jueves, octubre 18, 2007

CARTA DEL DISIDENTE RENÉ GÓMEZ MANZANO CUYA RAZON DE EXISTENCIA CUESTIONA PLANTEAMIENTO DEL EMBAJADOR ESPAÑOL EN LA HABANA

Nota del Blogguista


¿ El embajador Zaldivar, excomunista reciclado, conocerá la Declaración de los Derechos Humanos ?. Seguro que sí, su pecado no es de ignorancia.
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Tomados de CubaLiberal.org

Carta del disidente D. René Gómez Manzano, desde La Habana

Estimado/a/s amigo/a/s:

Aunque es posible que ya hayan conocido de esta noticia por la prensa, les envío la presente a fin de informarles que, en su momento, formalicé en las oficinas de Inmigración (sic) mi solicitud de "permiso de salida" a fin de viajar a Bruselas a recibir personalmente el Premio Internacional de Derechos Humanos "Ludovic Trarieux" 2007 (que me fue otorgado por un jurado internacional compuesto por 27 juristas de distintos países del Viejo Continente).

Una vez formalizada mi solicitud, concurrí en un par de ocasiones por las mismas dependencias, recibiendo la información siguiente: "No hay respuesta".

El pasado lunes, al acudir en horas de la tarde por tercera vez, la comunicación de la funcionaria correspondiente había cambiado: ella me dijo: "Por el momento no está autorizado a viajar". (Esta es la contestación habitual que brindan en esos casos, y la frase "por el momento" representa una mera treta de los castristas para "endulzar" algo el trago amargo...)

Casi que está de más decir que esto acto del régimen totalitario cubano representa una violación más de los derechos del ciudadano; en particular, de lo dispuesto en el Art. 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En lo personal, lamento que, debido a esa nueva manifestación de inmovilismo del gobierno castrista, me veré impedido de recibir el Premio personalmente, de conocer a los integrantes del Jurado Internacional que me hicieron el honor de concedérmelo, así como de saludar personalmente a compatriotas y amigos del Exilio.

No obstante todo lo anterior, la ceremonia de entrega del Premio deberá realizarse conforme está previsto el próximo viernes 19, a las seis de la tarde (18:00 hora local), en el Edificio del Senado del Reino de Bélgica. En ese acto estaré dignamente representado por mi colega agramontista Lic. Juan Escandell Ramírez.

Con saludos afectuosos para todos,
René Gómez Manzano

Octubre 18, 2007

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A vueltas con el embajador de España en La Habana

Por Elías Amor Bravo, Valencia

El embajador de España en Cuba ha afirmado que “la situación de los derechos humanos en Cuba ha mejorado”, y lo hace al finalizar la recepción que se realiza tradicionalmente el 12 de octubre en la sede de la embajada en La Habana.

Por supuesto que cada uno puede hacerse la idea que quiera sobre los asuntos más disparatados. La psique humana, y todo lo que lleva asociado, ejerce una influencia tan destacada en la forma que percibimos las cosas que, en ocasiones, tiende a deformar los sucesos objetivos y reales. No me extraña que el embajador español en La Habana vea las cosas en Cuba mejor que antes. Desde luego, si nos situamos en su posición política de antiguo militante comunista, para el que el modelo cubano es ese universo idílico que todavía resiste a la contundencia de los hechos y la realidad de algo que no funciona.

Creo que el embajador español tiene derecho a pensar lo que quiera, y a dejarse engañar por los aduladores castristas con los que está acostumbrado a tratar. Ellos seguro se encargarán de decirle que el sistema no va a cambiar y que al final, los que ahora dirigen el país, son los que cortarán el bacalao después. Puede incluso pensar que la política que actualmente impulsa el gobierno socialista español de Zapatero hacia la dictadura es la más adecuada, y desde luego, porque ha conseguido romper las bases de la Posición Común de la Unión Europea defendidas por José María Aznar durante su presidencia y que fue la primera estrategia coordinada de la Unión hacia la dictadura castrista; puede incluso dormir tranquilo con su conciencia bien despejada de conflicto, si se cree a ciegas lo que le dicen: que en Cuba la situación de los derechos humanos ha mejorado, a pesar de que en las cárceles sigue habiendo personas que sufren enfermedades y malos tratos, y las familias destrozadas no encuentran consuelo ni apoyo en las autoridades.

En efecto, la realidad es así. Nada ha cambiado en Cuba desde que Raúl Castro heredase los poderes de su hermano en este interinato que no parece tener fin. En todo este tiempo, de reflexiones y discusiones que no han servido para nada, las cárceles cubanas se han vuelto a llenar de presos políticos cuyo único delito es querer para Cuba un régimen similar al español, basado en la democracia, las libertades y el pluralismo político. Nada ha cambiado en Cuba con Raúl Castro. Se mantienen las mismas prohibiciones y restricciones al ejercicio de la economía privada, se siguen produciendo las mismas ineficiencias en el tejido productivo empresarial, y la corrupción vinculada al ejercicio del poder no sólo no se persigue, sino que avanza inexorablemente.

Los cubanos se quejan de la pérdida de calidad de la educación o la sanidad, porque buena parte de los efectivos humanos se han trasladado a Venezuela, Ecuador o a otros países de América Latina para compensar la generosa donación de los petrodólares. El resto, no tienen otra salida que obtener alguna de las visas que Estados Unidos concede hacia la libertad o recuperar la nacionalidad española recurriendo a los antepasados. Mientras tanto, Cuba se llena de ancianos con pensiones míseras, que apenas permiten alcanzar un mínimo de bienes y servicios de consumo, y que se van a convertir en el sector social más perjudicado si no cambian rápidamente las cosas.

El embajador español en La Habana debería preguntarse de qué derechos humanos está hablando, cuando solo acuden a la recepción del 12 de octubre los altos dirigentes del partido único, y se quedan fuera los opositores y disidentes.

Y sobre todo, debería pensar qué opinan los españoles de todo ello. Si, los españoles, porque lo que es evidente es que ha perdido contacto con la realidad social de nuestro país. En España nadie se cree que en Cuba se respeten los derechos humanos actualmente, nadie otorga la más mínima expectativa de futuro al castrismo, la mayoría de la población quiere para Cuba lo mismo que los disidentes a los que el embajador menosprecia: la libertad y la democracia. Vaya pensando en ello, Sr. Embajador. En el mejor de los casos en 2008, usted se vuelve para España y entonces, le aseguro, la política española hacia Cuba será mucho mejor.

Octubre 13, 2007