jueves, octubre 11, 2007

EDITORIAL DE EL PAIS CAUDILLO GUEVARA

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EDITORIAL
Caudillo Guevara

10/10/2007

El romanticismo europeo estableció el siniestro prejuicio de que la disposición a entregar la vida por las ideas es digna de admiración y de elogio. Amparados desde entonces en esta convicción, y a lo largo de más de un siglo, grupúsculos de las más variadas disciplinas ideológicas han pretendido dotar al crimen de un sentido trascendente, arrebatados por el espejismo de que la violencia es fecunda, de que inmolar seres humanos en el altar de una causa la hace más auténtica e indiscutible.

En realidad, la disposición a entregar la vida por las ideas esconde un propósito tenebroso: la disposición a arrebatársela a quien no las comparta. Ernesto Guevara, el Che, de cuya muerte en el poblado boliviano de La Higuera se cumplen 40 años, perteneció a esa siniestra saga de héroes trágicos, presente aún en los movimientos terroristas de diverso cuño, desde los nacionalistas a los yihadistas, que pretenden disimular la condición del asesino bajo la del mártir, prolongando el viejo prejuicio heredado del romanticismo.

El hecho de que el Che diera la vida y sacrificara las de muchos no hace mejores sus ideas, que bebían de las fuentes de uno de los grandes sistemas totalitarios. Sus proyectos y sus consignas no han dejado más que un reguero de fracaso y de muerte, tanto en el único sitio donde triunfaron, la Cuba de Castro, como en los lugares en los que no alcanzaron la victoria, desde el Congo de Kabila a la Bolivia de Barrientos. Y todo ello sin contar los muchos países en los que, deseosos de seguir el ejemplo de este mito temerario, miles de jóvenes se lanzaron a la lunática aventura de crear a tiros al "hombre nuevo".

Seducidos por la estrategia del "foquismo", de crear muchos Vietnam, la única aportación contrastable de los insurgentes seguidores de Guevara a la política latinoamericana fue ofrecer nuevas coartadas a las tendencias autoritarias que germinaban en el continente. Gracias a su desafío armado, las dictaduras militares de derechas pudieron presentarse a sí mismas como un mal menor, cuando no como una inexorable necesidad frente a otra dictadura militar simétrica, como la castrista.

Por el contexto en el que apareció, la figura de Ernesto Guevara representó una puesta al día del caudillismo latinoamericano, una suerte de aventurero armado que apuntaba hacia nuevos ideales sociales para el continente, no hacia ideales de liberación colonial, pero a través de los mismos medios que sus predecesores. En las cuatro décadas que han transcurrido desde su muerte, la izquierda latinoamericana y, por supuesto, la europea, se ha desembarazado por completo de sus objetivos y métodos fanáticos. Hasta el punto de que hoy ya sólo conmemoran la fecha de su ejecución en La Higuera los gobernantes que sojuzgan a los cubanos o los que invocan a Simón Bolívar en sus soflamas populistas.

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1 Comments:

At 10:38 p. m., Blogger Mauricio Sepúlveda Arteaga said...

Jamás he creído en la máxima maquiavélica "el fin justifica los medios". Sin embargo, para mí el Che Guevara, aunque su actuar en mucho casos no es algo de lo cual enorgullecerse, es una figura inspiradora para los ideales que buscan la igualdad social, ideales que muchos tenemos. Quizá el Che mostro el objetivo al cual toda sociedad justa debiese aspirar, pero no siguiendo el mismo camino, pues para mí nada justifica llevarse la vida de un ser humano. A pesar de todo, creo que el Che y su camino recorrido nos hacen ver que debemos luchar (no beliciosamente) por nuestros ideales, por buscar la equalidad social, y por último la igualdad de oportunidades, cumplir el objetivo casi utópico de que el hombre no explote al hombre... Por eso para mí, que me considero un pacifista, la imagen del Che me merece un gran respeto, a pesar de sus muchos errores...
Un ejemplo claro es el que tuvimos en Chile. Salvador Allende Gossens fue el primer socialista elegido democráticamente, y ¿qué pasó? Con una probada intervención de la CIA y atentados terroristas de grupos de la derecha chilena fue boicoteado su gobierno, haciendo crecer el descontento social y derivando en una dictadura militar y genocida de 17 años... Y sin embargo los chilenos supimos salir de esa dictadura de forma pacífica, a través del sistema de gobierno menos malo, la Democracia...
En Cuba antes de lo de Fidel estaba la cagada, quizá eso era justificación suficiente para ellos de ir a la guerra... pero lo que siempre he creído es que se debió llamar a elecciones democráticas después de la revolución, nadie es bueno en el poder 50 años... ni 17... ni si quiera 2 semanas si el pueblo no le ha concedido ese derecho... sea de izquierda, centro o derecha...

 

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