lunes, septiembre 24, 2007

LA LIBERTAD DE LA LUZ

Nota del Blogguista
En las presentaciones en Madrid y Miami del libro La Libertad de la Luz, editado por Dagoberto Valdés Hernández fundador y exdirector de la revista Vitral, se exhibió un documental donde Dago hace planteamientos interesantes. Para ver y oir dicho video haga click AQUÍ
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La Libertad de la Luz

Por Yaxys D. Cires Dib

A principios de septiembre presentamos en Madrid "La libertad de la Luz". Quiero compartirles que en mi caso, poder asistir a la presentación de una compilación de los 77 editoriales de Vitral fue ante todo como volver a vivir experiencias de trabajo por Cuba junto a Dagoberto, Toledo, Karina y otros hermanos en la Comisión Católica para la Cultura y en el Centro de Formación Cívica y Religiosa. Pocas ciudades de Cuba tenían el privilegio de contar con un equipo de personas que movidas por su fe se entregaran tan competentemente a la promoción de la cultura, los derechos y las libertades. Fue gracias a estos servicios que me acerqué a la comunidad cristiana y con el paso de los años tuve la gran oportunidad de compartir en este equipo tristezas y alegrías de Cuba y de su Iglesia. Por ello todo lo vivido me ha marcado para siempre.

Volviendo al tema central. Ante obras como el CFCR, Vitral y este libro compilatorio de los editoriales, protagonizadas por cubanos "de a pie", siempre se resalta la valentía que supone tales esfuerzos, reconocimiento que en mi opinión es justo. Arriesgarse en Cuba puede salir muy caro. Sin embargo, en estos ejemplos mencionados hay otros aspectos que tiene gran valor y no podemos dejar pasar; de la mano de la "Libertad de la Luz" señalaré algunos:

( Encargados de hacer la presentación en Madrid: de izquierda a derecha los escritores cubanos Antonio José Ponte y Raúl Rivero; Fernando González Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, y Ricardo Carreras, presidente de la ONG Solidaridad Española con Cuba )

Si nos fijamos en los temas abordados por cada editorial nos damos cuenta del alto nivel de sintonía que el editorialista tiene con la realidad cubana. Leyendo los textos es posible ir descubriendo los acontecimientos más importantes de estos últimos trece años. Así, por ejemplo, el editorial correspondiente a la edición de julio -agosto de 1994 se titula: "Irse del país: solución o problema", reflejando y opinando sobre el difícil contexto dominado por el éxodo masivo que en aquellos meses estaba ocurriendo. Por otro lado, la situación del país era tan convulsa, recordemos el "maleconazo", que obliga al editorialista a abrir el número siguiente con un magnifico trabajo titulado: "No a la violencia". "Los últimos acontecimientos que desde el pasado mes de agosto han conmovido la vida de nuestras ciudades y puertos no pueden ser considerados como hechos aislados. Ellos son un signo que deberíamos interpretar", así comienza el mencionado editorial.

Otro aspecto importante es que Vitral no presentaba las realidades y ya, no era un boletín de noticias. Cada hecho, cada situación estaba acompañado de su respectivo juicio y reflexión. Análisis sobre hechos y realidades, realizados, en primer lugar, con una tremenda altura intelectual y profundidad antropológica. Y en segundo lugar, si estudiamos los editoriales descubriremos que cada uno es una tesis sobre el tema que trata. Sería un buen ejercicio intentar quitar alguna de las ideas desarrolladas de sus textos, pues comprobaremos que no podremos sin que ello matase el mensaje íntegramente, porque como toda tesis es "un todo", una unidad de ideas engranadas lógicamente. Muestra de esa mencionada profundidad intelectual y antropológica es el titulado: "Vivir en la Verdad", editorial que desarrolla una tesis sobre éste valor y lo proyecta sobre la praxis. Hay fragmentos que son interesantísimos: "Vivir en la verdad es aceptar que la verdad sobre el hombre, sobre su dignidad y su vocación trascendente está por encima de todas las demás verdades sobre la sociedad, el trabajo, la economía, la política y el Estado. La persona humana es, al mismo tiempo, la protagonista de la verdad y el fin de toda verdad."

En su forma de abordar las realidades, a diferencia de otras publicaciones, en sus editoriales y en muchos de sus artículos, iba más allá de la crítica social. Desde hace varios años, aunque nadie se pueda confiar, el gobierno admite cierto grado de discrepancia o crítica a la realidad. Los boletines parroquiales y hasta el oficialista Juventud Rebelde, se dan el lujo impensable en otros tiempos de criticar la violencia, la prostitución, la crisis de los valores y últimamente la situación económica y la corrupción en las esferas administrativas. Sin embargo, lo que está censurado es indagar sobre las causas que producen estos males, que como todos sabemos subyacen en las bases de un sistema con vocación al fracaso antropológico y nefastas consecuencias en casi todos los campos de la vida humana, incluyendo el ecológico, tal y como han señalado los últimos Papas. Pero meterse en eso sí podía y puede traer problemas. "Se puede jugar con la cadena, pero no con el mono", dicen en Cuba. En verano de 2003 salió un editorial muy bueno bajo el título "La emigración" y éste decía: "(…) Se desea, por este motivo, identificar como la principal causa de la emigración a los problemas económicos. Esta es la pequeña verdad que se ve, que cualquiera sin profundizar puede comprobar preguntando por qué se marcha, a cualquiera que esté dispuesto a contestar. Pero esta motivación, que es por demás lícita y positiva, tiene, en el fondo, una verdad mayor: Cuba tiene un sistema de economía centralizada que depende total y absolutamente de las decisiones políticas del gobierno. Luego, la principal responsabilidad de los problemas económicos de los ciudadanos está en manos de los que controlan, planifican, centralizan y deciden todas las políticas económicas del país." Evidentemente, aquí Vitral sacaba a la luz la verdadera causa de los males: la política del gobierno. Ese era el "delito" de Vitral, no encuadrar su línea editorial dentro de los parámetros que el dictado oficial establecía, no solo para sus publicaciones oficialistas, sino para todas que a pesar de estar fuera de la ley, eran toleradas. Por ello, un cambio en la línea editorial de Vitral –tan deseado por el gobierno-, era imposible con unas cuantas peripecias y un poco de maquillaje para dar otra imagen. Un cambio de orientación en la revista significaba su autodestrucción, el suicidio de todo una mística y un "know how" que le acompañó desde sus fundación y que se fue consolidando con el paso de los años. En términos periodísticos Vitral dejaría de ser Vitral y de la noche a la mañana no se puede ofrecer a los suscriptores un producto distinto al que ellos esperan, por lo menos sin que dicha acción fuera poco seria.

Otro de los caracteres que podemos observar en los editoriales de Vitral, es la amplitud de mira con que se enfocaba –enfoca en este libro- cada tema. Nadie, cualquiera que fuera su condición, raza, opción religiosa, política o filosófica tenía por qué excluirse del proyecto de sociedad que la publicación defendía. Aun cuando la revista era de la diócesis de Pinar del Río, o sea, de la Iglesia, no era una publicación confesional y cerrada. Tanto en sus páginas como en sus reflexiones cabían todos los cubanos. En Vitral se lograba un diálogo entre distintas forma de ver la vida actualmente imposible en muchas sociedades, inclusive democráticas. Esta realidad también se aplicaba con respecto a los miles de cubanos que desde la diáspora seguían a la revista. Aunque la línea editorial reflejaba o propugnaba de alguna manera la opción de permanecer en Cuba, ésta a la vez anteponía el respecto a los derechos de cada persona y señalaba, como ya hemos visto, las verdaderas causas de que tantos cubanos tengan que abandonar sus Patria. Además, si juzgamos por las coordenadas que desde ella se emitían de frente a la reconstrucción de la Nación sabemos que era un proyecto que incluía a los cubanos del exilio. Nunca encontraremos en los editoriales de Vitral ni el más mínimo aire relativista, pero tampoco encontraremos ni la más insignificante falta de magnanimidad.

Por último quiero señalar la vocación nacional de Vitral. Aunque tenía una sección que trataba sobre la historia de Pinar del Río y noticias sobre la Iglesia en esta diócesis, no se puede catalogar a la publicación como "provinciana". Todos los editoriales estaban pensados y escritos para iluminar la realidad a nivel nacional. La mayoría de los temas editorializados respondían al interés general de los ciudadanos. La lectura de cada editorial era de provecho para cualquier cubano, ya fuera habanero, santiaguero o camagüeyano. ¿A quién en Cuba no le preocupa "El agua y la Luz" o "El transporte"? Por ello Vitral era un hecho social con dimensiones nacionales. Cosa que ayudó al nivel de reconocimiento internacional que logró.
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Jimmy Carter lamenta que Dagoberto Valdés ya no esté al frente de 'Vitral'

Redacción EER
miércoles 12 de septiembre de 2007 13:02:00

Presentación del libro 'La libertad de la luz'. (Solidaridad Española con Cuba)

El ex presidente estadounidense Jimmy Carter, lamentó la dimisión de Dagoberto Valdés como director de la revista Vitral, de la Diócesis de Pinar del Río.

En una carta dirigida a Valdés, Carter elogió su trabajo al frente de la publicación.

Vea el texto original de la carta

"Bajo su dirección la revista proporcionó sólidos comentarios que intentaban estimular el debate entre los cubanos sobre el significado de ciudadanía y el papel de la sociedad civil en la política", dijo el ex presidente estadounidense y felicitó a Valdés por la reciente publicación del libro La libertad de la luz, que recoge los editoriales publicados en Vitral entre 1994 y 2007.

Valdés dimitió en abril pasado por discrepancias sobre la futura línea editorial de la revista, tras la llegada a Pinar del Río del nuevo obispo Jorge Serpa.

"Uno de los mejores legados que Vitral ha dejado a los cubanos ha sido sus editoriales. Partiendo de nuestras raíces históricas y culturales, pasando por nuestras tristezas y alegrías nos ha orientado el camino a seguir. En fin, trece años pueden parecer mucho, pero visto en la historia de la humanidad es muy poco, aunque suficiente para construir. Quizás Dios lo quiso así, en definitivas "sic transit gloria mundi"."