sábado, septiembre 15, 2007

ELOGIO DE LA CORDURA

Tomado de Cuba Encuentro.com

Elogio de la cordura


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Al médico disidente Luis Milán Fernández le tienen encerrado en una celda para enfermos mentales en la cárcel de Boniato.
viernes 14 de septiembre de 2007 6:00:00
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Por Raúl Rivero
Madrid

En cárcel de Boniato, allá en el Oriente de la Isla, aparece en la nómina de presos con trastornos síquicos el médico Luis Milán Fernández, un hombre de 37 años que está preso desde 2003 y que es un señor de la serenidad y del sosiego.

Se le recuerda, lo recuerdan sus compañeros del presidio político y los presos comunes que pasaron con él un año en las celdas de castigo de la cárcel de Canaleta, en Ciego de Ávila. Era la garantía, la esperanza del alivio de un dolor, el que daba una explicación y pedía calma a los enfermos en la alta madrugada, el que recetaba y daba remedios a gritos o pasando la voz de recluso en recluso de un lado a otro de aquel infierno que sigue abierto.

Lo ven todavía en la primera celda del pasillo 2, con su plancha de hierro hasta la altura del pecho, silencioso, encerrado en el mundo de las cartas, los poemas, las fotos de Lissandra y los niños, el pequeño universo que ha sido su fortaleza, su refugio y la fuente de su confianza en la lucha para regresar a trabajar con modestia por la libertad.

Después se le veía , entre los 146 presos comunes de un destacamento, en una galera con otros doce individuos, calmado, viendo pasar las horas, alerta, con una sonrisa indescifrable que, a falta de espejo, se perdía en los rústicos tableros de ajedrez de cartón y con el campo de batalla cuadriculado a lápiz.

A Milán Fernández le ordenaron recoger sus cosas una mañana y reapareció en el Combinado del Este, en La Habana. Allí le detectaron un tumor óseo en el húmero, una retracción del tímpano izquierdo con pérdida de audición, enfisema pulmonar, hipertensión y aumento del tamaño del hígado.

Secuestrado por psicópatas

Con ese expediente de calamidades se le remitió a la cárcel de Boniato. Allí, en febrero de 2005, se le recluyó en una celda para enfermos mentales junto a hombres peligrosos o tristes, desde obsesivos y esquizofrénicos hasta maníacos depresivos que hacen continuos intentos de suicidio.

No se ha podido determinar en qué categoría podría clasificar el verdugo que condenó a Luis Milán Fernández a 13 años de cárcel. El acta oficial de su juicio indica que al médico le ocuparon, en su casa de Santiago de Cuba, estas pruebas de sus graves delitos: "Voluminosas cantidades de documentos manuscritos, una cámara fotográfica marca Polaroid con su estuche negro y un rollo. Ocho casets de música, cuatro plásticos vacíos de color blanco y una radio portátil pequeña de color gris".

Este no es caso único. Muchos observadores han documentado actuaciones similares en el historial del régimen penitenciario comunista. No lo ingresan en una galera de pacientes psiquiátricos porque esté enfermo. Lo confinan allí para que pierda la razón.

Esta semana, el Consejo de Relatores de los Derechos Humanos en Cuba, que preside el abogado Juan Carlos González Leyva, expresó en un comunicado su preocupación por la salud y la vida del doctor Milán. Pidió a la comunidad internacional solidaridad con este profesional que está en peligro las 24 horas del día.

El médico Luis Milán Fernández es un cubano cuerdo y valeroso, un intelectual lúcido y capaz, secuestrado por unos psicópatas que no pueden vivir sin el poder.