BARACUTEY CUBANO

Por Iliana Curra.

No te conocí personalmente. Cuando llegué al exilio ya estabas enfermo. Enfermo de muerte. Apenas tres meses después pasabas a la posteridad como lo que fuiste: un gran cubano. Con defectos y virtudes, porque nadie es perfecto.

Tu figura se inmortalizó. Los que te odiaron en vida han tenido que reconocer la capacidad que tuviste para amar a Cuba. No por gusto te convertiste en el blanco favorito del Tirano. Hasta un libro que nadie leyó, publicaron para desacreditarte.

Fuiste, quizás, la figura más prominente en el exilio. Quien supo darse cuenta de que la lucha a favor de la causa cubana tenía que ir más allá del pueblo donde viven los exiliados. Fuiste directo donde emergen leyes y regulaciones necesarias para forzar al régimen abusivo que hace casi tantos años subsiste en la isla.

Mas Canosa - como te decíamos en Cuba - tuviste la capacidad de entender que Cuba va más allá de partidos políticos, pero apoyabas al que te proporcionaba las condiciones necesarias para ayudar a liberarla. Supiste reconocer la labor de una oposición rudimentaria, pero valerosa en un sistema donde, simplemente expresarse, te cuesta la cárcel.

Una de tus prioridades fue La Voz de la Fundación, la que utilizabas como vehículo para hablar con la oposición interna. La que te hacía sentir tan cerca de Cuba como podía. La que te daba la oportunidad de conversar de tú a tú con los que estaban allá adentro. Fue un día de tu cumpleaños que escogieron para cerrarla para siempre, para acallar tu voz…

No tuve la oportunidad de conocerte. Una rara enfermedad te llevó sin haber terminado tu obra. Muchas cosas te quedaron por hacer en una lucha que todavía no termina. Tu sueño no ha sido cumplido. Cuba no es libre, pero se sigue tratando, porque no se acepta el sometimiento.

Creíste en la dignidad de cada cubano que quiere ser libre. Por eso tu perseverancia en hacer todo lo que hiciste. Tu apoyo a quienes con entereza se enfrentaban a la dictadura. Por eso tú andar por los pasillos del Congreso, aun enfermo, cabildeando a favor de medidas contra el régimen despótico existente en una isla que no se merecía tanto dolor. Por eso tus recorridos por el mundo entero reclamando apoyo para la causa. Sumando a los amigos e invitando a los indiferentes. Dando a conocer la verdad opacada por una propaganda brutal de un régimen que todo lo controla.

Ese eras tú, Jorge Mas Canosa. El hombre de negocios. El cubano que siempre quiso volver. El innegable patriota. El incansable luchador por lo que creías era lo mejor para tu patria. El que nunca pude conocer en persona porque te fuiste antes de tiempo cuando tanta falta nos hacías.

Hoy por hoy la organización que fundaste con tanto ahínco va por derroteros equivocados. Es una pena que no cumplieran tus sueños porque la petulancia de los que quedaron fue mayor. No comprendieron tu mensaje. Pecaron de ignorantes en una causa que se lleva por dentro. No se compra. Tampoco se vende.

Diez años hacen ya de tu muerte, una muerte prematura e inútil. Nadie entiende por qué. Solo Dios lo sabe. Nosotros, los que hemos quedado, somos quienes tenemos la responsabilidad de lograr ese sueño. Y por ese camino vamos.

¡Descansa en paz, Jorge Mas Canosa!