viernes, agosto 10, 2007

EL ÚLTIMO CUPLÉ

EL ÚLTIMO CUPLÉ


Po rJorge Hernández Fonseca

El aparato ideológico del partido comunista de Cuba ha iniciado una ofensiva en varios frentes, encaminada a argumentar, de la mejor manera posible, lo conveniente que sería la permanencia de la dictadura política a la muerte del dictador cubano, cada vez más cercana.

Declaraciones en espacios y programas de gran audiencia en Miami; escritos “de fondo” en la prensa cubana; largos mensajes --no públicos-- que se hacen llegar a toda la intelectualidad cubana de dentro y fuera de la isla; razonamientos históricos justificando la barbarie y la represión; análisis hipócritamente críticos en el seno de la UNEAC, son ejemplos de la febril actividad desinformadora del partido, en el afán conservar sus privilegios, ya en los finales.

El único argumento válido para todo este despliegue, es un enunciado carente ya de base: “el socialismo es la etapa superior del capitalismo, por lo que no hay como volver atrás”. Si la Unión Soviética no se hubiera desboronado y abrazado el capitalismo, si las ex repúblicas socialistas de la Europa Oriental no hubieran abrazado gustosamente la democracia de nuevo y si China no hubiera abrazo el capitalismo salvaje, esto tendría otro carácter (aunque discutible).

Sin embargo, la tozudez de los fracasados ideólogos la dictadura cubana --uno de los únicos países en el mundo que permanecen fielmente comunistas (junto a Corea del Norte)-- quieren ahora convencernos que “los equivocados son los otros”. Una pretensión simplemente pueril.

Pero en este claro intento por mantener la dictadura intacta en Cuba a la muerte del dictador, hay aspectos que vale la pena analizar. En primer lugar, hay que decir que la pretensión dictatorial cubana cuenta con el estímulo mayoritario de la izquierda mundial y con el eficiente apoyo de algunos gobiernos de izquierdas, precisamente de aquella llamada izquierda democrática --como es el caso de Brasil y España-- que arriesgan su prestigio diariamente en pro de la continuación de la dictadura comunista en Cuba, a la muerte del dictador.

Es público y notorio que la izquierda llamada democrática ha llegado a un consenso no escrito, pero reconocido por ‘griegos y troyanos’: “el socialismo, para ser adecuadamente aceptado, tiene que ser implantado democráticamente”. Sin embargo, los principales defensores de este postulado, incluso desde el poder (como sucede en Brasil y España) quieren hacer las cosas en Cuba justamente al contrario de cómo lo pregonan. Defienden en la isla la permanencia de un régimen anti-democrático (la continuación de la dictadura castrista) y lo que quisieran es cambiar el sistema económico fracasado, para introducir métodos capitalistas en la economía.

La hoja de parra que le colocan siempre al régimen de Hugo Chávez en Venezuela y a Evo Morales en Bolivia (de que son gobiernos electos democráticamente) de manera ninguna quieren que sea aplicado en Cuba a la muerte del dictador. Prefieren “mirar para otro lado” y pasar por encima del argumento que mantiene al marxismo con vida: “se puede construir el socialismo, pero democráticamente”, que para el caso cubano pudiéramos redactarlo de la manera siguiente: “en Cuba debe continuar la dictadura castrista a la muerte del dictador actual, con hambre o sin ella, con apoyo o sin apoyo del pueblo cubano, porque así rinde muchos beneficios a la lucha que lleva a cabo la izquierda internacional contra los Estados Unidos”.

El “pataleo” de los que perderán privilegios dentro de la isla a la muerte del dictador, hasta se comprende, así como de los “izquierdosos” que temen la pérdida del disfrute de la posición anti-norteamericana de la dictadura cubana; lo que no se explica ni se entiende es que circulen extensos libelos defendiendo lo indefendible: la continuación de la dictadura en Cuba.


Fonte: cubalibredigital.com
http://www.cubalibredigital.com