POSTALES DEL APOCALIPSIS
POSTALES DEL APOCALIPSIS
Jorge Olivera Castillo
8 de agosto de 2007
La Habana – www.PayoLibre.com – Las recientes muertes en Kilo 8 no me asombran. Los hechos nada tienen que ver con lo excepcional. Morir dentro de esa prisión de máxima seguridad es un acontecimiento derivado del salvajismo diario. Una llama que crepita al son del hambre, el maltrato de los carceleros, el hacinamiento en cubículos donde las temperaturas se acercan a los 40 grados centígrados y las complejidades de un submundo dominado por códigos calcados de la jungla.
Asesinos, pederastas, rateros, sicópatas, estafadores, se disputan la primacía en un ambiente donde prevalece la fuerza bruta, la hosquedad en sus aristas más extremas y el acento en protagonizar reyertas por asuntos de una trivialidad que pone al descubierto la anulación del sentido común y otras áreas concernientes al comportamiento civilizado.
Es obvia la existencia de muchísimos hombres propensos a la violencia en estas provincias del infierno. Tal actitud no se justifica a partir de cuestiones genéticas u otras razones biológicas. La hostilidad del entorno, tanto en el plano social como en los centros de reclusión favorece el desarrollo del matonismo, los desenlaces letales en detrimento de la moderación y el diálogo.
La geografía de las emociones sanas y los sentimientos que revelan los contornos de la compasión y la camaradería son territorios casi invisibles de ver dentro del universo carcelario cubano. Casi un país, poblado por cerca de 100 000 personas. Diría que un retrato con mejor calidad de revelación. Una instantánea a la que se accede sin cobros adicionales a una verdad más nítida por la crueldad, con mejor enfoque, y un ángulo ideal para observar la muerte.
La foto es una prolongación del desastre. Es el resumen de la catástrofe en la que somos de una u otra manera víctimas, candidatos a ser algún día huéspedes de esa nación de muros y balaustres construida bajo la monotonía de las arengas patrióticas y la liviandad de unos miedos fabricados a la medida. Miedo a una invasión norteamericana que con el tiempo ha transmutado en una letanía sin otra función que servir de instrumental para mantener viva la burla popular y otros subterfugios surgidos a partir de la retórica y el terror. Miedo a hablar con voz propia. Miedo a pedir racionalidad y un poco de mesura a los gerentes del absolutismo.
El asentimiento a ultranza como una síntesis de la humillación, la intolerancia que alimenta odios y resquemores, el espíritu de maldad y coerción estimulados con mensajes subliminales y una enfebrecida política de adoctrinamiento se convierten en caldo de cultivo para reacciones incivilizadas que terminan en peleas, asaltos, ajustes de cuenta. Tales conductas son válvulas de escape. Las respuestas a la confusión. El producto que brinda una marginalidad que se profundiza al ritmo de las insatisfacciones materiales, la discriminación con respecto al extranjero, los salarios insuficientes, las leyes que criminalizan desde el trabajo particular hasta el libre ejercicio del criterio.
Cualquiera puede estar preso en Cuba. Es una posibilidad tangible. Un evento que guarda relación con la redundancia. La isla en sí es un campo de concentración en el cual no hay famélicos, ni crematorios como en la Alemania de Adolfo Hitler, pero subsiste la misma idea de aniquilación con métodos más refinados.
Todos sufrimos, unos en silencio, otros lidiando contra lo que podría ser el combustible para acabar definitivamente con el país, más allá los que optan por el alcoholismo, en las cercanías quienes fomentan la corrupción, el tráfico de drogas y matan sin que les tiemble el pulso, sólo a los que manchan su hombría o los timan en algún negocio ilícito.
Esta vez en Kilo 8 hubo cuatro muertos. Uno por ajustes de cuentas, el resto golpeados salvajemente por los carceleros. Repito que no me causó sorpresa alguna. Yo estuve confinado en esas redes de exterminio. Fui espectador de escenas similares.
Presos atormentados con sendas palizas, en ocasiones por asuntos banales. Después inertes en el piso sobre su propia sangre. Precisamente cuando llegué en abril de 2003 a la prisión provincial de Guantánamo un preso recibía una golpiza. Gritaba desesperadamente con las manos en alto amarradas a una reja ante la avalancha de garrotazos que protagonizaban el par de guardias.
La violencia es generalizada. Es una enfermedad que alientan las difíciles circunstancias y el discurso crispado y excluyente del poder. La tozudez de los rectores del “socialismo” real y los estereotipos que intentan eternizar seguirán extendiendo las vías para la ingobernabilidad.
El final de una revolución que malograron a puro capricho y mesianismo, podría ser apocalíptico. ¿Absolverá la historia a los responsables de tanta destrucción y muerte?
"Acuérdate de los presos como si tú también lo estuvieras".
Hebreos 13-3
**********
2 Comments:
LA EPIDEMIA DE NEURITIS ÓPTICA Y NEUROPATÍA PERIFÉRICA COMENZÓ CON EL LLAMADO BERI-BERI- DE LOS POLLOS DE GRANJA....ERA UN AVISO DEL HAMBRE QUE HABÍA LUEGO COMENZÓ A APARECER EN LOS HUMANOS ...POR HAMBRE Y TOXICIDAD...
GRACIAS
DR JOSÉ VALDÉS
LA NEURITIS ÓPTICA Y NEUROPATÍAS PERIFÉRICA COMENZÓ PRIMERO EN LOS POLLOS DE GRANJA DE PINAR DEL RÍO Y LUEGO EMPEZÓ EN LAS PERSONAS NO FUE TRANSMITIDA SINO AMBAS ESPECIES SE AFECTARON POR EL HAMBRE. LA TOXICIDAD DE LA SOYA Y LA NICOTINA,AFECTÓ TAMBIÉN A LOS HUMANOS ADEMÁS DEL EL HAMBRE O DEFICIT NUTRICIONAL QUE ERA MUY MARCADO EN LOS RECLUSOS DE LA ÉPOCA.
DR JOSÉ VALDÉS
Publicar un comentario
<< Home