CRÉALO O NO LO CREA: EN CUBA HAY UN CHIVO DISIDENTE EN RECLUSIÓN DOMICILIARIA
Tomado de http://buenavistavcuba.blogcindario.com
Chivo disidente en reclusión domiciliaria.
Por Abel Escobar Ramírez.*
Camaguey, Cuba, Enero 2006 - Mustafá nació el 13 de marzo de 2005 en el reparto Flora, ciudad de Camagüey. Su precaria salud y los problemas que confrontaba su progenitora para alimentarlo lo llevaron a convivir, en calidad de adoptado, con el matrimonio formado por Roberto y Marlene.
Su infancia transcurrió feliz entre saltos y piruetas, siendo la atracción de la familia y de todos los que visitaban la vivienda.
Por ser adoptado por una familia de opositores al gobierno, -y por la estupidez y la prepotencia de un gendarme- se convertiría Mustafá en el primer chivo opositor en prisión domiciliaria.
Transcurría el mes de mayo de 2006, mes en que se celebra el Día de las Madres, y Roberto Marrero la Rosa, delegado del Partido Cubano Demócrata Cristiano en la provincia agramontina, junto a su esposa Marlene Bermúdez Sardiñas, se aprestaban a homenajear a las esposas y madres de los presos políticos con una sencilla actividad.
El día 6 de mayo la vivienda fue invadida por fuerzas combinadas de la Policía Nacional y miembros y oficiales de la Seguridad del Estado, que ocuparon centenares de libros y folletos de la biblioteca independiente establecida en la casa.
A Roberto lo acusaban de contrabando de animales de una granja militar, debido a que decían conocer que el opositor buscaba un animal para amenizar la actividad de las madres. La mirada de un policía cayó sobre Mustafá, señalándolo de inmediato prueba del supuesto contrabando.
Enseguida aparecieron los testigos. Declararon que desde su nacimiento Mustafá se encontraba en aquella morada y era considerado como un miembro más de la familia. Pero los agentes no aceptaron la versión.
Entonces apareció una especie de psicólogo de animales que sometió al chivo a varias pruebas para confirmar el testimonio de los vecinos. Como un criminal más fue conducido al fondo del patio para ser interrogado. Marlene reafirmó que Mustafá, el ídolo de la casa, compartía la mesa y el pan con la familia. A una voz de Marlene: "¡El pan está servido!", Mustafá casi tumba a su custodio para precipitarse sobre la mesa en la que, parado en dos patas, alcanzó el pan colocado como prueba.
Parecía que esto era suficiente para liberarlo de toda culpa. Pero todavía el oficial Julio Campo, de operaciones especiales del Ministerio del Interior, y jefe del departamento de delitos contra la economía, levantaría un documento donde declaraba que Mustafá no podría ser vendido ni comido, y que sería dejado a la familia sólo como depósito, y que esta era responsable por cualquier cosa que le pasara al chivo.
* Periodista independiente cubano.
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