SIEMPRE CUBANOS
SIEMPRE CUBANOS
Por José Antonio Fornaris
Cuba-Verdad
La Habana
Cubanet
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Fidel Nuñez
Analista
Jefe de Buró
Latinoamérica
Dept de Investigaciones
La Nueva Cuba
Julio 5, 2007
LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - Durante más de 47 años, Fidel Castro pronunció cientos de discursos que consumieron miles de horas, en escenarios nacionales y en el exterior. El costo de esos discursos a la economía nacional tal vez nunca lo sabremos.
Cuando Castro salía al exterior, llevaba dos aviones, todo tipo de equipamientos y decenas de ayudantes y guardaespaldas de la Seguridad del Estado, rememorando los tiempos en que mostrar la opulencia de la monarquía era un síntoma de poder económico y político.
En lo interno, de acuerdo a la necesidad política del momento, se detenían las labores en el país para escuchar las audiencias públicas de Castro. Los medios, maratónicamente, se dedicaban a difundir y reproducir sus palabras. Y el papel, las señales de radio y televisión cuestan mucho dinero.
La justificación era que el gobernante, con sus discursos, quería mejorar el mundo, y muy especialmente a Cuba. Pero ahora, el comandante dice que el mundo está peor que nunca, y aunque oficialmente nadie lo diga, Cuba también está peor. Así que, en el mejor de los casos, tanta palabrería fue una pérdida de tiempo. Y los gastos en discursos fueron un abuso contra la población cubana.
Hace once meses que Castro no hace discursos. Su prolongada enfermedad se lo impide. Pero desde el 29 de marzo comenzó a escribir "reflexiones", las que se publican en todos los medios de comunicación impresos, y la televisión realiza programas dedicados a valorar la importancia, en algunos casos mundial, de los escritos de Castro.
¿Qué significan en la vida real esas "reflexiones" para los niños que pierden su cuota de leche a los siete años; para las amas de casa que a diario tienen que emprender batallas contra los demonios para que su familia pueda comer aunque sea una vez al día?
¿Qué dicen las "reflexiones" a miles de familias que llevan años esperando para tener la oportunidad de rentar una vivienda? ¿A los jóvenes que desean vestirse bien y a la moda? ¿A los profesionales que desean comprar un auto, y a todos los trabajadores que tienen el derecho a ganar un salario que cubra sus necesidades primarias? Nada, absolutamente nada bueno.
Se pudiera pensar que como parte de una egolatría incontrolable era necesario, en los momentos finales, continuar presente, y pasar a la historia con ciertos rasgos humanistas.
Comentando el tema con un colega de la prensa oficial, me dijo que con la "nueva onda" de que las leyes laborales tenían que ser cumplidas al pie de la letra, Castro debe cobrar sólo la mitad de su salario, porque es lo que le corresponde por encontrarse enfermo. Y por lo tanto, se ha puesto a escribir para los periódicos nacionales, con el fin de que le entre un poco más de dinero, y así ir campeando la situación.
La reflexión del colega me pareció formidable. Eso aporta mucho a los ciudadanos, porque es una prueba más de que nunca dejaremos de ser cubanos.
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