jueves, agosto 16, 2007

SIN CARNE FRESCA A DOMICILIO

Tomado de El Nuevo Herald.com

Sin carne fresca a domicilio

Por Miguel Cossio

Fidel Castro me mandó decirte que eres una mierda, Mario Vázquez Raña. Así, con esas palabras, recibió el presidente del Comité Olímpico Cubano José Ramón el Gallego Fernández al multimillonario mexicano, según me contó un testigo presencial del hecho, que ocurrió hace poco más de veinte años en una lujosa suite del Hotel Presidente de la Ciudad de México.

''Dile a Fidel que le juro por Dios que yo nunca me he vendido a los gringos; díselo, Gallego, por favor'', pedía de rodillas y con lágrimas en los ojos Vázquez Raña al enviado de Castro, abrazándolo por las piernas. Fidel estaba muy molesto con don Mario porque La Habana había perdido con Indianápolis la sede de los Juegos Panamericanos ese año 1987, al parecer por oscuras trapisondas del propio Vázquez Raña, presidente de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA) desde 1975 hasta hoy, o sea, ¡32 años en el cargo!

El episodio viene a cuento por el caso de los boxeadores cubanos Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara, deportados a Cuba y fusilados moralmente por la pluma de Castro, quien no tuvo escrúpulos en publicar detalles de las relaciones que los pugilistas pudieron haber tenido con otras personas durante la fuga en cadenas que protagonizaron en Brasil.

Su destino ha caído ahora como una desgracia para el resto de los atletas cubanos y, en particular, para los boxeadores, que podrían ver frustrados sus sueños de coronarse campeones en el Campeonato Mundial de Boxeo que se celebrará en la ciudad de Chicago en octubre próximo, evento al que no asistiría la selección nacional, pues como la palabra de Castro es ley, el gobierno de La Habana no está ansioso de suministrar ''carne fresca'' a domicilio. No es la primera vez que las decisiones políticas de los Castro atropellan los intereses del deporte cubano y de sus deportistas. Cuba se ausentó de las Olimpíadas de Los Angeles en 1984 en apoyo al boicot que encabezó la URSS junto con los países comunistas de Europa del este, a excepción de Rumania, en respuesta a la no participación de los Estados Unidos en la Olimpíada de Moscú del '80, a causa de la invasión soviética a Afganistán en 1979.

Lo mismo ocurrió en las Olimpíadas de Seúl '88. Castro impidió la asistencia de los deportistas cubanos a la mayor fiesta deportiva del mundo, como fue el caso de la corredora Ana Fidelia Quirot, quien era la gran favorita para imponerse en las distancias de 400 y 800 metros planos. Pero nunca llegó a convertirse en campeona olímpica. Ella, como casi todos los deportistas en Cuba, debió agradecerle a Castro su vida en el atletismo.

¿Y qué dijeron las organizaciones deportivas mundiales ante las arbitrariedades políticas de un dictador? Ni pío. ¿Y qué dirán si el equipo cubano de boxeo falta a la cita de Chicago o a las Olimpíadas del 2008 en Beijing? Ni pío. Habrá que ver, sin embargo, qué dirían los aliados chinos. ¿Qué hubiera dicho don Mario Vázquez Raña si en lugar de Guillermo Rigondeaux o Erislandy Lara la desertora en Brasil hubiera sido la estelar corredora mexicana Ana Gabriela Guevara? ¿Por qué no desertan los atletas mexicanos o de cualquier otro país? Por una sencilla razón: Ana Gabriela es libre, puede irse de parranda cuando quiera a Tombuctú. Los deportistas cubanos, no.

Bien pudo haberse dado en Río de Janeiro una escena similar a la de México. Tal vez sin los sollozos ni el acto de sumisión. Los personajes de entonces son los mismos de ahora: Castro, el Gallego Fernández y Vázquez Raña. De cualquier forma, lo que ha quedado en tela de juicio es el papel de algunos organismos internacionales del deporte cuando intervienen intereses políticos. Ayer el berrinche, el regaño, fue por Indianápolis. Hoy el silencio cómplice es por los boxeadores. La ODEPA tiró la toalla y prefirió olvidar el lema del padre del olimpismo moderno, el barón Pierre de Coubertain: ''Apuntar lejos, hablar con franqueza, obrar con firmeza''. Por eso, parece que en este mundial de boxeo no habrá carne fresca. El carnicero en jefe ha prohibido la entrega a domicilio.

Dtor. Editorial y de Noticias

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