jueves, septiembre 20, 2007

NI PETRAS NI CASTRO

NI PETRAS NI CASTRO


Por Jorge Hernández Fonseca

19 de Septiembre de 2007

La paciencia de los cubanos se agota. Resulta que ahora, entre los escombros resultantes de la aplicación de la experiencia social empobrecedora de la “revolución cubana”, hay que soportar una inocua polémica entre dos de sus más destacados representantes. Argumenta uno de ellos, Fidel Castro, las (vergonzosas) ventajas de continuar con un mundo dictatorial y miserable como futuro inmediato de una isla exhausta --y el otro-- James Petras, proponiendo iniciar desde cero otra nueva experiencia, potencial e igualmente catastrófica como es lógico imaginar, usando al sufrido pueblo cubano como conejillo de Indias. ¡Es mucha pretensión!

Comprendemos lo amargo de la derrota de sus ideologías. Sin embargo, en lugar de rumiar el fracaso de su socialismo en privado, vienen ante el gran público a insultarse por escrito con epítetos que siempre usaron ambos contra “la derecha retrógrada”. ¡Eso es demasiado!

De Castro hay poco que comentar. Desde su lecho de muerte y haciendo galas de una tozudez digna de causas más nobles, insiste en que sus sucesores (que cada vez le hacen menos caso) continúen por el camino del sometimiento dictatorial y de la hambruna generalizada. De Petras por su parte, hay que decir que está probando sorbos amargos de su propio veneno, aquel que destilaba contra los “reaccionarios capitalistas” y que ahora el icono revolucionario cubano ha tornado contra él, envuelto todo en un manido código fraseológico marxista.

Asistimos así al epílogo por partes de lo que era un “bastión inexpugnable”, tanto teórico como práctico, de la experiencia socialista contemporánea que se resiste a morir dignamente.

Ni Castro ni Petras tienen nada que decir. Castro, porque fracasó en todos los frentes, a saber: Dictador vitalicio de una isla paradisíaca, rica y tropical, que heredó como uno de los países más desarrollados del Tercer Mundo 50 años atrás, lo convirtió en un émulo de Haití. Petras, porque asumiendo desde su cátedra la defensa (modificada) del desastre, además de recibir la contesta que merece desde la que creía su trinchera, insiste en someter al pueblo cubano a nuevas y potencias experiencias discriminatorias y empobrecedoras. ¡Cuba no soporta más!

El pueblo cubano lo que aspira es a decidir su propio destino. Sin Petras ni Castos que lo quieran llevar de la mano en sociedades colectivistas, grises y uniformizadas por pensamientos ajenos, elaborados en laboratorios leninistas y dictatoriales, que aspiran a controlarlo todo y a todos. Queremos una patria libre, donde cada uno de sus hijos tenga la libertad individual que su dignidad merece, sin intromisiones “fidelistas ni petristas”, que aspiran a terminar controlando el destino de cada cual, ofreciéndoles la quimera de una igualdad que nunca llega.

El debate cubano actual no es ese, de Petras vs. Castro. El futuro de Cuba debe ser construido sin Petras ni Castros. El debate cubano real es el de una Cuba libre, soberana e independiente. Sin tutores foráneos ni locales. Sin códigos intelectuales abstractos que provocan hambre y desamparo. Sin subterfugios patrióticos que piden la libertad a cambio. Sin discriminación de hermanos que quieran emigrar en busca de una vida mejor. Sin herencias dictatoriales de “guapos y matones” que enarbolan los dudosos méritos de haberse “alzado en la Sierra”. Donde no se discrimine a nadie por no ser ‘del partido’. Donde las personas se ganen la vida honestamente sin depender del estado para nada. Donde la palabra dignidad tenga sentido.

Lo único positivo del debate Petras-Castro --que desde ahora el pueblo de Cuba ya lo ha colocado en el basurero de su historia-- es la constatación de la febril actividad de dos personajes grises empeñados, desde las sombras que proyectan sus ideas, en evitar la claridad radiante del amanecer que se vislumbra en el horizonte de la Nueva Patria Cubana.
Fonte: cubalibredigital.com
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