lunes, noviembre 19, 2007

ESPAÑA Y EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

ESPAÑA Y EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI


Por Carlos Alberto Montaner
Firmas Press
Infosearch:
José F. Sánchez
Analista
Jefe de Buró
Cuba
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Noviembre 18, 2007

Hugo Chávez amenaza a los inversionistas españoles. No son socios comerciales sino rehenes. Tal vez expulse a uno de ellos, multe a varios u ordene la detención de algún ejecutivo acusado de cualquier cosa que se le ocurra. Lo mismo acaba de hacer Daniel Ortega, como antes lo ensayó Evo Morales. Es una vieja estrategia aprendida de Fidel Castro. O el Gobierno español se conduce de acuerdo con las instrucciones y caprichos que le dictan, o la cuenta la pagarán las empresas radicadas en el país.

Esto es saludable comprenderlo: ésas no son naciones regidas por normas internacionales convencionales previamente pactadas, sino repúblicas bananeras en las que cualquier tirano banderas, «agaritado en su odio», como escribía el maestro Valle-Inclán, hace lo que le da la gana con los nativos y con los extranjeros.

Por eso es tan importante que la política exterior española renuncie a la fantasía de que la España de nuestros días puede y debe tener estrechas relaciones con la corriente carnívora del socialismo. El buenismo en este terreno es un costoso disparate. No me refiero a la señora Bachelet, a Lula da Silva, a Kirchner o a Tabaré Vázquez. Según todos los síntomas, ésa es una izquierda vegetariana, razonablemente civilizada, que juega dentro de los límites del sistema. El problema es la otra izquierda, la del «socialismo del siglo XXI». Esa tropa peligrosa detesta visceralmente a España, hace una lectura victimista de la historia y tiene graves prejuicios ideológicos en su contra. Es una izquierda antioccidental, enemiga de la democracia, del mercado, del comercio internacional y de la globalización. Es una izquierda que supone, como ha declarado Evo Morales, que España forma parte de lo que llama, dramáticamente, «la cultura de la muerte». En las antípodas de las creencias, los valores y los intereses del 90% de los españoles. El resto, claro, lo forman los sobrevivientes del estalinismo acampados bajo las banderas de IU, la ETA y y el resto de la patulea, invariablemente alineados con Castro y Chávez.

Amigos y enemigos

La primera distinción de cualquier gobierno responsable es saber quiénes son sus amigos y sus enemigos. ¿Saben Zapatero y el Ministerio de Asuntos Exteriores lo que es el llamado «Socialismo del siglo XXI»? ¿Se han molestado en averiguar que estos señores se proclaman los herederos de la inconclusa tarea traicionada y abandonada por los soviéticos a partir del derribo del Muro de Berlín y la desaparición de la URSS? ¿Han leído los papeles de la secta? ¿Conocen que se proponen demoler las estructuras políticas latinoamericanas para instaurar regímenes autoritarios de creciente injerencia estatista hasta forjar naciones basadas en el colectivismo, la ausencia de libertades y el caudillismo? ¿Están al tanto de que para lograr ese objetivo el señor Chávez invierte, literalmente, miles de millones de petrodólares? ¿Ignoran, por delirante que parezca, que el control de América Latina es sólo un paso para la proyectada conquista del planeta, y para ello establecen alianzas con cualquier gobierno antioccidental del mundo: la teocracia iraní, el manicomio norcoreano o el matadero africano del señor Mugabe?

¿Puede alguien explicar por qué el Gobierno del señor Zapatero, cada vez que puede, en cualquier foro, intenta favorecer a los enemigos de los españoles? ¿Por qué se esfuerza y empeña a sus mejores diplomáticos, muchas veces contra las propias convicciones de estos funcionarios, en aliviar las sanciones de la UE contra la dictadura de Castro? ¿Por qué no respalda decisivamente a los demócratas de la oposición de cada uno de los países acosados por el Socialismo del siglo XXI, que son los aliados naturales de la democracia española?

Termino con un párrafo de una carta de Cuba, escrita por el hijo de un exiliado republicano, ex preso político, y con un amargo email remitido desde Caracas: «Es una vergüenza sentir que el embajador de España en La Habana es uno de ellos y no uno de nosotros. Los disidentes le tememos como a la policía misma. ¿No se dan cuenta en Madrid de que Castro y este Gobierno odian a España y maldicen la transición porque les parece un ejemplo peligroso?». «Siempre pensamos -alegan los venezolanos- que España estaría junto a nosotros, representando en Bruselas a los demócratas de la oposición al chavismo. Todavía recuerdo a Carlos Andrés llevando a Felipe de polizón antifranquista en su avión. La insolidaridad de Zapatero con nosotros, los adecos, y, en general, con los demócratas de la oposición venezolana, sólo se puede calificar de traición». Hay algo de eso, pero es, también, una incomprensible estupidez.


Fonte: La Nueva Cuba
http://www.lanuevacuba.com/master.htm