lunes, abril 09, 2007

MIAMI ABIERTA

Miami abierta


Por Alejandro Rios

Minutos antes de irse a la cama es cuando mi hijo de 10 años de edad entabla los más filosóficos y profundos diálogos con su mamá como una astucia para extender la vigilia. Recientemente, luego de haber ocupado primera fila en el concierto del grupo Habana Abierta, dijo que él quería ser cubano, a semejanza de esos cantantes. Hablar, moverse y estar alegre como ellos.

La lección es sencilla: nadie suele ser indemne al choque frontal con las raíces y si este encontronazo llega como un tren bala sin frenos en alas de una música que intoxica, rodeado por más de 2,000 personas coreando, bailando y cantando desde sus asientos los textos de las canciones, la huella resulta indeleble.
La segunda presentación del grupo cubano en Miami, la primera ocurrió en el 2003, fue una velada memorable. En poco más de dos horas, el tiempo se detuvo para dar lugar a una suerte de Habana en cuarta dimensión, donde ya la pesadilla había quedado atrás y las nuevas generaciones, junto a otras históricas y formativas, la pasaban bien como en una fiesta de purificación necesaria, cansados, como alude la canción Divino guión, de los ''giros'' a la derecha y a la izquierda.

Procedentes de Madrid, donde residen y salvando los más complejos obstáculos de inmigración intercontinentales, los cinco miembros de un total de ocho que llegaron finalmente a estas costas para deleitar a seguidores y curiosos, ensayaron intensamente durante cinco días con una banda de talentosos coterráneos para demostrar que Miami alberga, hoy por hoy, una abundante reserva de instrumentistas cubanos de primera línea, casi todos entre los veinte y treinta años de edad. El resultado hizo quebrar cualquier pronóstico desalentador y en el vetusto Miami-Dade County Auditorium el grupo y su banda acompañante crearon una química inconmovible.

The Cuban beautiful people que se dio cita en el concierto bajo un obstinado aguacero no suelen frecuentar las páginas sociales de la prensa, ni nuestras enervantes ondas hertzianas. Pueden ser noticia cuando arriban atribulados en balsas contrahechas, lanchas rápidas de contrabando o cruzando fronteras presurosos. Escaparon de un sistema represivo e inoperante y están edificando un nuevo perfil en Miami donde no pierden la menor oportunidad, cada vez más frecuente por cierto, de rendir pleitesía a quienes fueron, desde el comienzo, los artistas que supieron encarnar frustraciones y anhelos en Cuba, cuando todas las puertas parecían cerrarse. Un grupo de extraordinarios músicos y compositores capaces de interpretar e hilvanar en crónicas ejemplares aquellas realidades dejadas atrás así como anticipar las incertidumbres sociales que les depara el destino incierto en la diáspora.

Mientras la ''Habana Cerrada'' se asfixia en sus propias restricciones y carencias, Habana Abierta vuelve a manifestarse como un fenómeno cultural equidistante de todos los extremos, pero gregario en su poética al convocar una patria que merecemos sin club de exclusividad.