miércoles, agosto 29, 2007

CUBA- COMO LA YUCA DE CASIMIRO

CUBA- COMO LA YUCA DE CASIMIRO

LaHistoriaParalela
Argentina
Cubanet
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Fidel Nuñez
Analista
Jefe de Buró
Latinoamérica
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Agosto 28, 2007

“Háblame tu país” -dice un extranjero a un cubano, y este último, que espera una provocación, le trasmite el discurso oficial donde todo es bueno; excepto algunos detalles, pues para hacerlo creíble se deben señalar pequeñas deficiencias que, de ser posible se las achacará a otras personas, o mejor aún, a otro país.

-Compadre ¿que decirte? Aquí hay muchas cosas buenas: la libertad para todo, la salud, la educación, todo es bueno.
-Pero algo malo tendrán ¿no?
-Sí claro, como en todas partes. Por ejemplo, el pan no sirve, es ácido, siempre viejo, duro, en fin, una mierda.
-¿Y el presidente? ¿Qué me dices del presidente?

-Imagina, te puedo decir que ese es un pan.

Los cubanos somos cuidadosos, pero muy expresivos y todo esto me recuerda a Casimiro, un guajiro de Banes, en la provincia Holguín. El hombre sembró una yuca y dejó pasar el tiempo, y con los años la yuca creció tanto que en su lugar surgió una loma; la Loma de la Yuca le llaman, y un día se le perdió una marranita por esa vuelta en Los Berros y después de unos años apareció con una piara de puercos y ¿de qué usted cree que vivían tantos puercos silvestres? Pues de la yuca de Casimiro, sí señor.

Y ya que hablamos de yuca, toquemos el tema de la leche.

Camilita, una niña de mi barrio, está muy contenta porque ya es grande y para demostrarlo argumenta orgullosa que le quitaron la leche. Camilita acaba de cumplir siete años y como para que nadie se queje, una señora mayor cuyo nombre es Hilda Pupo Salazar, periodista del diario ¡Ahora!, dice en su publicación del sábado 14 de julio: “Nadie puede responder qué pasa en Cuba. El desconocimiento es la primera razón para emitir criterios desacertados. ¿Cómo entender la escasez de leche en polvo y todo el esfuerzo del gobierno para garantizar las cuotas a los niños pequeños y a los enfermos?”.

Y yo le digo: señora mía, es bueno que reconozca lo de la falta de información y créame, no es culpa del pueblo, y ustedes los autorizados tienen una gran responsabilidad en eso porque si fuera por mí muchas cosas se sabrían.

Hace poco, el gobierno comenzó a pagar la leche a los particulares a 2 pesos 80 centavos el litro para venderla a los niños menores de siete años a 25 centavos. O sea, continúa subsidiándola porque de esa forma resulta mucho más barata. Sin embargo, con las mismas vacas de antes, porque como usted comprenderá, en unos días las vacas no se reproducen, los campesinos sobrepasan la demanda estatal, que no es la demanda popular, y se ven obligados a continuar vendiendo la leche a 3 pesos en las calles, ilegalmente, demostrando con ello que lo de los siete años nunca ha tenido razón de ser y que aún ahora, con nuestra escasa masa ganadera, los niños como Camilita podrían esperar unos años más para ser grandes.

Más adelante, en el mismo artículo, la coterránea pregunta: “¿Puede comprenderse la situación del transporte de pasajeros con la carencia de gasolina, si no se domina que hoy una de las problemáticas más caóticas es el déficit acelerado de combustibles en la tierra?”.

Créame señora, yo no leo su periódico salvo cuando alguien viene a comentarlo conmigo, y por ello le daré alguna información que ya es de dominio popular.

Nuestro problema con el transporte de pasajeros no es de combustible, vaya a los famosos Oros Negros y encontrará combustible. A las bases de almacenamiento no debe dirigirse porque es ilegal, pero pregunte en la calle y la gente le dirá qué está pasando con las guaguas y hasta con las locomotoras chinas. Le hablarán de prioridades estatales, de roturas y hasta de piezas de repuesto de fabricación no asiática. No sé, pero me parece imposible que sólo usted no sepa nada de eso.

Si lo desea únase al rezo ortodoxo para ver si un día nos caen guaguas rusas, que es lo que algunos esperan. Y por lo que a mi respecta, seguiré sin leer el ¡Ahora!; por ahora.