COMBATIENTES AL ACECHO
Por Miguel Iturria Savón
La Habana
Cubanet
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José F. Sánchez
Analista
Jefe de Buró
Cuba
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Marzo 6, 2007
El jueves 22 de febrero, al llegar a casa, recibí una noticia desagradable. Dentro de media hora me visitarían tres funcionarios del Comité Municipal del Partido Comunista. "Te estuvieron esperando en la acera desde las cinco de la tarde -dijo mi hijo mayor con cierta preocupación-; los tipos son unos viejos con cara de informantes".
Aunque no pertenezco a ese credo político, decidí esperarlos. No es la primera vez que recibo a vigilantes, guardianes enardecidos y oficiales de la Seguridad del Estado. Debo estar en alguna lista negra que se activa de vez en cuando para evitar sucesos imprevistos. El control es práctica habitual de un régimen como el nuestro.
Los cuadros del Partido Comunista fueron puntuales. Llegaron a las ocho en punto de la noche. Mi hijo abrió la puerta, los invitó a pasar mientras yo terminaba la tortilla y preparaba la ensalada para la comida. Los hice esperar unos minutos para que se pusieran de acuerdo. Estaban más nerviosos que yo, pero fueron concretos y respetuosos.
Me dijeron que venían para alertarme, pues alguien les dijo que yo había sido invitado a una reunión de la oposición considerada por el gobierno como una provocación a la revolución y el socialismo.
Aunque ya no me indignan los mensajes de "alerta", ni me sorprende el lenguaje fanfarrón que utilizan los mensajeros del régimen, les pregunté a los "cuadros del Partido" sobre la fuente de la enigmática información. No me respondieron. "Sólo cumplimos órdenes" -dijo uno, apenado.
Al marcharse los guardianes de la quietud comenté con mi hijo el incidete. Nadie me había cursado invitación de ningún tipo. O sucedía algo que puso en "estado de alerta" a la Seguridad del Estado, o sólo querían enviarme un mensaje de miedo. Interpretamos la visita como el peldaño de un juego entre el gato y el ratón.
Al día siguiente supe que se trataba de un operativo desplegado en Ciudad de La Habana y otras poblaciones del país. A un periodista del Vedado, que escribe para CubaNet, uno de los inesperados visitantes le dijo que se trataba de la clausura del Congreso de Bibliotecas Independientes, evento que sesionó en las humildes casas de los atrevidos bibliotecarios, por iniciativa de Marta Beatriz Roque Cabello, líder de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba.
Apenas supe del congreso mencionado. Recuerdo haber leído dos artículos al respecto. Uno de Juan González Febles y otro de Lucas Garve. El primero censuraba el evento. El segundo lo considerable viable. Me percato ahora que los agentes de la Seguridad del Estado estuvieron muy atentos y preocupados con el mismo. Parece que el préstamo de libros, al margen de las bibliotecas oficiales, es un problema grave, una provocación contra la revolución y el socialismo.
No me gustaría volver a encontrarme con los guardianes que me visitaron el jueves pasado en nombre del Partido Comunista. No es agradable escuchar amenazas de quienes reciben órdenes absurdas. Tal vez no sepan de las bibliotecas independientes ni del controvertido congreso convocado por Roque Cabello. Si lo supieran tendrían la opción de oponerse o a aplaudir la iniciativa. Quizás alguno de ellos pediría prestado un libro prohibido en lugar de perseguir a escritores, periodista y bibliotecarios.
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