de Fidel Castro era discutida a diario en público por burócratas, Ministros, Embajadores e incluso por uno que otro caudillo extranjero que terminó por dar un tono circense a lo que era ya un desafortunado espectáculo. Incluso uno de los pocos altos jerarcas del régimen que es médico, Carlos Lage Dávila, hablaba de la salud de Castro como recitara un comunicado un "aparatchik" de la era soviética.

Era tan burdo el mecanismo desinformativo que improvisaron, que sin importales ser el hazmerreír de la opinión pública internacional, perdieron de vista, por una vieja costumbre de subestimar al cubano de a pie, que el daño más serio lo sufría el grado de credibilidad pública, si alguna, que esperaban alcanzar entre los cubanos de la Isla.

Nadie podía tomarles en serio. Ni dentro, ni afuera, ni cubanos ni extranjeros. Nadie les creyó al comienzo, como nadie les cree ahora.

Después de todo, ¿quienes son ellos sino un minúsculo grupo de mediocres funcionarios con las pretensiones de articular un eficiente gobierno colegiado? La soberanía reside en el pueblo; los gobernantes son meros administradores del Estado. Obligaba informar apropiada y certeramente al pueblo cubano. Pero no tienen el más mínimo respeto por nuestros ciudadanos ni sus derechos.

La cuenta "progresiva" hacia el Cambio transcurre inexorable. El Contro Poblacional requiere de ciertos talentos inexistentes entre los "sucesores". El Pre-Cadáver hace más daño ya vivo que muerto y hace ya tiempo que la táctica triunfalista de vender el "regreso" del caudillo se tornó inofensiva, contraproducente e inefectiva.

El precario estado del "Secreto de Estado" ha dado su señal de alarma. De manera que la nomenklatura añade uno más al pesado fardo de sus dilemas. El tiempo no está a su favor, tampoco la historia. Los cubanos encontrarán el camino hacia la Libertad.



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