LOS ESTILOS DE LISANDRO OTERO
LOS ESTILOS DE LISANDRO OTERO
Por Iliana Curra
Una vez más Lisandro Otero defiende su revolución comunista. No es por gusto que haya sido condecorado con las órdenes más “prestigiosas” de un sistema que no cree en la libertad de expresión.
Pero los intelectuales comprometidos con las tiranías arrastran siempre con la carga de la defensa permanente. No importa que ese régimen haya encarcelado, reprimido o fusilado. Eso no cuenta. Lo importante es defender causas injustas en nombre de una revolución populista al mando de un megalómano con traje de guerrillero reciclado. ¡Y ya ni eso! Ahora ostenta una colección de piyamas de seda y zapatillas especiales para sus delicadas garras.
Y es que, Lisandro Otero, apologista por excelencia de su revolución, no puede quedar callado ante el “desarreglo de salud de Fidel Castro”, pues en su opinión en Cuba ha habido “un transitorio traslado de los poderes políticos y estatales al segundo hombre de Cuba”, según su artículo “¿Transición en Cuba?: Fidel y Raúl, dos estilos”, pues, evidentemente, prefiere hablar de traslados políticos y no de la continuación de esta nefasta tiranía.
Dice este letrado laureado con la medalla XXX Aniversario que: “cuando la revolución triunfó era necesaria una vasta obra de persuasión, un gigantesco esfuerzo de educación política”, justificando los largos y tediosos discursos del dictador en jefe. Hoy en día el heredero de la corte no necesita hablar tanto ya que: “no es necesaria ahora esa tarea de argumentación y proselitismo ante un pueblo cuyo capital humano es su principal riqueza”. Resumiendo su profundo análisis sobre la realidad cubana, no es necesario hablar tanto para convencer al pueblo, pues ya están convencidos a base de represión y fuerza.
Y continúa el condecorado con la distinción de los Comités de Defensa de la Revolución:”Han disminuido los despliegues masivos reiterados, las concentraciones, desfiles, los mítines de protesta, las asambleas y congregaciones multitudinarias. Raúl habla corto, es condensado, no se extiende indefinidamente, habla de temas concretos que afectan a la población”. Mejor defensa al General de las borracheras no pudiera hacer este cultivado de las letras que reconoce los mínimos detalles de la continuidad, pero evita preguntarse: ¿Ha disminuido la represión? ¿Los mítines de repudio? ¿Las golpizas y la brutalidad en las cárceles? ¿Los confinamientos injustos? ¿Podrá este intelectual de pacotilla hablar al respecto?
Pero lo que sí tiene que decir es que, el heredero de la tiranía es alguien “eficiente”, que “fundó talleres y fábricas de implementos militares”, que ahora se vuelca en “los tres problemas fundamentales de la sociedad cubana: alimentación, transporte y vivienda”. Debería agregar la palabra libertad, pero ha sido borrada del diccionario de este letrado con aires de revolución fracasada.
(En esta foto del 2002 y de izq. a derecha: Ricardo Alarcón, Abel Prieto, Lisandro Otero y Roberto Fernández Retamar )
Tampoco le gusta aclarar que esos “implementos militares” fueron usados en guerras de expansión donde murieron tantos y tantos jóvenes cubanos que fueron obligados por el Servicio Militar. Se desconocen las cifras de los que murieron en Argelia, Viet Nam, El Congo, Angola, Etiopía y otros tantos países, así como en incursiones militares en América Latina, donde ahora sus presidentes elegidos democráticamente aplauden la tiranía cubana.
Pero para este tipo de gente, es preferible hablar de estilos y cosas así. Suena más bonito. Decir que es un “auténtico gobierno colegiado” el grupo de fascistas que adornan la cúpula del poder castrista es una aberración a lo Lisandro Otero. Para eso ha quedado la intelectualidad cubana, que ni siquiera le han dado espacio para la crítica, a pesar de la salida del closet de dos testaferros que tanto reprimieron en los años setenta y que este letrado llama un “examen de los intelectuales sobre el período de intolerancia y proscripciones”. Si la encarcelación, fusilamiento y exilio forzado se llama ahora intolerancia, es que estamos cambiando el significado de las palabras
Y luego de criticar al gobierno norteamericano y al exilio de Miami, por supuesto, Lisandro Otero, ya habiendo pagado su miserable cuota de incondicionalidad, dice que “el clima de tensión política ha disminuido. La vida ciudadana es más relajada, menos inquieta”. Es obvio que el señorito Lisandro sufre de ilusiones y, en sus sueños absurdos, se cree en serio todo eso.
Debería darse una vuelta por los barrios pobres de La Habana, aunque si pudiera ir por las provincias sería mejor. Ver de cerca el desaliento y la falta de esperanza en los cubanos quizás le cambie el criterio acerca de esa “vida ciudadana relajada” que él menciona. Percibir el hambre en los estómagos de los cubanos, y el hambre espiritual que padecen, sería una opción para alguien que ve a Cuba desde lo alto de su comodidad. Debería conocer de cerca las miserias humanas que padecen los cubanos de a pie, los que sufren en carne propia la represión y el odio de un sistema comunista. Pararse en la puerta de una prisión y ver las condiciones infrahumanas de los presos políticos y comunes, y sobre todo, preguntarles por qué están allí. Conocer de cerca la corrupción de un sistema que a su vez corrompe a su juventud, que desesperanzada y hambreada solo mira al norte como única opción para vivir libre.
Eso, intelectual de dictadura, es lo que deberías conocer de esa “continuidad de principios” en una Cuba que se cae a pedazos gracias al “cambio de estilo con la misma base revolucionaria”. ¡Debería darte vergüenza!
Fonte: cubalibredigital.com
http://www.cubalibredigital.com
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