sábado, noviembre 24, 2007

UN ALMA CUBANA

Un alma cubana


Por Ninoska Pérez Castellón


``Sigamos transitando en el camino de la verdad,
en el camino de Dios, aferrados a la fe''
--Jorge Mas Canosa

Conservo un trozo de papel escrito a mano por Jorge Mas Canosa que en trece palabras resume, para mí, lo que fue la esencia de su vida y lo que se convertiría en la gran lección de su legado. Tratando de acordarme de algún pensamiento, no recuerdo de quién, yo había escrito lo siguiente: El coraje no es la ausencia de miedo. Al leer esas palabras inconclusas le agregó apresuradamente: ``sino la determinación de vivir con dignidad rechazando el abuso y la humillación''.

Esa constante marcaría su actuar y sentaría las bases de lo que nos legaría el patriota que diez años después de concluir su fructífera vida se niega a abandonarnos. Invariablemente su imagen surge tercamente con la nitidez de una fotografía y aún escucho su voz con la precisión de las grabaciones que conservo. Reflejos de un hombre para quien amar a Cuba fue un acto perpetuo.

Diez años después de su muerte, el régimen castrista lo ataca en las páginas del diario Granma con la misma intensidad de cuando en vida entendieron que se había convertido en su principal y más formidable adversario. Tal parece que una década después tienen que intentar destruirlo con la misma maldad que cuando Fidel Castro, usando a dos de sus testaferros, Reinaldo Taladrid y Lázaro Barredo, publicaron una venenosa biografía titulada El Chairman soy yo.

Como un joven delegado en una conferencia en Caracas, Jorge Mas Canosa pronunció su primer discurso: ''La delegación cubana no ha venido a este congreso con el fin de buscar aplausos, sino con el objetivo de decir la verdad y exponer los sinceros dictados de nuestra conciencia y nuestro corazón''. Esa sinceridad lo marcó hasta el fin. Ni los logros económicos ni el poder lograron desviarlo del camino que desde su juventud se había trazado. Creía firmemente en la fuerza de los ideales. Se aferraba con afán a las convicciones. Jamás se permitió caer en la tentación de la indiferencia.

Diez años después de su muerte he aprendido que la fe es el más preciado de todos los dones. Que la firmeza en las convicciones debe ser nuestra regla de oro. Que jamás nos perdonaría que dejáramos de ser intransigentes con aquellos que abusan de nuestro pueblo o que dejáramos de ser enemigos de quienes lo oprimen. Que como lo hizo él, para Cuba siempre tengamos ternura y desbordada pasión.

''La verdad siempre prevalece'', me repitió una y mil veces y hoy, como en tantas ocasiones, le concedo la razón. Hasta en los últimos instantes de su vida depositó su fe en el alma cubana. ``Solamente un alma cubana que se eleve por encima de todas las miserias humanas podrá hacer el milagro de devolverle a Cuba su libertad y de devolverle a Cuba la fe en la esperanza y la fe en el renacer del mañana''.

Pero el gran milagro es que su prédica vive en el alma de tantos cubanos que, habiéndolo conocido o no, han seguido la lucha por ver a Cuba libre. ''Los cubanos hemos perdido la marcha atrás, ni nos cansamos, ni nos rendimos'', solía decir con frecuencia. Esa llama arde en el alma de cada cubano que dentro o fuera de Cuba no ha renunciado al sueño de verla libre. A veces duele la soledad, pero su luz está siempre ahí, iluminando el camino.

El legado de Jorge Mas Canosa no descansa en la Torre de la Libertad, como fue su sueño. No importa, su legado está en el corazón de cada cubano que supo incorporar en sí mismo su vibrante prédica. Diez años después aún permanece intacta la política hacia Cuba que él logró forjar. Diez años después sigue creciendo la oposición a la que él ayudó a dar voz a través de la hoy desaparecida Voz de la Fundación.

Durante su último discurso, pronunciado el 13 de julio de 1997, que no fue más que su despedida, dijo: ''Las convicciones han podido más que los intereses y los ideales han podido más que la canallada''. En nada había cambiado aquel joven delegado que habló con su conciencia y con su corazón. Cuando llegó la hora de decir adiós, lo hizo con la frente en alto, como en la nota que escribió apresuradamente, rechazando el abuso y la humillación.

Después de su famosa comparecencia ante el Congreso en defensa del embargo, o el debate con Ricardo Alarcón, los cubanos le decían: ''Gracias, Mas Canosa, sentí que hablaste por mí''. Hoy los cubanos le decimos a Jorge Mas Canosa que fieles a su prédica, como lo hizo él tantas veces, juramos ante nuestra bandera, la de la estrella solitaria, que no nos vamos a cansar en el esfuerzo de ver a Cuba libre.

Comentarista política de Radio Mambí.