EL SECUESTRO MEDIÁTICO DE FIDEL CASTRO
Tomado de www.cubapordentro.com
Por Pablo Alfonso
El dictador cubano Fidel Castro está ausente de los medios de prensa. Para algunos se trata de “un secuestro mediático”.
Quién es el único hombre capaz de alejar a Castro de micrófonos y pantallas en estos momentos? Sin duda alguna, su hermano, el general Raúl Castro, quien detenta “con carácter provisional” el poder absoluto en Cuba.
Todo lo que se sabe de Castro es que escribe mensajes que otros leen y habla por teléfono con el embajador chino en La Habana. Nada más. No se ve ni se escucha. Se ha convertido en un hombre invisible.
Al parecer, todo comenzó el 28 de octubre del pasado año cuando la televisión cubana mostró una deplorable imagen de Castro. La imagen de un hombre seriamente enfermo, demacrado, que balbuceaba en vez de hablar, y que movía los brazos en una deplorable parodia de gymnasia calistécnica.
El dictador cubano lo quiso así para desmentir los rumores sobre su grave estado de salud e incluso su muerte. Ordenó traer las cámaras de televisión, que le grabaran un video, que lo pusieran al aire.
Fue peor el remedio que la enfermedad, como dice el dicho. Fue también la última orden de Castro en relación con su estado de salud y sus actividades públicas.
A partir de entonces Castro no ha recibido más visitas, al menos que se hayan hecho públicas.
La lista de ausentes-presentes comenzó con los renombrados visitantes extranjeros que viajaron a La Habana a principios para homenajear el Comandante en Jefe, convocados por la Fundación Guayasamín. Ninguno pudo saludar al dictador en su lecho de enfermo.
Ni siquiera su viejo amigo y cercano colaborador, el escritor colombiano, Gabriel García Márquez, laureado con el Nobel de Literatura. El Gabo, como le dicen sus amigos, se marchó de Cuba sin esa foto de familia con Fidel.
Otro que no repitió fotos ni videos televisivos es el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Horas antes de su reelección presidencial, en las elecciones del 3 de diciembre, Chávez anunció que viajaría de inmediato a La Habana para visitar a Castro. En vez de eso se fue a Brasil y no habló más de su visita a Cuba.
El propio presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva, aprovechó la visita de Chávez para anunciar a la prensa que “daría un saltico a Cuba” para entrevistarse con Castro, aprovechando su viaje a Nicaragua donde pensaba asistir a la asunción presidencial de Daniel Ortega, el próximo 10 de enero.
La pasada semana Lula canceló ambos viajes y de manera sorpresiva anunció que ya no iría a Nicaragua, ni por tanto a La Habana. El presidente brasileño alegó que estaba cansado y decidió tomarse unas vacaciones familiares del 5 al 15 de enero. Sin dudas, unas fechas muy convenientes, para no tener que dar mayores explicaciones.
El último eslabón de esa cadena, lo puso el presidente de Panamá, Martín Torrijos. Luego de cuatro días en La Habana, para una visita calificada “de trabajo” pero ha despertado fuertes especulaciones en torno a sus verdaderas razones, Torrijo no tuvo tampoco la oportunidad de visitar al enfermo.
El llamado “secuestro mediático” de Castro puede tener, en esencia, dos importantes lecturas.
La primera: Castro no está en condiciones de recibir visitas. Al menos visitas que muestren al público su imagen de enfermo.
La segunda: El general Raúl Castro, está demostrando que ejerce el poder con la máxima autoridad.
Tanta, que le ha puesto coto a una de las aficiones más preferidas de su hermano: la utilización de los medios de comunicación.
El hombre que alimentó su protagonismo en la vida pública cubana, utilizando magistralmente la radio y la televisión, tiene hoy, en los días finales de su vida, cerrados los micrófonos.
Fonte: Identificada en el texto
http://www.cubalibredigital.com
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