jueves, diciembre 07, 2006

HIJA DEL DICTADOR: «FIDEL YA PIENSA MAS EN DIOS QUE EN EL FUTURO DE CUBA»

Nota del Blogguista


Fidel Castro ahora, y siempre , a pensado en él y su suerte; Cuba y sus destinos solamente les interesó en lo que éstos le podía servir a él.

En una carta de condolencias a los padres de Renato Guitart por la muerte reciente de éste en el Asalto al Cuartel Moncada, se nota su creencia en Dios. Fidel siempre ha sido un instrumento del Diablo, en el sentido de apartar a los hombres de Dios. No es nada extraño que Fidel crea en Dios, pues el más convencido de la existencia de Dios es el propio Diablo.

Fidel todavía en vida puede mostrar su arrepentimiento sincero: liberando a Cuba de la tiranía que él le impuso; dudo mucho que lo haga; quizás, por su congénita manía, intente engañar a Dios como engañó a la mayoría del pueblo cubano.
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HIJA DEL DICTADOR: «FIDEL YA PIENSA MAS EN DIOS QUE EN EL FUTURO DE CUBA»


La Razón
España
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Yohan Domo
Jefe de Buró
Latinoamérica
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Diciembre 6, 2006


Madrid- Alina Fernández huyó de Cuba haciéndose pasar por una turista española en 1993, con la ayuda de una acaudalada empresaria cubana. Desde su exilio, la «hija rebelde» de Fidel Castro ha acusado en diversas ocasiones al dirigente cubano de haberle fallado a ella como padre y al pueblo cubano como líder. En una entrevista concedida recientemente al diario italiano «Corriere della Sera», Alina ha realizado unas significativas declaraciones: «En los últimos tiempos Fidel Castro se está acercando de nuevo a la religión: ha redescubierto a Jesús en el umbral de la muerte. Lo cual no me sorprende, dado que papá ha sido educado por los jesuitas. No sé si llamarlo exactamente miedo a morir, pero estoy convencida de que ya está más
interesado en la suerte que pueda correr su alma que en el futuro de Cuba», asegura.

Lo cierto es que los rumores sobre un acercamiento de Fidel a la religión, ahora que está más cerca del final, son más fuertes que nunca. Aunque oficialmente todo permanece bajo el habitual «secreto de estado», la última semana de noviembre llegaba la noticia de la visita de un sacerdote a Fidel Castro.

Una emisora de Miami confirmó que había recibido, a petición propia, la visita de un «director espiritual», un sacerdote que ha sido identificado como Fray Betto -el fraile dominico Carlos Alberto Libânio Christo, asesor del presidente brasileño Lula da Silva- uno de los mayores representantes de la Teología de la Liberación en Brasil. Fray Betto ya le ha visitado en diversas ocasiones e incluso ha escrito un libro titulado «Fidel y la religión» que ha vendido millones de ejemplares en Cuba. A pesar de su ateísmo confeso, Castro ha estado involucrado de lleno en las relaciones Iglesia-Estado.

La Iglesia católica en Cuba compartió, junto a todo el pueblo cubano, el júbilo por el triunfo de la Revolución cuando todavía no se había declarado socialista. Entre los años 1959 y 1960, la Iglesia cubana intentó evitar que la revolución se radicalizara hacia el marxismo-leninismo, pero no pudo hacerlo y eligió el camino de la confrontación. El resultado fue el naufragio de la Iglesia, y los creyentes desertaron masivamente. Una de las medidas más radicales del nuevo Gobierno fue la expulsión en 1961 de 131 sacerdotes, entre ellos el obispo auxiliar de La Habana.

En pocas semanas, el número de sacerdotes se vio reducido drásticamente: quedaron apenas unos 200. El ateísmo se convirtió en una «religión», según reconocería años más tarde el mismo Fidel Castro. A esto se unió un sistema educacional ateo que negaba toda trascendencia espiritual, sentando las bases del ateísmo de Estado de la Constitución de 1976. Sin embargo, con el tiempo, Fidel llegaría a expresar opiniones positivas en relación con la religión.

En 1980 entabló un diálogo con los cristianos sandinistas y en 1984 acompañó a Jesse Jackson a un culto en una iglesia metodista de La Habana. Al año siguiente concedió la entrevista a Fray Betto que se publicó en el libro «Fidel y la religión».

Estos antecedentes descongelaron las relaciones Iglesia-Estado y tras dieciséis años de silencio, Fidel y los obispos locales restablecieron el contacto. Sin embargo, en 1993 los obispos divulgaron el mensaje «El amor todo lo espera», en el que retomaron las críticas a la Revolución.

A pesar de las dificultades internas, en 1996 el dirigente cubano se reunió con el Papa Juan Pablo II en el Vaticano en un evento de la FAO y en enero de 1998 el Pontífice realizaba una histórica vista a Cuba en la que, por vez primera, se veía a Castro asistir públicamente a misa en la plaza José Martí. El dictador volvería a la catedral de La Habana años después para participar en la misa que pedía por la agravada salud del Pontífice. Tad Szulc, biógrafo de Fidel, escribió: «Nunca le he visto como cuando estaba con el Santo Padre: parecía un niño. Por lo que se refiere a la fe, Castro, educado por los jesuitas, siempre ha sentido su fascinación. La conversión siempre es un misterio, y no consiste sólo en rumores...».