miércoles, junio 13, 2007

PROGRESO VERSUS ARROGANCIA

Tomado de Cuba Encuentro.com

Progreso versus arrogancia
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Dos tipos de gobierno: los que apuestan por la democracia de la estabilidad y el progreso económico y los que lideran la alharaca.
miércoles 13 de junio de 2007 6:00:00
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Por Marifeli Pérez-Stable, Miami

"La arrogancia del poder". Así describió William Fulbright la actitud de Lyndon Johnson en relación con la guerra en Vietnam en los años sesenta. Mijaíl Gorbachov, pasadas dos décadas, calificó de igual forma al Partido Comunista de la Unión Soviética. Hoy, el mismo mal aqueja a Hugo Chávez en Venezuela.

A pesar de haber ganado con amplia ventaja en las urnas, Chávez se comporta como si Venezuela estuviera en medio de una revolución. Ejemplo de ello es el retiro a RCTV (Radio Caracas Televisión) de la concesión para transmitir. Es evidente que la acción oficial constituye un ataque a la libertad de expresión.

( Hugo Chávez, presidente de Venezuela, sostiene el arma de un soldado mientras saluda a las tropas. (AP) )

Al igual que RCTV, Venevisión informó favorablemente sobre el intento de golpe en el año 2002, sin embargo, su concesión acaba de renovarse. Después que la oposición perdiera el referendo revocatorio en el año 2004, los dueños del canal (a diferencia de los de RCTV) sintieron lo que se avecinaba y cambiaron el tono.

Miles de estudiantes universitarios se han lanzado a las calles para exigir la reapertura de RCTV. Es una protesta correcta por la defensa del derecho a la libre expresión, no un movimiento para derrocar a Chávez. La mayoría de los venezolanos, incluyendo un 53% de chavistas, está en contra de la medida adoptada por el gobierno. ¡Hasta los seguidores de Chávez disfrutaban con la programación popular de RCTV! Es difícil que la nueva estación oficial, TVES, cautive a las audiencias con telenovelas políticamente correctas.

Por primera vez Chávez se enfrenta a la opinión pública. El poder engendra arrogancia, de ahí la importancia de los controles y los equilibrios institucionales en la democracia. ¿Cederá Chávez ante estas manifestaciones continuas o sacará las tropas a las calles? Si la oposición se agota paulatinamente, ¿reconsiderará Chávez su socialismo bolivariano del siglo XXI? Si la represión se impone, ¿actuará América Latina en defensa de la libertad?

La otra vía

Pero no todo es desolación en el continente. Brasil, Chile, Colombia y México se encaminan por la senda adecuada, aunque con altibajos.

Brasil: ¿Recuerda alguien los temores que provocó la elección de Luiz Inácio Lula da Silva en el año 2002? La moderación de Lula y el auge de las exportaciones han mantenido la economía con un buen paso. Su éxito, dentro del sistema político, brinda el mejor antídoto contra los liderazgos altisonantes.

Sin embargo, su Partido de los Trabajadores ha permitido vergonzosamente la permanencia y extensión del clientelismo y la corrupción que desde hace tanto afecta la política brasileña. No obstante, Brasil está cosechando los beneficios de la continuidad; es decir, de un gobierno bastante bueno desde 1995, cuando Fernando Henrique Cardoso asumió la presidencia.

Chile: El país muestra, con creces, lo que un liderazgo político sensato puede lograr. Al mismo tiempo, la coalición en el poder desde 1990 se enfrenta a nuevos retos. La presidenta, Michelle Bachelet, ha gobernado durante unos quince meses irregulares. Era de esperarse, quizás, dado su compromiso de abrir de par en par las puertas de una democracia chilena que se distingue por ser aristocrática y machista.

El tiempo se le puede estar agotando a Bachelet para enderezar las cosas y quizás hasta para la Concertación. Ya se pueden ver las fisuras en la coalición y un escándalo por corrupción. ¿Traerá la próxima elección un gobierno de la derecha democrática?

Colombia: El presidente Álvaro Uribe necesita avanzar más allá de su agenda de seguridad. Las necesidades sociales, en especial la reducción de la pobreza, y las reformas económicas para asegurar la estabilidad fiscal y el crecimiento sostenido, son tareas de primer orden para su segundo mandato. Pero los asuntos de la seguridad se interponen todo el tiempo.

Los asesinatos, secuestros y ataques terroristas han disminuido considerablemente, pero aun así no se vislumbra la pacificación de Colombia. Los vínculos entre los paramilitares y algunos funcionarios del gobierno de Uribe, expuestos hace poco, son un problema candente. Por fortuna, el fuerte sistema legal de Colombia es capaz de abordar este tema con justeza y credibilidad.

México: Hace seis meses muy pocas personas habrían imaginado un comienzo con buenos auspicios para el presidente Felipe Calderón. Y esto es, felizmente, lo que ha sucedido.

Luego de la elección del año pasado, muy ajustada, Calderón arrancó a toda velocidad. El Congreso aprobó el presupuesto en tiempo récord. En enero, dio rienda suelta a los militares para combatir a los narcotraficantes, lo que le ha granjeado altos índices de aprobación, aunque con éxitos inseguros. Al contrario de su predecesor, Calderón encuentra vías de diálogo con la oposición. En México todos deben trabajar unidos para estimular la economía y reducir la pobreza.

Justicia poética

Para terminar, de vuelta a la arrogancia del poder. La semana pasada, la televisión cubana transmitió un segmento grabado de una entrevista, de unos cincuenta minutos, con Fidel Castro. Después de un encuentro con un dirigente vietnamita, Castro alabó los logros de ese país asiático. Su tozudez, que no la salud, no se ha mellado en lo absoluto: las reformas económicas que tanto han permitido el mejoramiento de los vietnamitas, quedaron sin mencionar.

Castro se preocupa sólo de la historia y desdeña la cotidianidad de los cubanos comunes. ¿No estaría bien complacida la justicia si la historia no lo absuelve de fracasar por no llevar a Cuba en la misma dirección que Vietnam? Sería, sin dudarlo, justicia poética.