sábado, agosto 25, 2007

LA CIUDAD DE MIAMI ASEDIADA POR LA INTELIGENCIA CUBANA

Miami Asediada por la Inteligencia Cubana


Por JESUS HERNANDEZ CUELLAR

Durante muchos años se ha dicho que Fidel Castro no sólo controla Cuba sino también ciertos círculos del exilio cubano de Miami. El caso de los cinco espías cubanos presos en Estados Unidos, cuya labor entre los exiliados es absolutamente reconocida por el régimen de La Habana, es sólo un ejemplo. Los constantes rumores en la capital del exilio anticastrista sobre la muerte del dictador cubano podrían ser parte de una de las muchas misiones emprendidas por los servicios de inteligencia de la isla, en su afán enfermizo por descalificar a los exiliados.

( A la izquierda el edificio principal de la Dirección General de Inteligencia en Línea y A en el Vedado, cerca del cine Trianón y de la cafetería Potin )

Tan intenso ha sido el trabajo de la inteligencia castrista, que el exilio cubano de Miami es posiblemente el único en la historia de la humanidad al que se ha tratado de colocar la etiqueta de victimario, en lugar de la imagen de víctima. Generalmente, las dictaduras son las victimarias y los exilios están formados por las víctimas de las dictaduras. Esto llama la atención mucho más en este caso particular en el que tal exilio, sólo en esa ciudad, está formado por más de un millón de personas.

Hay antecedentes conocidos de operaciones de la inteligencia castrista, en Miami, de atacar físicamente a artistas visitantes, de llamar a los medios de comunicación con lenguaje hostil, haciéndose pasar por exiliados, e inclusive misteriosas amenazas a enemigos políticos.

Los cinco espías, a los que el castrismo llama "héroes prisioneros del imperio", admitieron trabajar entre "grupos terroristas" del exilio cubano para impedir actos de sabotaje en Cuba, pero nunca contra el Ejército de Estados Unidos. Eran miembros de la llamada Red Avispa. Curiosamente, esta red operaba en Miami en momentos en que un número mínimo de exiliados comprometidos con la beligerancia política se convertían en venerables septuagenarios y octogenarios -algunos son más viejos que el propio Castro- y cuando comenzaba el auge de la fabulosa explosión de Internet y de los correos electrónicos que atraviesan océanos a la velocidad de la luz, con archivos adjuntos de texto, audio y video. Mala época para el castrismo, que ejerce una censura feroz contra las ideas y ha prohibido el uso libre de Internet, con excusas infantiles.

( Integrantes capturados de la red Avispa, escaparon 4 )

Otro espía al servicio de la inteligencia cubana y su esposa que lo encubrió, fueron sorprendidos poco después en las cómodas instalaciones de la Universidad Internacional de la Florida (FIU). Curioso centro de terrorismo esta universidad con fama de liberal.

Años atrás, el 24 de febrero de 1996, jets cubanos derribaron dos avionetas civiles desarmadas de la organización Hermanos al Rescate, en aguas internacionales, con saldo de cuatro muertos. El espía Juan Pablo Roque, que se hizo pasar por miembro de Hermanos al Rescate, huyó de Miami a La Habana un día antes del derribo. Pero eso no es todo, el largo brazo de la inteligencia cubana sobrepasó las fronteras de Miami para llegar al mismísimo Pentágono, donde la analista militar Ana Belén Montes fue arrestada en septiembre de 2001, por entregar información secreta a La Habana.

¿Qué ganaría el régimen cubano con sembrar los rumores de la muerte de Castro, en Miami? En caso de que éste fuese un trabajo de la inteligencia cubana, como lo han sido muchos otros, el objetivo sería restar credibilidad a las actuaciones del exilio cubano. Allí en Miami están los familiares de los ejecutados en los paredones de fusilamiento, los torturados e inclusive los desertores de los propios servicios de inteligencia cubanos, con valiosa información. Neutralizar la credibilidad, presentar al exilio como monstruo que festeja la muerte de un anciano, ayuda a atenuar la propia monstruosidad de una dictadura de 48 años de edad.

( Espías en la FIU )

También ayuda, por supuesto, a desviar la atención del hecho innegable de que ese exilio se ha labrado un nivel de vida extraordiariamente superior al que disfrutan los cubanos que viven en el "paraíso socialista". Ese nivel de vida es superior también para la inmensa mayoría de quienes llegaron en balsas, hace unos pocos años. En el mismo tiempo en que se ha desarrollado el castrismo dentro de Cuba, los cubanos convirtieron a Miami, de un pantano, en una de las ciudades más reconocidas de Estados Unidos. Para la mentalidad natural del castrismo, ese es un ejemplo que hay que colocar frente a un paredón de fusilamiento, aunque sea simbólicamente, sólo en el confuso mundo de las ideas.

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Castro preocupa a extranjeros
Fernando Ravsberg

Fernando Ravsberg
La Habana

"¿Sabes algo?". La pregunta se repite casi cada vez que suena el teléfono. Son colegas de la prensa extranjera o diplomáticos preguntándose unos a otros si tienen alguna noticia sobre la salud de Fidel Castro.

La respuesta siempre se basa en rumores. "Dicen que está muy mal"; "una fuente de primera mano me dijo que lo volvieron a operar"; "en Miami aseguran que ya murió"; en fin, una especulación total.

En las calles los cubanos están completamente ajenos a estos rumores que circulan entre los extranjeros que vivimos en Cuba.

"Cómo va a estar mal si hoy mismo escribió un artículo en el (periódico) Granma", me dijo un jubilado.

La verdad es que el estado de salud del presidente Fidel Castro sigue siendo el secreto mejor guardado de Cuba. Salvo el círculo más cerrado del gobierno y el Partido Comunista, nadie sabe a ciencia cierta como está.

Incluso familiares suyos han confesado a la prensa que no lo ven desde que se enfermó, por lo que es poco probable que pueda producirse alguna "filtración" que permita adivinar su muerte.

Canciller: "Fidel está muy bien"

Muerto poco serio

Decenas de veces se anunció su deceso y el comandante volvió a "resucitar". Bromeando llegó a decir: "Soy un muerto muy poco serio", y agregó que "cuando muera realmente nadie les va a creer".

Tratar de adivinar cuándo morirá Fidel Castro desconociendo su enfermedad, su estado de gravedad, los tratamientos que le aplican y cómo responde a ellos es una verdadera tarea de iluminados.

"Se enterarán inmediatamente por la prensa cubana", me dijo un funcionario de la cancillería cubana. No es que siempre le digan la verdad a los periodistas extranjeros, pero en este caso parece bastante lógico.

La pregunta que deberíamos hacernos es si realmente el gobierno cubano tendría ahora alguna razón para ocultar el fallecimiento de Fidel Castro en caso de que este se produjera en estos momentos.

Debido a su enfermedad, el impacto en la población por su salida del poder ya pasó y tanto a nivel de gobierno como dentro del partido se reorganizó el aparato para gobernar sin él.

En realidad ya tuvieron el tiempo que pudieron necesitar para poner la casa en orden, por lo que mantener hoy en secreto la muerte del primer mandatario sería como mínimo innecesario.