UN LARGO FIN DE AÑO
Por Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba - Diciembre (www.cubanet.org) - La ausencia del Dr. Castro en las celebraciones por su ochenta onomástico fortalece la convicción de estar ante el desmoronamiento del sistema que él mismo creó, aumenta la especulación sobre el curso del Estado en los próximos días, plantea interrogantes sobre el comportamiento de los grupos pro democráticos y pronostica un largo fin de año para los actores y los analistas del escenario político cubano.
Mas allá del show mediático asignado a la Fundación Guayasamín y el llanto de los nostálgicos por la ausencia del barbudo caudillo, el desarrollo de las fuerzas centrífugas se aclara con las tendencias al desmentido entre los diversos grupos de poder, la gradual salida del juego de unos y la entrada de otros, el relanzamiento de los ex comandantes rebeldes a la escena nacional, además del protagonismos dado a los Comandantes de la Revolución, en la parada militar del pasado sábado.
En los días previos a las celebraciones, fueron llamativas las contradictorias declaraciones y los ataques verbales entre el líder talibán Felipe Pérez y Ricardo Alarcón, dos de los comunistas de mayor protagonismo en los últimos tiempos. Ellos se enzarzaron en una agria disputa sobre la comparecencia en público del caudillo para el espectáculo montado por la Fundación Guayasamín y su estado de salud.
Entre Pérez y Alarcón existen esquinadas diferencias personales desde mucho tiempo atrás. El joven yuppy no ha reconocido nunca ni la autoridad, ni la experiencia del decano de los diplomáticos comunistas cubanos. El ex canciller mira con el desdén propio de los viejos revolucionarios al supuesto "hombre nuevo": oportunista, inculto y lleno de defectos.
Pérez no ha perdido el tiempo en los últimos días proyectando su atención sobre la juventud comunista y sus organizaciones satélites. La prensa oficial notifica continuamente sobre sus reuniones con organizaciones juveniles de diferentes perfiles. Refuerza con este trabajo su perfil, un segmento de público dispuesto a asumir su discurso y retórica guevarista.
Otro encontronazo para libros es el del General Castro con Alarcón, sobre cómo sería elegida la nueva dirección del país.
El presidente del parlamento apoya que la Asamblea Nacional debe jugar su papel en la elección del próximo mandatario; mientras que el sustituto postula al Partido Comunista como máxima instancia para resolver el tema del liderazgo del país. El segundo, más sensato, puede obtener con su propuesta una mejor posición estratégica a ojos vista, tanto en la población en general, los profesionales intelectuales y empresarios, los miembros juiciosos del partido comunista y los actores internacionales interesados en cooperar y darle salida a la crisis que se avecina. Entre ellos la Unión Europea, los miembros de la Organización del Tratado Atlántico Norte y Estados Unidos. No se debe descartar el apoyo de algunos países latinoamericanos, como México, Costa Rica y Chile.
La propuesta del General Castro, ortodoxa hasta la médula, permite mantener el diseño de sucesión y está marcada por la inercia política. Factor sociocultural que será importante para analizar las tendencias que se desarrollarán el próximo año. Tiene el apoyo del bunker comunista, del generalato, que debe estar pensando en nociones de seguridad nacional y todavía soñando con la intervención norteamericana para morir "gloriosamente".
Internacionalmente, la propuesta del General de Ejercito tendrá el apoyo de la ultra latinoamericana, de los nostálgicos del guevarismo y de un sólo país: Venezuela; mientras que los demás gobiernos populistas latinoamericanos mirarán al otro lado, tratando de quitarse el pesado fardo que significa la presión de los agitadores entrenados y financiados por el Partido Comunista cubano.
Mantiene el equilibrio necesario para ser puente entre todas las partes Carlos Lage, quien con su proverbial mesura ha establecido el justo centro para la política nacional, al estar equidistante de todas las posturas. Lo que lo convierte en el centro de cualquier negociación hacia en interior y el exterior.
En este "estira y encoge" sólo se percibe unidad, en los endurecidos discursos de Ramiro Valdez en Santiago el 30 de noviembre contra los demócratas, con motivo del cincuenta aniversario del "alzamiento" de esa ciudad y los de Raúl Castro, en la Ciudad de la Habana. Ambos aparecen enfundados en sus viejos uniformes verde olivo, como símbolo de fuerza, de apego al pasado y de disposición a reprimir sin miramientos a los que trabajan por la modernización en la isla.
Los demócratas se enfrentan a la transición en el último mes del año, con desunión, sin preparación, sin claridad de objetivos tácticos y mucho menos estrategia política: atacados con una despiadada represión que incluye arrestos, mítines de repudio, apedreamientos, golpizas, condenas por el uso de la libertad de expresión; descontentos "dientes para dentro", por escandalosos e incomprensibles manejos en el exterior, de los escasos recursos que para la democracia en la isla se logran obtener (lo que limita su ascendencia entre las posibles bases), desgastados en iniciativas tan interesantes y heroicas, como inviables e inoportunas.
El mantenerse en el escenario de la represión es un merito suficiente para aparecer en la historia del país, pero no para conquistar el poder; no obstante destacan entre todas las organizaciones que trabajan por la democracia por su amplio activismo e instrumentación de políticas hacia su interior tres de ellas: el Movimiento Liberal Cubano, el Partido Solidaridad Democrática y el Partido Obrero Campesino, este último una organización que tiene su asiento fundamental en el territorio oriental y que con escasos recursos desarrolla un trabajo extraordinario.
Entre los líderes políticos pro democráticos: Oswaldo Payá, con su actual presión sobre el gobierno para la libertad de los presos políticos, y Cuesta Morúa, con el llamado a detener la violencia, mantienen un liderazgo coherente con los tiempos que corren. El primero, porque mantiene en actualidad el primer paso de cualquier tipo de reforma a lo interno: la libertad de todos los presos políticos no involucrados en hechos violentos. El segundo sostiene la necesidad de bajar la presión de los grupos paramilitares y la policía política como un mecanismo previo de negociación y para poder avanzar gradual y sopesadamente en la modernización del país.
Ambos gozan de popularidad en el escenario internacional en sus diferentes secciones ideológicas: democristiano uno y socialdemócrata el otro. Además de la ascendencia de Payá en Europa, por la obtención del Premio Sajarov. Cuesta Morúa no queda detrás debido al amplio apoyo que le dan socialistas españoles, franceses e italianos.
Diciembre del 2006, será un mes largo, el escenario se mueve.
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