EL INFIERNO DE ALONSO
Por Juan González Febles
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Aurelio Alonso es jefe de redacción de la revista Casa de las Américas. En una entrevista que publicó el rotativo mexicano La Jornada, fechada el 17 de diciembre, volvió sobre el tema de moda: arreglar el modelo castrista
La entrevista aparece firmada por el corresponsal de este diario en La Habana, Gerardo Arreola. Parece imponer un patrón en las cabriolas políticas que vendrán. Al cabo de casi 50 años, Alonso y presumiblemente los grupos de poder político del régimen castrista, necesitan ¡reinventar el socialismo! Sorprendente.
Alonso afirma que “el perfil material del socialismo no se ha forjado de manera definitiva”. A través de las cuatro preguntas que le fueron formuladas, Alonso repite la misma matraca de que el socialismo y otras cosas harto conocidas tienen que reinventarse.
Aunque hace algunas concesiones, como cuando acepta que debe partirse “de la integralidad del fracaso”. No se arredra y vuelve una y otra vez sobre el viejo mantra de que no se trata de desechar lo que reconoce como fracaso. Alonso reafirma la salida socialista. Pero se contradice o quizás no, cuando afirma que “no hablamos del experimento fracasado”.
En alguna parte de la entrevista, el acucioso sociólogo afirma sentencioso que “no puede perderse de vista la necesidad de que la justicia social y la equidad estén en el centro de un nuevo modelo de desarrollo socioeconómico”.
Poco más adelante acepta implícitamente la existencia de una sociedad con desigualdades reguladas, en contraposición a las desigualdades no reguladas.
Para quien no conozca la praxis de la élite gobernante en Cuba, esto pudiera resultar confuso. Para el cubano de Cuba, no. Alonso nos dice con su trabalenguas sociológico, que no hay necesidad de cambiar mucho en Cuba.
Las injustas desigualdades existentes en la Isla están perfectamente reguladas a favor de la élite de gobierno. Como no se trata de eliminar desigualdades, si de regulación se trata, estas ya lo están. No estoy seguro si el Sr. Alonso contó entre sus “desigualdades reguladas” el hecho de que el Partido Comunista es el partido único de la minoría. Los más de 250 mil miembros de ese partido son aproximadamente el 2% de un universo de casi 13 millones de cubanos dentro y fuera de la Isla. No obstante, constituyen más del 96% de los 614 diputados que gobiernan a Cuba en la actualidad. ¡Eso si es regular la desigualdad!
En otra parte, habla con entusiasmo de una hermenéutica, “tan cuestionable a veces que estrechó hasta lo inconcebible”, aquello de “Dentro de la revolución, todo”. Este fue y es uno de los lemas más crueles y excluyentes del castrismo, si los hay.
Sobre la democracia, algo muy parecido. Como se dice por acá por Lawton, parte el alma y desfigura el rostro. Dice Alonso y lo cito: “El socialismo no puede existir sin democracia: quiero decir sin crearla, sin inventarla que no significa asumir la liberal como creyeron los artífices de la supuesta transición democrática”.
Hagamos un pequeño cálculo. Serían cincuenta años más para reinventar al socialismo y quizás unos 30 o quizás 40 años más para encontrar o reinventar la democracia. Todo esto sazonado con “desigualdades reguladas”, con aceptación de la ‘integralidad del fracaso’ y sin afirmar la ‘supuesta transición democrática’.
Creo que resulta comprensible que con estos truenos, la gente en Cuba se afane en mejorar los modelos de balsa disponibles y abandonar más rápido que aprisa, esto que podríamos llamar en justicia, el infierno de Alonso.
En todas las épocas, la gente aspira a vivir la plenitud de sus viditas. Ya sea con el favor de Alonso y de los suyos o sin él. Quien quiera reinventar algo que demostró fehacientemente su inviabilidad, que lo haga. Eso si, sin molestar a los demás con la ‘integralidad del fracaso’ y esa molesta e injusta reiteración de la misma cansada y aburrida matraca.
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