Normando Hernández González

LiberPress- Cubarepresión- El 3 de Septiembre fue uno de los días más felices y a la vez tristes de mi vida. Feliz porque mi única hija comenzó la escuela, triste porque no pude estar a su lado para apoyarla y verla entrar en un aula. Además, porque lo que recibirá no será educación, sino la instrucción escolar con un ciento por ciento de adoctrinamiento castrista.

"Los padres tendrán derecho a escoger el tipo de educación que habrá de dársele a sus hijos", dice así el punto 3 del artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, pero en Cuba el Gobierno viola ese derecho a todos los padres y nos obliga a enviar a nuestros niños a sus escuelas comunistas, no permitiéndonos siquiera dar a nuestra prole una educación cristiana.
Todos sabemos que en las escuelas primarias de Cuba los maestros obligan a los niños en cada sección de clase a gritar el lema: "Pioneros por el comunismo, seremos como le Che". Nada más distante de lo que millones de cubanos desean para sus hijos. ¿Quién le dijo a los artífices del castrismo que yo quiero que mi hija sea aventurera, guerrerista, criminal, portadora de la muerte?
Asimismo guiarán a Daniela en la lectura y la escritura, para luego enseñarle una historia de Cuba tergiversada e imponerle el odio hacia todos los que no piensen y actúen según la doctrina de los hermanos Castro.
Por otro lado, derramarán tantas mentiras sobre su cabecita que la enseñarán a mentir, a vivir con doble moral, a no tener criterio propio ni a pensar por sí misma, logrando de esta forma que su mente, su conciencia, su ser se inhiban y se envilezcan para que no tenga voluntad y libre albedrío. Esto no es educar, por eso sufro.
También sufro porque mi princesita - además de estar sometida al descarrío- corre el riesgo de un desequilibrio emocional. psíquico, cuando sus compañeritos de aula, influenciados por los maestros y algunas personas que los rodean, comiencen a ponerla en mi contra, diciéndole de mí, de su padre, de quien la engendró, cuanto oprobio pueda imaginar una mente perversa, y todo porque estoy por eso, precisamente por disentir y oponerme al totalitario Gobierno de Cuba, que, entre otras barbaridades, adoctrina a las nuevas generaciones.

Ruego a Dios ponga su mano poderosa y acabemos más temprano que tarde con las aberraciones del castrismo, para que entre muchas otras cosas, Daniela y todos los niños cubanos puedan recibir la educación que sus padres deseen, es decir, no sean adoctrinados, sino educados dentro de una cultura liberadora, solidaria, humanista, cristiana; dentro de valores éticos y morales que les permitan desarrollar sus facultades intelectuales y los ayude a escoger el tipo de persona que quieran ser.

¡Así sea!

Normando Hernández González es Prisionero Político del Grupo de los 75 escribe este artículo desde la sala de la Seguridad del Estado del Hospital Carlos J. Finlay en Ciudad Habana. LiberPress recibió esta información desde la Mesa de Trabajo de Martha Beatriz Roque Cabello

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Publicado por Cuba Represión